por Enara I. Dominguez | Feb 23, 2024 | cuerpo, cuerpo-territorio, Desmontando al Homo Economicus, ecofeminismo, viviendo en cíclico, ziklikoki bizitzen
*NOTA IMPORTANTE: Este es un texto un poco largo, por lo que, si prefieres leerlo en el ebook o imprimirlo, haciendo click AQUÍ accedes a la versión en PDF.
*NOTA IMPORTANTE 2: Este texto es una traducción-adaptación al castellano. La carta original es en euskera y esta creada desde la cooperativa Ara!Gorputz para una sesión especifica que realizamos en un grupo de filosofers de Irun (Bor-bor). Puedes leer el original haciendo click AQUÍ. (Eskerrik asko a mi dos queridas I-es por hacer posible algo tan bonito como esto <3 <3 maite zaituztet)
En Irun, febrero del 2024
Queride, Compa:
Primero de todo, gracias por querer dedicarle tu tiempo y tu atención a leer este texto. Somos conscientes de que ambas, hoy en día, son bienes escasos. Eso si, antes de que sigas queremos hacerte una petición: ponte comode. Te invitamos a que vayas a buscar algo que te haga sentir a gusto y en casa.
¡Ahora si, vamos allá!
Estamos en un crisis multidimensional, el paradigma antiguo no nos sirve y el nuevo aun estamos construyéndolo. Podemos decir con esto, que estamos atravesando una crisis de imaginación, dado que es realmente difícil crear lo que no somos capaces de imaginar. Es un tiempo-puente de muchas contradicciones e incertidumbre (¿o de posibilidades infinitas?). Dado que no sabemos a dónde ni cómo llegaremos, a veces, admitir que estamos perdides, es bien (¿cómo te sientes cuando estas perdide? ¿Estar sin un rumbo aparente puede ser revolucionario?).
Por estas (y otras) complejidades, suele ser común que estemos viviendo entre tensiones internas y externas. Identificar cuales son y nombrar las emociones, los sentimientos y las sensaciones que nos mueven, desde nuestro punto de vista, resulta imprescindible. Ante ideas que pueden ser contradictorias, entendernos, con otres y con nosotres mismes, es una buena manera de poner las bases para una revolución amable. Aunque tenemos mil razones por las que seguir enfadadas, nos hemos aburrido de estar cabizbajas y tristes. Por esto, estamos haciendo nuestro mejor intento para ponernos del lado de la Vida (en mayúsculas); para cuidar y proteger todo eso que (aún) esta vivo.
En estos años, gracias a las compañeras en resistencia de Abya Yala, hemos podido conocer, honrar y amasar desde nuestro contexto ubicado el concepto-regalo “Cuerpo-Tierra-Territorio”. Con esta carta, y acompañadas de las perspectivas de la Economía Feminista y el Ecofeminismo (de este-nuestro lado del charco), queremos hacer una aproximación de lo que supone para nosotras este triangulo como herramienta para anclarnos a la Vida. Tal y como tan bien nos muestra el iceberg con el que se suele presentar la economía feminista (arriba lo productivo y abajo lo reproductivo), los marcos son más anchos de lo que podemos ver a simple vista, y si escarbamos, siempre hay ‘algo’ un poco más hondo en lo que poner el foco.
Como bien dicen las Compas de Abya Yala, aunque los conceptos pueden ser leídos como tres (cuerpo-tierra-territorio), están profundamente ligados entre si, y no pueden entenderse por separado. O al menos, no deberíamo intentarlo. Los tres son lugares políticos, palpables, espacios vulnerables y los espacios que tenemos para vivir. Los tres (en relación) generan la base de nuestra cosmovisión, dado que ‘ahí’ es donde ocurre nuestro cotidiano. Mediante ellos es como, a cada instante, está realizándose la interdependencia y la ecodependencia. Pero en este tiempo capitalista, nos han llevado a olvidarnos del cuerpo, y en consecuencia, nos hemos olvidado de la tierra. O quizá sea al revés…
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Antes de seguir, una pausa. ¿Cómo estas? ¿Cómo esta tu cuerpo? ¿Cómo están llegando estas ideas a tu corazón? ¡¿Quizá necesitas un poco de movimiento?! Ale, aleee, arriba! AQUÍ tienes una canción tranquila para acompañar el movimientos, y AQUÍ otra más bailonga.
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El cuerpo, es el espacio propio que nos contiene. Donde podemos bailar y sentir placer (¡que poco hablamos de placeres, por cierto!). Es finito, vulnerable, necesita cuidados y tiene un ego. Somos mucho más que un cerebro al que, constantemente, le llega información. Para comprender-lo/-nos en su totalidad solemos hablar (mínimo) de 3 ‘niveles’: el físico, el emocional y el racional. Pero no olvidemos que los tres aspectos, o sea, nosotres mismes, somos interdependientes, y que, por tanto, todos tendrían que tener la misma validez y validación. En los tiempos que vivimos y por las construcciones que traemos, creemos que el conocimiento, el cuidado y la gestión del nivel emocional están infravalorados. ¿Tendrá que ver con que suele asociarse a lo femenino?
Consideramos que la Cultura Cíclica que vamos desarrollando a través de los procesos de conocimiento del ciclo menstrual, es una herramienta imprescindible tanto para la sanación individual como para la colectiva. Teniendo en cuenta las consecuencias que tiene para nuestra salud (también para la mental), la violencia lineal a la que somos expuestas diariamente, en las observaciones de nuestros ciclos encontramos un montón de claves para una cosmovisión más tierna. Además, no olvidemos que todes somos una menstruación que no llegó a su fin. Es decir, gracias al proceso del ciclo menstrual (o mejor dicho, del ciclo ovulatorio) es que estamos hoy aquí. Y creemos que esto es una razón suficiente para poner atención en este tema.
¿Cómo están nuestros cuerpos? ¿Cómo están nuestra tierras? ¿Y la Tierra? ¿Qué opciones tenemos en el día a día para pisarla y sentirla? ¿Y para trabajarla? Como decíamos, proponemos, como hoja de ruta hacía un Buen-vivir (para todes y ‘todo’), prestar atención a lo que (aún) esta vivo. La vida siempre encuentra rincones para seguir expresándose con generosidad y abundancia, como los árboles que, a pesar de vivir todo tipo de atrocidades, siguen dando el 100% siempre, y que decir de las hierbitas que crecen en cualquier arcén…
Podemos observar la tierra de maneras diversas: desde la que pisamos literalmente cada día, y que suele estar en gran medida tapada de cemento, y/o entendiéndola como el planeta vivo que es al completo. Sea como sea, a cada segundo, en ella crecen y se nutren tanto raíces palpables como simbólicas. Sin embargo, ocurre que, muchas veces, nuestras finas raíces son aéreas y tienen dificultades para obtener el sustrato necesario; en el nivel más físico por las condiciones de precarización que vivimos y en lo simbólico, entre otras razones, por ciertas maneras de pensar, ideologías y demás que hemos recibido de las generaciones anteriores.
Estamos capturades por la malvada división que supone separar la cultura y la naturaleza. En el centro y en la base de tal atrocidad se encuentran el antropocentrismo y el androcentrismo. Estas actitudes sistémicas, colocan a lo humano en el centro siempre (antropo-) y la que coloca especialmente al Hombre, con su mayúscula más hegemónica, (andro-). A veces, parece que hemos olvidado la importancia de los ‘demás’ seres sintientes con los que cohabitamos aquí en la Tierra. Entre estos, aunque los más visibles son los árboles y los animales no humanos, hay mucho más, como los micelios de los hongos o los ríos. Tenemos mucho que aprender de ellos, especialmente porque en la naturaleza se impone la colaboración, y ante una crisis de imaginación (aquejada de tristes soledades) como la que estamos atravesando, todas estas formas de vida, son referentes llenos de conocimiento colaborativo. Tenemos cientos de redes alrededor que crean y fomentan vida, y queremos subrayar la importancia de conectarnos a ese cooperativismo salvaje tan inspirador. Creemos que para salir de los bucles del antropoceno, es imprescindible aprender a mirar las redes que ocurren más allá de nuestra especie. Porque la naturaleza es mucho más que el aire fresco que nos dan ‘las escapadas’ al monte. Nosotras misma somos naturaleza. Sí, tu también eres naturaleza.
La Biosfera es ‘quien’ nos proporciona las condiciones para que los ecosistemas se mantengan vivos. Aunque normalmente hablamos de la Tierra, el aire y el agua son parte fundamental de la ecuación. Y cabe recordar, que los niveles de contaminación tienen un efecto directo en nuestros cuerpos y en ese todo del que somos parte. Podemos crear la fantasía de la división entre tierra / agua / aire, pero no deberíamos olvidar que todas las formas de vida que habitamos (humanos, animales no humanos, plantas…) estamos protegidas por la biosfera y que compartimos las condiciones de estos elementos.
Nos gusta mucho la palabra “comunitario”, ¿verdad? La belleza que emana la sentimos con la misma grandeza que el reto que supone. En este sentido, los bosques son inspiración para nosotras. Aunque la realidad que allí podemos observar puede parecer caótica, es una organización extremadamente efectiva para sostener y promover la vida diversa y de múltiples especies en convivencia. Y sí, estaría bien que en nuestras comunidades también consideráramos los seres no-humanos que, los veamos y tengamos en cuenta o no, habitan junto a nosotras.
En la medida en la que somos comunidad, seguimos aprendiendo durante toda nuestra vida. Estamos seguras de que lo que has aprendiendo fuera del cole (o de los estudios denominados ‘oficiales’) ha tenido mucha relevancia en quien eres hoy. Por esto, proponemos cuestionar (e incluso, subvertir) las metodologías y epistemologías tanto del sistema educativo como de ‘las demás’ maneras de formarnos que utilizamos y/o promovemos. La pedagogía feminista y popular dice que todes tenemos algo que aprender y que enseñar, y si es más allá de nuestros cerebros, mejor.
¡Queremos cooperativizar todo! 😉 peeero, ¿queremos seguir trabajando a toda velocidad? ¿qué opinas de la ‘alta productividad’? ¿Es positivo decir que estamos ‘a tope’? ¿Seguimos en las lógicas de la acumulación? ¿Tenemos mecanismos para poner el freno de mano a estas cuestiones? ¿Hemos hablado suficiente sobre nuestros patrimonios? ¿Y sobre las herencias? ¿Y sobre el dinero?
Cada día le dedicamos un montón de tiempo y energía al empleo. ¿Tiene sentido que esté en el nucleo mismo de nuestras vidas? ¿Y que tenga tanta influencia en la generación de nuestra identidad? Además de todo esto (o en el núcleo mismo de la cuestión), creemos que seguir construyendo puentes entre lo productivo y lo reproductivo es urgente. Salir de la propia dicotomía que estos dos conceptos nos ofrecen, también.
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Te proponemos otra parada. Date un par de minutos para mirar por la ventana, al cielo, por ejemplo. Toma aire y suéltalo. Con calma, no hay prisa de nada. Te proponemos ESTA canción para que te acompañe a conectar con lo que esta vivo.
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Queremos darle una vuelta a ciertas formas de pensar que se esconden tras el lenguaje, quizá entre los espacios en blanco de entre las letras. Por ejemplo, cuando nos sale hablar de ‘recursos naturales’ podemos traer al corazón la idea de ‘bienes naturales’, y los ‘servicios’ de los ecosistemas podrían ser nombrados como ‘regalos’, la ‘fertilidad’ (de la tierra, de los úteros) pareciera algo gratuito también… ¿Tienes en mente alguna otra frase antropocentrica?
Estamos llegando al final de este viaje. Gracias por haber llegado hasta aquí. Pero antes de despedirnos, nos gustaría prestarle un poco de atención a la atención: Cada día llegan cientos de estímulos a nuestros cansados cuerpos, y además, generalmente no tenemos el tiempo para la pausa y para el silencio, que son quienes nos ayudan a procesar y digerir ‘todo esto’. Así consideramos que tener esto en cuenta e ir generando estrategias para un caminar más lento y armónico, puede ser una buena costumbre.
Quizá, algunas (o todas) las ideas aquí recogidas te han parecido muy básicas. Y es que, lo son. Pero a veces, ocurre que para no olvidar lo importante esta bien volver a la base. Este suelo (deseamos que nutrido) es el lugar en el que estar en conexión con el Buen-vivir. Ahí, cerca de las raíces es donde podemos crear el espacio, para que las hojas que son relatos nuevos y renovados nazcan sanas y alegres.
Recuperemos la atención y sigamos aprendiendo (también) de todo eso no-humano. Abramos todos los sentidos, amigi, y sigamos caminando juntas, cerca.
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Una ultima canción para terminar: ESTA, y no te olvides de mover el cuerpo! 🙂
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Recibe un tierno y apretado abrazote, compa,
Ione F. Zabaleta & Enara I .Dominguez
(Ara!Gorputz koop.)
Pd: En este texto no han sido recogidas citas ni referencias, sin embargo, a continuación encuentras (casi) todo lo que para nosotras ha sido inspiración en la escritura de este texto.
Bibliografía:
Partiendo de lo realizado por nosotras 😉 …
…hacia otras maravillosas inspiraciones!
Libros
- Devenir animal, David Abram
- Como (no) hacer nada, resistirse a la economía de la atención. Jenny Odell
- El clamor de los bosques, Richard Powers
- Una guía sobre el arte de perderse, Rebecca Solnit
- Feminismo post-humano. Rosi Braidotti
- Diseñando culturas regenerativas. Daniel Wahl
- Cuando todo se derrumba. Pema Chodron
- Vivificar. Andreas Weber
- Una trenza de hierba sagrada. Robin WallKimmerer
- Aun no se lo he dicho a mi jardín. Pia Pera
- En busca del árbol madre. Suzanne Simard
- El amanecer de todo. David Graeber & David Wengrow
Audio-visuales
Otras inspiraciones (‘otras’, pero imprescindibles)
- Practica de Taichi (Manu Hermida)
- Cursos de gestión emocional (Oscar Argumosa)
- La perspectiva astrológica y especialmente el ciclo sinódico (y somático) de Venus (Paula/iLe)
- Talleres de Ternura (Aingeru Mayor & Maite Higuero)
- Todo el trabajo de Mariana Matija (Ser Tierra)
- Todo el trabajo de Erika Irusta (El camino Rubí, La comunidad Soy1Soy4 y Casa Liken)
*La imagen de este post es mía. Puedes ver más imágenes en la Galería.
por Enara I. Dominguez | Ene 6, 2024 | enara, inspiración, proyecto, viviendo en cíclico, ziklikoki bizitzen
¡Aunque el proyecto haya mutado, no hay porque perder las buenas tradiciones! (encuentras los post de inspiraciones de años anteriores en los siguientes enlaces: 2017, 2018, 2019, 2020 y 2022).
Recapitular me fascina, me ayuda a integrar y a repasar lo rico de lo que he sido nutrida. Este 2023 ha tenido una característica imprescindible para que este proyecto siga vivo, y si tendría que ponerle un título sería algo así como «Verde que te quiero Verde«. Esto también se ha visto reflejado en el cambio de la web, del logo y en la deriva de los post que he publicado (puedes leerlos aquí).
Y para esta nutrición-vegetal (y otras más humanitas), han sido de gran inspiración los recursos que te comparto a continuación. Entre estos encuentras libros, audiovisuales, podcast y proyectos interesantes que, ojalá, tengas el tiempo de leer o escuchar, e integrar suave y gustosamente. Aquí van:
LIBROS INSPIRADORES
Este año he leído mucho. Más que nunca, diría. He sido capturada por lecturas que me han llevado a des-velar mucho sobre el mundo vegetal (¡y todo lo que aún late!) y a poner atención en su importancia, también otras, más humanas, que me han ayudado a seguir encontrando pistas en el camino hacia el Buen-vivir. Aquí tienes la lista con mis recomendaciones:
- Devenir animal, una cosmología terrestre (David Abram): Mi favorito y el que diría me ayudó a dar comienzo a una nueva etapa en mi manera de ver el mundo y la Vida. Es una delicia que un ensayo pueda ser contado con una narrativa tan tierna. Te lo recomiendo mucho.
- Feminismo PostHumano (Rosi Braidotti): Académico, aunque asequible. Un feminismo más allá del androcentrismo es posible y Rosi te lo cuenta.
- El clamor de los bosques (Richard Powers): Mi segundo favorito. Un pequeño spoiler para que no te pase lo que a mí: No son relatos, es una novela.
- Manifiesto de las especies de compañía (Donna Haraway): Sabemos que leer a Haraway nunca es ‘sencillo’, sin embargo, este corto ensayo me dijo mucho en no demasiadas páginas.
- Cuando todo se derrumba, palabras sabias para momentos difíciles (Pema Chodron): Te lo super recomiendo. Si la vida sigue tan incierta como durante estos últimos tiempos (que no se por qué me da que así será), creo que lo leeré una vez al año, jejeje.
- Vivificar, una poética para el antropoceno (Andreas Weber): Maravilloso ensayo en el que el autor amplía este inspirador concepto de ‘vivificar’.
- Una trenza de hierba sagrada. Saber indígena, conocimiento científico y las enseñanzas de las plantas (Robin Wall Kimmerer): Montones de saberes ancestrales relatados en una bella y cuidada narrativa. Lo leí en verano y me resultó una lectura gustosa para tiempos en calma.
- Aun no se lo he dicho a mi jardín (Pia Pera): Novela autobiográfica dura, conmovedora y muy tierna. Pia cuenta sus últimos meses al cuidado de su jardín (spoiler que se sabe en cuanto lees la contraportada: antes de morir).
- Una guía sobre el arte de perderse (Rebeca Solnit): Un libro caótico y fabuloso en el que la incertidumbre de la vida es lo central y el hilo conductor.
- El amanecer de todo. Una nueva historia de la humanidad (David Graeber & David Wengrow): Lo acabo de comenzar a leer y me está resultando esperanzador. Lo he comenzado tras una interesante reflexión con una compa sobre el famoso libro ‘Sapiens‘ que había empezado a leer (por si acaso has pensado en leerlo, antes de que empieces, te recomiendo que leas esta critica sobre este libro que se ha convertido tan sospechosa y rápidamente en mainstream aquí). Ella me dijo que cuidadín con Harari, que es un manipulador de los nuevos tiempos, y me recomendó este como lectura ubicada sobre la historia de la humanidad. Me ha recordado a nuestro DAI (*), ya que está escrito a 4 manos y han recorrido un camino de 10 años para completarlo.
- Euskaraz (en euskera) Karmele Jaioren ‘Musika airean’, ‘Hamabost zauri’ eta ‘Amaren eskuak’ irakurri ditut, asko gustatu zaizkit hiruak. Leire Milikuaren ‘Lur gainean. Itzal azpian’ saiakera ere oso ederra eta beharrezkoa da!
(*) DAI es el nombre cariñoso que le pusimos a nuestra criatura-libro «Desmontando al Homo Economicus. Postales desde Isla Ternura«.
*Nota 1: Este año, por primera vez, he llevado un registro de libros, ¡y me ha encantado hacerlo!
*Nota 2: Encuentras muchos (muchísimos) libros en formato ebook en el bot de Telegram: Biblioteca secreta (lo encuentras poniendo esto @BibliotecaSecretaMNBVBot en el buscador de Telegram). Y recuerda que nutrir también económicamente la cultura local y artesana es muy importante.
*Nota 3: Considera que, además de poder comprar libros en tu librería de barrio, también puedes hacer ‘desideratas’ (pedir que los compren) en tu biblioteca más cercana. Yo este año he llenado la de Irun de muchos de los títulos que te comparto 😀
PODCAST y DOCUS INTERESANTES
- Podcasts sobre ecología y más: ‘Pensamiento espiral‘, ‘Volvámonos verdes‘ y ‘Canasto herbal‘. Todos magníficos y muy recomendables
- Podcast feministas: ‘Deforme semanal ideal total‘ y ‘Maldito Bollodrama‘. El primero es un clásico por aquí. Lo sé. Pero me sigo echando muy buenas risas con Lucía Lijtmaer e Isa Calderón. Y el segundo, aunque me habían hablado de él, no ha sido hasta este año que he empezado a escucharlo. ¡Son unas majas! Y es que, además, hablan de tantos y tantos temas que he vivido en carne propia…
- Podcast ‘Tú me inspiras, un podcast venusino‘ 😉 De este ya te he hablado antes, jejeje. ¡Es nuestro podcast! Mi querida iLe y yo hemos estamos poniendo Voz humilde y somática a este pétalo de Venus*Leo.
- Documental ‘La genialidad de los árboles‘. Los árboles son una genialidad, y queda claro en este magnífico documental.
- Documental ‘El fracaso del éxito‘. Sobre finanzas (y la importancia de que sean éticas), supuestos éxitos de nuestros días y dinero.
- Video ‘¿Qué significa realmente la Inteligencia artificial?‘ (Jaime Altozano). Me encanta este tipo, y si te da curiosidad esto de la IA, te recomiendo mucho este vídeo.
- Video ‘El increíble viaje de las plantas‘ (Stefano Mancuso). Un viaje fascinante por los superpoderes de las plantas.
- Video ‘El poder del cuerpo sobre la mente‘ (Nazareth Castellanos). Me gusta mucho lo buena comunicadora que es esta chica, y los temas que trata son top.
PROYECTOS NUTRITIVOS
- Ser Tierra. Laboratorio sensible para aprender a cuidar la tierra que somos. Este es el Patreon de Mariana Matija, en el que participo desde comienzos del 2021. Un lugar-casa con narrativas maravillosas.
- Casa Liken (Antes Soy1Soy4.com). Este ciber-hogar que llevo habitando desde hace 7 años ha mutado, pero sigue siendo igual de cálido.
- Wimblu Magazine, es un proyecto de divulgación ecologista (y mucho más) precioso. En él encuentras artículos, videos y podcast, todo muy cuidado, cocinado a fuego lento y llenito de cariño.
- YLaVida. Paula Vives, como también te he contado en otras ocasiones, ofrece procesos y acompañamientos de astrología, con círculos de personas lindas y con una Voz muy inspiradora.
- Canal de Telegram de ‘Viviendo en cíclico-Ziklikoki Bizitzen’. Hace ya unas semanas que decidí abrir un canal de Telegram para este proyecto. Estoy muy contenta con la acogida que está teniendo 😀 ¡Vente, Compa!
Y para terminar, te dejo por aquí este maravilloso poema de Anamaría Mayol, compartido a través del canal de Telegram de Lidia Luna «Narrativas y otras lunas«:
«Tal vez antes de ser mujer
fui árbol en algún bosque
y mis ramas crecían hacia el cielo
siempre intentando ver
el horizonte y estuve allí por siglos
enraizada
aferrada a la tierra
bebiendo el cielo
habitada de pájaros y estrellas.
Tal vez antes de ser mujer
diseminé retoños
dejé semillas
y el viento fue mi amante
en los silencios
mi piel era corteza
mis colores símbolos
del transcurso del tiempo
en crecimiento.
A veces pienso en ello
y el bosque
no es un lugar extraño.
Tal vez antes de ser mujer
fui árbol en algún bosque
aún siento el latido de la tierra
en mis venas
y hay días que regresan los pájaros
y anidan.»
Seguro que durante este 2023 tú también te has inspirado con diferentes regalos-recursos. ¿Nos los compartes en los comentarios para que sigamos abonando juntes la Tierra? 🙂
*La imagen de este post es de Jennifer Parks.
por Enara I. Dominguez | Oct 11, 2023 | cuerpo-territorio, ecofeminismo, emociones, viviendo en cíclico, ziklikoki bizitzen
Quiero volver a Casa. ¿Dónde es esto? ¿Por dónde se va? Solo puedo seguir este latir interno. Pum-pum. Pum-pum. Es esa sensibilidad que se expresa de maneras diversas (clamando latido-otro) que han intentado arrebatarme tantas veces, la que me guía. He probado muchos caminos ‘de vuelta’, y observo una y otra vez que solo hay una dirección posible: ‘para dentro’ y ‘para abajo’. Más adentro y más abajo. Enraizándome hacia el corazón de un Todo que, aunque pueda sonar místico, en realidad puedo pisar y tocar cada día cuando bajo a saludar a los árboles del barrio. Porque (también) soy una planta que busca nutrición, que se reverdece o se marchita en otoño y en cada Premen. Quizá sea (también) una amapola primaveral como me dice mi Abueli desde siempre.
Hace un año que empecé a balbucear esta idea, y he empezado este texto tantas veces como retoños salen con los primeros días de calor. Ninguna palabra puede nombrar un sentimiento tan complejo como este. No consigo las frases ni los títulos que logren expresar lo que quiero. He deducido que esto que torpemente tecleo pertenece al misterio mismo de la Vida, y que es un saber ancestral que los árboles (conectados todos ellos) guardan con recelo bajo capas y capas de mullido suelo. Sin embargo, como dice mi profe de taichi, continuar haciendo el mejor intento es lo más que puedo hacer.
Saco entonces mis dedos-ramillas y aquí va el mío.
Nos plantaron en tiestos pero seguimos recordando
Observo día a día los tiestos de mi balcón. Tan verdes y alegres, tan agradecidos siempre. ¿Qué pueden hacer las plantas aquí? En realidad, hacen todo lo que tienen que hacer (entre ‘sus funciones’ una es alegrarme la vista-vida, por cierto), excepto, relacionarse con otras plantas desde las raíces. Y nosotres, ¿qué podemos hacer en los tiestos en los que estamos?
Hace tiempo que le doy (mil) vueltas al tema de la no-maternidad (te contaba sobre ello aquí, pero no he terminado de exorcizar el tema…). Un día, sentadas en el balcón viendo atardecer con las plantas como testigo, y hablando de este tema, pude intuir que para poblar el tiesto-propio conocido también como familia nuclear, la manera hegemónica/normativizada es tener criaturas. En realidad, parece ser que la única manera posible es crear/criar criaturas. Pero, ¿acaso no hay otras maneras de que crezca vida bajo mis pies y de que nuestros tiestos se ensanchen?
Por suerte sabemos que (y tenemos referencias sobre) la mutación que las relaciones interpersonales (y de conexión con todo lo que está vivo, que por cierto, es mucho más de lo que era capaz de ver hasta hace poco) están viviendo en los últimos tiempos.
Hablamos de relaciones no-monógamas, de redes de cuidado, y hasta de polos cooperativos. Quizá ha sido así siempre, porque todes, de siempre y todo el tiempo, mientras vivimos esta realidad encarnada, anhelamos un tiesto más grande, más hermoso, con piscina o vistas al mar. Y es probable, que también anhelemos la compañía de otras personas/plantas/seres sintientes con las que trenzar nuestras raíces para nutrirnos y convivir. Porque no hay duda, la Vida es conexión.
(Un breve pero importante paréntesis: Obvio que no todos los tiestos son iguales. Podría hablar de la metáfora de los tiestos-casa en los que vivimos largo y tendido, de como hay tiestos de plástico con tierra reseca por las condiciones de vida precarizadas, y como otros son de mármol con un diámetro de más de 2 metros. Esto lo pudimos ver bien durante la pandemia. Unos de los que nos echan cuando nuestro contrato de alquiler se rescinde por la turistificación, y otros en los que cabría toda una plantación de pinos. No quiero alargarme, pero no quería dejar sin nombrar esto).
De anhelos que pueden ser impulso y otros con los que hay que aprender a vivir
Aceptar es el gran verbo al que aspirar, mientras, todes solemos anhelamos ‘algo’: estar de una manera o de otra, tener esto o aquello, viajar, distraernos, tener una ‘buena vida’, incluso sin saber bien qué significa. Todes anhelamos amor, amar y ser amades, probablemente todo el tiempo. Algunos de estos anhelos nacen de nuestras heridas infantiles (queremos eso que nunca nos dieron), otros se crean de la terrible comparación (y acumulación) cultural que sostenemos, y otros, son inspiración, nutrición de tus raíces a las mías.
De esos aromas carentes o inspiradores, de esos anhelos con olor a verano que termina, seguramente, es desde donde nacen nuestros deseos más profundos, y de estos deseos se generan los impulsos para accionar en esa dirección. ¡Esto es buena señal, si hay deseo, hay impulso y esto significa que seguimos vivas y verdes!
Sin embargo, hay otros anhelos con los que hay que aprender a convivir. Y este de ser bosque que te traigo, en tiempos del capitalismo zombie e individualidades como estamos (y un poco carentes de habilidades sociales, al menos yo), es uno de ellos. No siempre es posible que un anhelo se convierta en realidad, pero el intento merece la alegría, da ‘un’ sentido a la vida y esto es lo que como humanites buscamos sin cesar.
Ahí está el impulso. No seremos bosque, pero nutrir la tierra bajo nuestros pies (literal o metafóricamente, ¡o ambas!), me parece una motivación maravillosa para seguir caminando y sembrando/polinizando/inspirando Vida.
“En el bosque no hay árboles, solo hay bosque”
El bosque nos espera, recordar nuestro ser animal y nuestro ser vegetal es el camino que se ha abierto ante mí en este último tiempo, y sinceramente, me tiene tremendamente polarizada. Siento un fuerte entusiasmo por percibir y proteger e incluso conservar/replantar vida (mucho) más amplia de lo que nunca imaginé (y mucho más allá de lo androcéntrico que tan agotado percibo), y también el duelo triste y amargo de tanto que muere y desaparece ante una impotencia que se hace bola en el estómago y lágrimas saladas en los ojos.
El neoliberalismo camuflado en el famoso sistema del bienestar (y estos tiestos en los que estamos metides), trajo la perdida de múltiples conexiones (y de habitats, y de especies, y de mucho más que aún no sé ni nombrar), cortando micelios y raíces, destrozando ramas y flores que tocaban a otras, individualizando comunidades y haciendo que cientos de saberes quedaran enterrados, y a veces pienso que el objetivo principal de las necropolíticas (o políticas que incitan la muerte) de nuestros tiempos, siguen siendo continuar alejándonos más y más de todo lo que aún late. Parece que quieren que seamos plantas de plástico que cogen polvo en la esquina de cualquier salón.
Yo siento que igualmente, seguiremos anhelando ser bosque, porque bosque es lo que somos. Y me gusta saberme anhelante y acoger este sentir que, aunque pueda parecer contradictorio, tanta vida me insufla.
En estos últimos meses tengo un mantra nuevo. Es el que tan magistralmente nos recuerda Richard Powers en su maravillosa obra ‘El clamor de los bosques’: “En el bosque no hay árboles, solo hay bosque”. Las conexiones están ahí, aquí, todo está conectado, aunque no seamos capaces de verlo. ¡No lo olvidemos!
Ya no existen (por estos lares) bosques originarios, pero la vida sigue brotando
Hace poco que descubrí esto, y lloré. Por mucho que nos empeñemos en romantizar lo que fue, ya no es. Y no será. Podrá haber nuevas utopías poéticas (en estas estamos), pero todos los bosques de Euskal Herria (e imagino que también de muchos otros territorios), están tocados por la mano del Hombre (en su mayúscula hegemónica).
Sin embargo, la magnífica noticia es que el derroche y generosidad de la Vida que crece en cualquier rendija y rotonda, cerca de cualquier carretera o fabrica, sigue su curso imparable.
Su capacidad de dar incondicionalmente y la grandeza de sabernos parte de ello, nos da la oportunidad y (puede darnos) la inspiración para seguir sabiendo que también somos ese amor-vida que brota en cada arcén y que se expresa en esa compasión que tanto requerimos (también y primeramente) hacia nosotras mismas. Incluso aunque vayamos a seguir plantadas en tiestos.
Desde ahí, acogiendo (y duelando) la perdida de lo que ya no será más, de esas especies vivas que desaparecen cada día, podemos seguir reuniendo las fuerzas para plantar ahora lo que, quizás algún día, sea un (renovado) bosque originario (del siglo XXI).
Hay un dicho arbóreo que dice: ¿Cuándo es el mejor momento para plantar un árbol? Hace 20 años. ¿Y el siguiente mejor momento? ¡Ahora!
Mientras, yo estoy optando por salir del tiesto (física y emocionalmente) cuanto puedo, y gozar, compartir y hacer la fotosíntesis en el bancal de mi grupo de compas o de nuestra red de cooperativas. Estoy segura de que estas semillas simbólicas (y/o reales) traerán retoños en dirección a la Vida (más allá de lo cansinamente humano y racional), y que tendrán sus frutos (simbólicos y tangibles) en la dirección óptima para que la Vida (con su mayúscula que mira hacía el cielo buscando la luz) siga brotando.