Maternidad: Partir del No

Maternidad: Partir del No

Antes de ponerme a teclear el proceso que me ha traído a la enunciación de este escrito (que es lo que haré en las próximas líneas), he de decirte que mi reflexión (como muchas otras) viene alimentada, nutrida, expandida (y acogida) por eternas horas de conversación con Compas de mi coñazón, y concretamente en este caso, fue en un (esclarecedor) hilo de la comunidad Soy1Soy4 en el que la cabeza me hizo boom! y pude comprender lo que (me) ocurría.

También quiero aclarar que es un tema profundamente complejo con el que se (me) abren un montón de recodos oscuros llenitos de contradicciones (bastantes de estas, poco escribibles, (me faltan palabras) además) y que la intención de este post es abrir el debate y auto-afirmar mi camino y mi decisión.

Esto de la maternidad puede parecer demasiado íntimo (en cuanto a circunstancias, bagajes, vivencias, etc.) y es por esto justamente, por lo que me parece (revolucionariamente) político que lo hablemos hasta la saciedad. Sobre todo porque es una decisión que determinará radicalmente toda nuestra existencia. Vale, si, no soy madre, pero tengo fuertes y cercanas evidencias de que esto es así.

 

Destino (único): Madre

Este año exactamente hará 21 años que comencé a ciclar. Y aunque diría que de forma consciente llevo como 18 años cuestionándome el tema de la maternidad, supongo que por género y construcción social, es algo que llevo muuuuchos más años rumiando dentro de forma no-consciente. Seguramente desde que nací y me vieron la rajita, es algo que vive en mí.

Mi relación de pareja desde hace muuuuchos años es con una mujer. Y sinceramente, creo que si no fuera por nuestro ‘ser/estar lesbianas’ y en consecuencia de que no podemos generar un bebé en una noche loca cualquiera, intuyo que ya sería(mos) madres. Durante años exploramos todas las posibilidades (en cuanto a lo técnico y también a lo emocional), luego ella decidió que no y hoy en día pues… (sigue leyendo).

En estos últimos años además, teniendo en cuenta que las treintañeras (casi cuarentañeras) de mi quinta (o cercanas) están pariendo, he visto que este gran interrogante se ha manifestado a lo largo y ancho de todas mis células, haciendo que se tambaleen mis cimientos, poniendo en evidencia la magnitud (complejidad, contradicciones y demás) de la decisión en sí.

Pienso en la cantidad de horas que abre(mos) pensado, balbuceado, hablado del tema, y en cuántas habrán sido para cualquier chico de los que iban conmigo a clase en el cole. Me siento afortunada de haber podido cuestionármelo (taaaaantooooo) con amigas-inspiración, pero pienso en qué hubiera pasado (que pasaría) si todos estos minutos nos los hubiéramos dedicado a nosotras, a cada una, y también a construir juntas esas otras realidades culturales que decesitamos.

 

Lugar (ecosistema para ello): Esta Cosa Escandalosa

Todas tenemos claro que al sistema capitalista, neoliberal, heteropatriarcal, machista… (Esta cosa Escadandalosa, vaya!) le interesa que nos reproduzcamos. Esta es “la misión” en la vida de cualquier (buena) mujer-mujer (así con copyright). Sin criaturas, la producción caería y con esto, la acumulación del capital vería mermada la velocidad de la rueda del “desarrollo”. Dicho de forma simplista, sin reproducción no hay mano de obra. Por lo que nuestra “fertilidad”, ya de base, está fuertemente enraizada en la construcción (y sucesión) ‘Homo Economicus’ que llevamos dentro.

Bajo mi punto de vista, Esta cosa escandalosa no ha generado NUNCA unas condiciones dignas para la reproducción ni para la crianza, y que decir si tenemos en cuenta el momento histórico que vivimos… Necesitamos un ecosistema (de cuidados) acorde a todo lo que esta decisión supone. “Maternar es político” que dice reiteradamente mi querida C. en redes. ¡Y la razón que lleva!

 

Idea (abstracta): El deseo de maternar

Soy consciente de la dificultad tangible de este enunciado. Sé que habrá tantas vivencias como personas (me lean), entonces me (te) pregunto: ¿Dónde está (para ti) este famoso deseo? ¿Dónde se (lo) siente(s)? ¿Cómo se (lo) siente(s)? ¿Cuándo se (lo) siente (sentiste) por primera vez? ¿A raíz de qué?

Sabiendo de la conquista que han realizado sobre nuestros cuerpos-deseos (más aun de las leídas como mujeres*), es imprescindible sospechar la relación de esto (que sentimos) con el objetivo capitalista de que la rueda siga girando “como siempre”.

No tengo respuestas claras en cuanto a esto del deseo de la maternidad. Ninguna. Lo abstracto de los sentires, de creerme, de validar(me) me tiene siempre en vilo… He sentido varias pulsiones en estos años, pero ninguna lo suficientemente clara como para decir ‘Si, quiero’.

 

Alternativa (decidida hasta que me quede sin ovocitos): Nuligestante (de bebés)

Como dato y como palabra que nos hemos agenciado para la resignificación (y para reírnos sanamente de cosas tan serias y solemnes como esta), hace poco mi querida I. fue a la gine y vio que en su expediente ponía que es Nuligestante. Es decir, que nuestra deriva ginecológica se escribe en relación a si hemos gestado (o no).

Hace ya unos años que mi decisión es no maternar. Además de que no me acabo de creer (ni de sentir) esto del deseo maternal, y de que considero que el sistema no es un ecosistema apropiado para traer (más/nueva) vida, mi vida (de adulta responsable que está aprendiendo a relajarse y a ponerse en el centro) está divertida y llena de viajes emocionantes en forma de encuentros, proyectos y escritura (¿he hablado de nuestro libro hoy? 😉 ), por lo que así, está bien.

Hay algo dentro que me dice que el famoso NO, no podrá ser “definitivo”  hasta que me quede sin ovocitos, que por más que lo tenga decidido, la opción a que finalmente sea Si está ahí. Siempre. Por lo que he decido acogerlo por medio de este enunciado: Será un NO en resistencia gustosa y decidida, hasta que sea un NO por plenopausia/menopausia.

 

Maternidad: Se puede partir del NO

La cabeza me explotó, como te decía al comienzo, el día que E. dijo que partíamos siempre del ‘sí’, y que era la deconstrucción/cuestionamiento de este SI (rotundo y con mayúsculas, tan inserto en nuestras bragas y en nuestro imaginario colectivo), lo que cada una podíamos hacer para finalmente decidir. Sin embargo, partiendo del ‘sí’, el ‘no’ es la opción perdedora, ¿¡verdad?! Si partiéramos del NO, y decidiéramos que NO, podríamos simplemente sentir validado nuestro deseo y fin del asunto.

El ciclo menstrual, el ciclo ovulatorio, el ciclo ovocitario (que es realmente como deberíamos nombrarlo dado que ovulo es como se llama cuando el ovocito SI ha sido fecundado) es la muestra de que la “fertilidad” puede dar vida y también puede dárnosla a nosotras mismas. Que podemos decidir maternar y también podemos decidir no hacerlo. Y ambas opciones son bien.

Creo que al igual que no partimos del ‘sí’ para tantas y tantas cosas que determinan nuestra realidad, aquí también deberíamos comenzar a partir del ‘no’. Porque quizá ese ‘no’, pueda darnos nuevos lugares para apostar por esos (otros) deseos que seguro que existen debajo de ese (supuesto, en mi sentir) (en)gran(decido) deseo de la maternidad.

 

Y tú, ¿Cómo lo llevas? ¿De dónde partes? ¿Cuál ha sido tu camino y tu decisión?


*La ilustración de este post es de Laura Arias.

Cosmovisión Cíclica

Cosmovisión Cíclica

Puedes escuchar aquí el audio-artículo (o podcast!):

*Este artículo es una traducción del original que escribí en euskera para el portal Etzi.pm. Puedes leerlo, AQUÍ.


No visualizo bien el principio. Suele decirse que es el verbo. En mi caso, era la soledad (emocional). Quizá la ausencia misma de este. Fue el ciclo menstrual lo que nos llevó a encontrarnos, a encontrarme, aunque poco después me di cuenta, de que aquello era la puerta hacia un nuevo universo.

La palabra Comunidad me alejó al principio, aunque sabía que allí podría encontrar sitio, un sitio. Quizá incluso uno hecho a mi medida. Sé que en aquel momento tenia poco acuerpada esa (gran) palabra y su definición. ¿Qué significa comunidad? En algún lugar de mi cabeza aquello resonaba con lo hippie, incluso la palabra secta revoloteaba por ahí. Re-signifiqué esto por primera vez en la comunidad pedagógica y virtual dedicada al ciclo menstrual (soy1soy4.com). Comprendí aquí este, y otros tantos conceptos, vivencias y trozos de mi misma. Después de 7 años de trabajo, la pedagoga menstrual Erika Irusta, decidió abrir un espacio-plataforma tierna, slow-social y calentita en donde compartir (de ella hacia nosotras y al revés) es, fue y sigue siendo el objetivo.

Han pasado 4 años desde entonces y ahí seguimos creando eso que llamamos Cultura menstrual, difundiendo la palabra, el verbo. Abriendo y compartiendo temas, procesos, heridas, vivencias. Solemos decir que sentipensamos la vida…

Somos seres bio-psico-sociales. Esto, lleva la experiencia de ser un cuerpo menstruante mucho más allá de lo fisiológico. Muchas han sido las cosas que se han revelado ante mis ojos, mi cabeza y mis tripas (también dentro de estas), entre otras que es difícil (y muy doloroso) habitar un sistema lineal siendo cíclicas. Absortas en el productivismo somos esclavas del tiempo y esto nos hace vivir en silencio, con vergüenza y escondiendo (todo lo que podemos) los daños/dolores normalizados que esta violencia lineal nos genera.

El centro de nuestra época es (parece ser): La prisa, el capital y su acumulación, lo racional, la acción, la fuerza, y siendo mujeres* además (la obligada) maternidad. Y danzamos con estas características también, por supuesto que sí. En mi caso, las siento sobre todo en la fase preovulatoria y en la ovulación. Más o menos durante 10 días. ¿Pero qué ocurre con las otras dos fases? ¿Dónde están los otros 15-17 días de ciclo restantes?

El sistema no quiere nuestra premenstrual y la misma menstruación. Las odia. Son lo contrario del Homo Economicus, antagonistas. En estas fases el cuerpo pide ritmos calmados, también nos invita a que miremos hacia dentro, para así poder darnos cuenta de las heridas que nos habitan y acogerlas. Nos pide descanso, calor, que le hagamos caso a la intuición… Pero estas características no son productivas para el capital. Por tanto, son desechadas. Y en consecuencia nosotras también las preferimos lejos, muy lejos. Pero, esto no es posible. Somos nosotras, están dentro de nuestra danza hormonal, las veamos (o no), las sintamos (o no), las acojamos (o no)… ahí están. Son tu, son nosotras. Y bajo mi punto de vista podemos aprender mucho de ellas (de nosotras en estos días). Estas dos fases contienen las claves para cambiar la cosmovisión del mundo. Lo digo con rotundidad.

Estando fuera de esta linealidad destructiva, mi apuesta es aprender a vivir en la periferia. No más guerras por llegar a la punta del iceberg. No habrá sitio para nosotras allí. Y la verdad, yo no quiero un lugar ahí. Estoy contenta abriendo brechas, detonando lo impuesto. Mi propuesta es acoger los límites, trabajar las potencialidades, protegernos cuando haga falta, y cuando se pueda, sacar nuestras voces desde la periferia. Juntas, por supuesto. Creando comunidades propias, conformadas de personas (que siendo o no cuerpos menstruantes), sepan acuerpar esta realidad.

Escuchando mis fases, después de más de 4 años de registros propios, tengo claro que nos falta cultura menstrual. Además de esto (o integrada aquí), también observo apenada que tenemos un gran vacío en cuanto a la cultura de las emociones, y más concretamente en lo que tiene que ver con heridas, cicatrices y vivencias-herida. Escucharlas/compartirlas es uno de los retos de nuestro tiempo.

El sistema nos quiere del cuello para arriba. A veces pienso si no somos una cabeza con unas manos pegadas que teclean a toda máquina. Vivimos rápido, corriendo, sin respirar. No tengo dudas de que cambiaremos la cosmovisión haciéndole caso a todo esto que nos acontece de la cabeza para abajo.

Sabemos que la realidad es (mucho) más cruel que la ficción. Algún imaginario hay sobre el ciclo menstrual, pensemos entonces cómo serán nuestros días nadando en esta linealidad siendo cíclicas….

Quizá (quién sabe), podemos encontrar recursos para crear realidades más tiernas (o ficciones como dice Preciado) entre nuestras vivencias-emociones. Nombrando sin vergüenza nuestra(s) vulnerabilidad(es) mientras navegamos las olas-emociones.

Quizá (quién sabe), descubramos las claves para esas nuevas ficciones que bailan en nuestras cabezas entre las heridas de nuestro cuerpo. Abriendo estas, quitando las viejas tiritas y dejando que el aire fresco del mar las cure.

Quizá (quién sabe), aprendamos a compartir nuestros adentros convirtiéndolos en actos políticos, nuestras cicatrices, nuestros ciclos (menstruales) y por ende, nuestros cuerpos. Necesitamos islas que nos sirvan de espejo y de descanso para caminar de la opacidad a la transparencia del cuerpo, que crearemos entre palabras, escritos y discursos-práctica.

Para quitar el capital del centro, sé que tenemos que poner nuestros cuerpos y vivencias. En estos encontraremos un universo completo lleno de constelaciones transformadoras. Si continuamos aprendiendo a crear/vivir/caminar desde aquí, crearemos una nueva cultura con los cuerpos en el centro.¡ Lo haremos!  Juntas, con nuestras comunidades cómplices.


*Las ilustraciones de este post están pintadas con sangre menstrual por mí misma. Puedes encontrar más dibujos-experimentos en LA GALERÍA.

Acompañarnos (procesos personalizados)

Acompañarnos (procesos personalizados)

Todas nos acompañamos. Como humanas y siendo bio-psico-sociales (e interdependientes), sabemos hacerlo (con más o menos habilidad) desde siempre. Para mí, lo importante aquí es el valor que le damos en nuestra realidad a esta “tarea” que ha sido y sigue siendo invisibilizada. Considero además, que es La herramienta para salir del individualismo que nos persigue (y que nos venden) día a día.

El caso es que además, llevo un tiempo dándole vueltas a que quiero contarte este trabajo/servicio que también realizo dentro del proyecto (encuentras el dossier aquí). Necesito hacerlo por estas razones:

  • Cada vez son más las que están confiando en mí para que les acompañe, lo cual me da punch y alegría.
  • Necesito sacar del armario este trabajo que llevo haciendo (de forma comprometida y sistemática) desde hace 4 años y dejar de invisibilizar(me)lo.
  • Quiero darle el lugar que merece más allá de ese apartado (escueto y casi escondido) que tiene en el espacio “¿Nos encontramos?” de la web.
  • Deseo acoger a la impostora que me recrimina una y otra vez que esto no es para tanto.
  • Todas nos acompañamos y hacerlo es lo que nos da red, contención y posibilidad de crear juntas esas otras realidades-ficciones. Considero que, en estos tiempos de soledad imperiosa y de esa falacia que es la independencia absoluta, esto es resistencia.

¿Me acompañas y te cuento?

 

El “trabajo” de acompañar (emocionalmente)

Sabemos (vamos sabiendo y siendo conscientes) que son un montón de trabajos invisibilizados los que las mujeres* durante siglos (siempre) hemos realizado para sostener la vida. Aún, todos estos se encuentran en la parte del iceberg (encuentras la imagen, aquí), y nosotras mismas, muchas veces no somos capaces de valorarlos/nos. Probablemente los más “sencillos” de ver sean los que sostienen la vida de forma física: Lavadoras, compras, comidas, limpiezas…

Sin embargo, bajo mi punto de vista existe un tipo de cuidado que aún resulta más invisibilizado probablemente por la no-cultura de emociones que tenemos, este es el cuidado emocional. El cual implica, contención, escucha, resolución, ideas o sencillamente, poner el hombro para que alguien llore contigo. Lo cual es un regalo si tienes la energía y el tiempo para hacerlo, y si la otra persona lo permite.

Sin este pilar, que aún no se tiene en cuenta como “trabajo”, no sería posible la creación de vínculos íntimos (al menos es como yo lo siento), recíprocos, cuidados y tampoco tendríamos la capacidad de si por ejemplo tenemos un día de mierda, soltar, liberarnos y renovarnos así.

Quizá se nos hace difícil verlo como “trabajo” porque asociamos esta palabra al esfuerzo productivo y no al cariño que le tengamos a una persona. Sin embargo, cabe recordar ese mantra que tenemos inscrito en los huesos de que las mujeres* hacemos todo por amor. Y está bien que lo hagamos, por supuesto! Aunque no olvidemos el tiempo y energía que invertimos mientras acompañamos, y pongamos en valor, lo mucho-muchísimo que podemos aprender sobre los procesos, las emociones y la vulnerabilidad mientras lo hacemos.

Es tan importante aprender a acompañar, como a dejarse ser acompañado.

 

Bidelagunak, esta palabra tan bonita

En euskera tenemos un término que para mí define mucho mejor lo que me late y lo que hago. Su traducción literal es “amiga de camino” y conjugado decimos bidelaguntzak, que viene a ser “ayudas en el camino”.

Este concepto, poco o nada tiene que ver con ser coach (hice un curso el año pasado con el que me confirmé que no era eso lo que quería ser). Yo más bien (me) ofrezco para acompañarte a ver tu realidad, y desde ahí, observar si tus tiempos y energías están ubicados como tú quieres. Para después, continuar caminando (juntas) hacia esa vida que merece ser vivida (tanto individual como colectivamente) que tú quieras (y puedas), acompañada de tus dones y talentos, y por supuesto también de tus límites. Todo ello, claro está, con perspectiva cíclica, que es imposible dejarla fuera 😉

 

Te acompaño

Como te decía al principio ya van a ser 4 años los que llevo acompañando de forma comprometida y sistemática. Quiero decir, que no son acompañamientos puntuales (que también, por supuesto) sino más bien, procesos-trabajos cuidados que implican tiempo y energía y de los cuales he aprendido (y sigo aprendiendo) muchísimo.

En este tiempo estoy  acompañando a una amiga que trabaja en una empresa “tradicional” y que casi tocaban la quiebra cuando comenzamos, también he acompañado a otra amiga (y compañera de proyecto “alternativo») a ubicar-se y sentirse (como ella me decía) menos sola, y en este último tiempo, acompaño también a otras dos personas cercanas que están en proceso de re-ubicación de sus realidades. Con ambas estoy trabajando su realidad de tiempo-energía “completa” (incluyendo cuidados, relaciones y proyectos propios) y también estamos adentrándonos juntas en el mundo de los dineros.

Con todo esto te digo que quiero dar el salto e ir más allá de las relaciones amigas. Porque creo que puedo hacerlo, y sobre todo, porque quiero hacerlo.

 

El proceso/Los procesos

No son procesos que sepa a donde nos llevaran y aunque esto sé que no es algo que a priori “venda”, vender, no es para nada mi intención ni mi objetivo. Internet esta llenísimo de cursos/personas que ofrecen promesas de que te harán millonaria y todas esas cosas, y esto, nada tiene que ver con mi propuesta.

Yo paso de perpetuar el capitalismo y de poner el dinero en el centro (sin obviar que necesitamos dinero, para lo cual acompaño los procesos con mi ensayo de ‘Se una Padrina’). Para mí lo importante es poner(te) tu vida/cuerpo en el centro, acompañarte a verlo con toda la claridad que podamos, utilizando diferentes herramientas que enraízan y otras que ayudan a desplegar las alas.

Así, los procesos son orgánicos, personalizados, y por supuesto, cuidados en tiempos y energías. Van desde lo más matérico hasta lo más emocional. Porque todo es importante e imprescindible para la creación de la Vida, esa que integra ese Todo en el que nos habitamos (incluidas relaciones, trabajos de cuidados y todas esas “cosas” que por nuestro sesgo de género y por nuestra cultura hegemónica muchas veces olvidamos).

  • INDIVIDUALES: Los procesos individuales pretenden ubicarte en tu realidad y continuar caminando hacia esa Vida que quieres, en la que en el centro, estás tú (y si es el caso, también tu ciclo menstrual).
  • COLECTIVOS/DE PROYECTOS/DE EMPRESAS, COOPERATIVAS o ASOCIACIONES: Los colectivos son “meta-acompañamientos”, es decir, partimos de ti, y analizamos tanto tu realidad como la del proyecto. Al haber más de una persona implicada, vemos las realidades individuales y a continuación conjuntamos estas en la realidad colectiva.

 

Todo esto nace de mi cuerpo

¿De dónde podía nacer sino? Lo que procuro replicar con estos acompañamientos es mi propio proceso, este que sigo realizando (muy bien) acompañada por las personas cómplices con las vivo y creo (puedes leer más sobre cómo es esto en «De danzas y procesos creativos«). También avanza porque durante estos años he realizado diferentes cursos que me dan pistas, así como talleres que me dan la oportunidad de ver los retos a los que nos enfrentamos en este tiempo que nos ha tocado vivir.

No tengo titulación que avale esto. Lo que tengo, como dice Haraway, son conocimientos ubicados/situados(1), véase, acompañamiento en informática a señoras en la época del Windows 95 (¡qué tiempos!), 10 años detrás de la barra de nuestra cafetería (¿me convalidarán alguna carrera con esto?), etc. Además, soy autodidacta y persigo lo que me late con horas de vídeos y charlas, miles de artículos y muchas-muchas pruebas-experimento que primeramente siempre me auto-implemento. Me gusta jugar(mela) y lo hago con gusto (y mucha seriedad y compromiso), porque creo que es difícil construir mundos nuevos con ladrillos viejos, así que, menos coaching capitalista y más procesos de acompañamiento en economía feminista :p

Dicho todo esto, si te interesa que te acompañe, puedes contactarme desde AQUÍ y vemos si lo que necesitas y lo que puedo ofrecerte con-juga. Si es así, estaré deseando que (con)jug(u)emos 😉

Y no lo olvides: Acompañarnos (nos) trasciende y es resistencia, porque nos hace continuar juntas, y Juntas, como dicen La Mare y Eva Sierra, «Juntas, vencemos la muerte«, compañera 🙂


(1) https://es.wikipedia.org/wiki/Conocimiento_situado 

*La ilustración de este post es de Sara Fratini

Mi primer día en la Luna

Mi primer día en la Luna

Todavía era pronto para mí. Algo había oído pero no tenía ni idea de que el viaje fuera a ser tan fascinante y misterioso. No quería esperar. Las esperas me desesperaban de siempre, y aquella ocasión se mostraba perfecta para la aventura.

.

.

.

Me topé de repente con un gran túnel oscuro en el que desde abajo, alcanzaba a ver las paredes viscosas con rugosidades diversas. Algo me atrapo, la boca del agujero que no parecía tener fin me capturo y comencé a subir. La escalada se dio sin que yo hiciera ningún esfuerzo. Fue un paseo suave, húmedo, caliente. No sabía hacia donde me dirigía, sin embargo, la serena excitación que sentía dentro me hacía tener la certeza de que todo estaba bien.

Cuando ya me relaje por completo ante la agradable experiencia, me encontré con algo que parecía la punta de la nariz, blandito a la vez que terso. Un almohadón también húmedo y cubierto de un líquido rojo espeso que se abrió por el centro para que continuara el camino. Esta vez el pasadizo se estrechó más. Veía hilos de materia roja en dirección contraria. Este pasadizo era como estar dentro de una aguja y me costó un poco comenzar a entrar. Me sentía gustosamente mojada en aquella materia brillante y viva. Otra fuerza me absorbió y finalmente llegue al destino, una cavidad inmensa recubierta de ese flujo flexible y rojo que me acompaño en la aventura y de lo que estaba embadurnada.

.

.

.

Había llegado a la luna. Era mi primer día.

.

.

.

El día pasó rápido, aunque después me contaron que en realidad habían pasado aproximadamente 28 días. Vi caer todo lo que recubría aquella cavidad gigante, poco a poco fue escurriéndose por el agujero por el que yo llegue. Las paredes quedaron finalmente rosáceas y lisas, aunque en muy poco tiempo volvieron a comenzar a pintar el escenario; primero una capa, luego otra y finalmente una más.

En ese tiempo, las compañeras de lanzar «el huevo» habían realizado un intercambio de un montón de hormonas (o bitxitos alegres que se mueven por todo nuestro ser) con el cerebro, y este, el centro mismo de la inteligencia de la Cuerpa, dio las órdenes para ir pintando y rellenando las paredes. Entre dos de las capas, más o menos, enviaron el huevo, y cuando se terminó de formar la fiesta del líquido rojo, fui expulsada por el mismo lugar por el que entre, deslizándome rápidamente por un tobogán lubricado. Ueeeeeeeee!!!!

.

.

.

Abrí los ojos. Algo se removió en mi tripa y no supe bien que ocurría. Recordé el sueño y pensé que quizá tanto subir y bajar me había dejado mareada. Me levanté y una mancha roja en las sabanas me sobresaltó. No me pilló desprevenida, sabía lo que era. Se me hacía familiar, unos pocos minutos antes estaba pintada con ella.

.

Esa misma noche viaje a mi interior por primera vez, a mi Luna, al lugar donde todo comienza, a ese espacio mágico que late dentro de cada ser menstruante. Y aquella mañana supe, que me quedaban un montón de fascinantes y misteriosos viajes a la Luna. La aventura de ser cíclica, había comenzado.

Ilustración de Paloma Ilustrada


*La ilustración de este post es de Laura Berger

Emociones y ciclo menstrual (Parte I)

Emociones y ciclo menstrual (Parte I)

Hace poco he descubierto la importancia que tiene poner atención en las emociones. A nivel teórico lo sabía hace mucho, sin embargo han sido (y están siendo) diversas situaciones personales (tipo tsunami) las que me están poniendo en jaque para que atienda con mucha (mucha) más persistencia y detenimiento lo que acontece en mi (intenso y a ratos muy caótico) mundo interior.

Estarás conmigo en que durante un (solo) ciclo menstrual transitamos muchas emociones. Saber qué siento, cómo me siento y dónde están ubicadas en mi cuerpo es de vital importancia para poder seguir trabajando en esto de: “cómo ser un cuerpo menstruante sin morir en el intento”, o pronunciado de una forma un poco más optimista: “cómo vivirme siendo un cuerpo menstruante acogiendo (todo) lo que siento”.

 

Los tres cerebros

¿Pensabas que tenías un cerebro, verdad? ¡Pues mira, en realidad son 3! Hace unos días he realizado un Taller (bueno, lo que en nuestro Grupi hemos denominado Pintxo-pote temático, que viene a ser colectivizar saberes mientras nos tomamos unas cervezas el viernes a la tarde. (¡Por cierto, I. y M. sois unas jefas!) sobre el eneagrama (si no conoces esta herramienta aquí tienes un buen link para acercarte) y una de las cosas que más sorprendida me ha dejado ha sido que según la personalidad imperante que desarrollamos, actuamos (primeramente) desde una de las 3 partes de nuestro maravilloso cerebro triúnico[1].

Aunque hablemos de 3 partes, todas están conectadas entre sí funcionando como un ente único. De forma muy resumida, está el reptiliano (que se encarga de la supervivencia y se expresa por medio de impulsos), el límbico (responsable de las emociones asociadas a las vivencias que tenemos) y el neocortex (encargado de los pensamientos sistemáticos y lógicos). ¡Todo este pack de posibilidades interconectadas es fruto de nuestra evolución!

 

El cerebro límbico y el patriarco-capitalismo

Seguramente alguna vez hayas oído esto de que “las mujeres son emocionales y los hombres racionales”. Sin duda es una frase cargada de machismo que en mi opinión, lo único que hace es perpetuar el sistema patriarcal y dicotómico en el que vivimos, donde lo racional sigue siendo leído como “lo más” y lo emocional aún tiene la carga de “eso que te pasa por las tripas a lo que es mejor tirarle arena encima y olvidarte”.

¿Será acaso que al hombre económico[2] le han «extirpado» el cerebro límbico y es por esto que no puede sentir lo emocional? ¿Será que pensaban (y pensamos) que cuánto más alejadxs de nuestras emociones estemos, más conectadxs con nuestro neocortex, y por ende, más y más productivxs somos? ¿Será que algunas emociones no son leídas como productivas y ha sido mejor alejarnos de ellas (y al mismo tiempo de nosotras y de lo que sentimos)?  Al fin y al cabo, son unas cuantas décadas de impulsarnos a ser un homo economicus, el cual entre otras cosas, se define como 100% de racionalidad y 0% de emociones.

¡Todxs tenemos emociones, y éstas atraviesan absolutamente todo lo que hacemos en nuestra vida!

Estar en contacto con nuestro mundo emocional y ser capaces de tomar decisiones también desde ahí (de la misma forma que lo hacemos con nuestra racionalidad sin que a nadie le sorprenda) es imprescindible para construir realidades en las que los cuerpos, y los procesos (emocionales) que vivimos, tengan el lugar que merecen. Porque nuestras emociones SON, están y nos afectan (¡Y menos mal!).

 

La rueda de las emociones

No hay emociones buenas ni malas. Estas “únicamente” son la reacción visceral a pensamientos, situaciones y demás que vivimos en el día a día, y estas reacciones están condicionadas por las formas de movernos por el mundo que hemos aprendido (para sobrevivir). Sin embargo, en la cultura en la que vivimos unas y otras tienen diferentes reconocimientos sociales, y por esto, son sostenidas/acogidas/desechadas/integradas de formas (muy) distintas, tanto por nosotras, como por nuestro entorno.

Algunas, como las que están relacionadas con la felicidad están premiadas en este sistema positivista del «tu puedes» (no olvidar el siempre-siempre presente productivismo y cuales son las emociones que desde aquí se enaltecen). Otras en cambio, como las que tienen que ver con la tristeza o el miedo, quedan relegadas a esa «vida privada» que al ser considerada como tal, perpetua la idea de que esas emociones solo las viven unxs cuantas en base por ejemplo a sus hormonas, a cuanto de sensibles sean, etc. ¡Lo personal es político! ¡Por tanto, la tristeza, el miedo y las emociones también lo son!

Hace poco descubrí esta Rueda de las emociones que te comparto a continuación, y me quede fascinada con la cantidad de palabras que ahora tenga para atinar (un poco más) en cómo me siento:

la rueda de las emociones

La tengo en el frigo sostenida por imanes, y así, cuando ando confusa y me siento a la deriva, procuro acercarme y definir cómo me encuentro. Porque en este caso también, los matices, dicen mucho.

 

Diferencias entre controlar y acoger

Nuestro vocabulario se ha ido tornando poco a poco muy empresarial. De alguna forma pudiera parecer que somos mini-corporaciones productivas (también) por las palabras que usamos. Seguramente habrás escuchado esto de “gestionar las emociones”, y aunque gestión es una palabra que puede ayudarnos a comprender que las emociones son mensajeras de qué es lo que estamos sintiendo y con esto, que requieren de atención, no se trata de intentar controlarlas como si de un balance de cuentas se tratara.

Más bien se trata de (re)conocerlas y saber acoger/descifrar/conectar con el mensaje que quieren transmitirnos. Darles espacio, y a ser posible, no caer en juzgarlas(nos). De esta manera es como nos responsabilizaremos de lo que estamos sintiendo y será la forma en la que podremos ser honestas (a la vez que empáticas) para poder transmitirlas si fuera necesario. A esto se le llama Inteligencia emocional.

 

Ciclo menstrual y emociones

Seguro que si llevas registrando un tiempo te has dado cuenta que transitas por diversas emociones en las diferentes fases del ciclo… ¿Cuales son? ¿Las reconoces? ¿Te animas a registrarlas y a ir definiendo los matices utilizando la rueda?

Este post tiene segunda parte, donde te contaré cuales son las emociones por las que transito (habitualmente) durante mi ciclo. ¿Registras tú también y compartimos?

 


[1] https://psicologiaymente.com/neurociencias/modelo-3-cerebros-reptiliano-limbico-neocortex

[2] «… homo economicus, basa sus decisiones en la medida de que afecten en mayor o menor grado a su función de utilidad personal. Y por tanto, se niega que el ser humano considere en sus decisiones el bienestar de los demás y el del propio planeta. Es decir, se niega que las decisiones estén afectadas por factores ambientales y emocionales, como afecto, gratitud, amor, justicia…a menos que esto le convenga al individuo» . Fuente: https://economipedia.com/definiciones/homo-economicus.html

*La ilustración del post es de Agustina Guerrero.

¿Quién soy? (Stereo. Miren Gaztañaga)

¿Quién soy? (Stereo. Miren Gaztañaga)

Hace poco, en una conversación filosófica de viernes tarde entre cañas, comentaba con una Compa que cuando me pregunten a que me dedico la mejor respuesta sería: «Ha descubrir quién soy y encontrar cual es mi lugar en el mundo».

Aquí abajo encuentras un texto construido a base de fragmentos del libro ‘Stereo’ de Miren Gaztañaga. Este libro narra el proceso creativo de esta obra-performance en la que dicha actriz (y un equipo de Compas) juega y da vida a diferentes identidades salidas de ella misma con el objetivo de saber ‘quien es’.

Tengo el privilegio de decir que Miren es amiga-hermana mía y al pedirle permiso para realizar esta publicación me dijo que era un honor. Sin duda, el honor (y la alegría) es mutuo. Desde aquí (también) mi más sincero agradecimiento por esto (y por tanto), también a Sara, porque juntas, las tres, somos capaces de poner el mundo del revés y que al girarlo, la Vida sonría entre contención e infus ricas.

Espero que este texto-puzzle te inspire tanto como a mí. Más abajo, encuentras la versión original en euskera y si lees en este idioma, te recomiendo la lectura completa del libro, el cual puedes adquirir en la página de «Euskal Herriko Antzerkizale Elkartea«.

 

¿Cómo es el mirar de la mirada con la que te miras a ti misma?

¿Cómo miras a la mirada que te mira?

¿Es de tu talla el vestido que vistes? ¿Te aprieta en algún lugar? ¿o lo sientes demasiado suelto? ¿Puedes quitártelo y ponerte otro? ¿Tienes donde guardarlo? ¿Hay más trajes y vestidos ahí? ¿Los enseñarías todos en público? ¿Vistes con las mismas telas en espacio privados y públicos? ¿Cuáles son tus preferidos? ¿Dónde encuentras los patrones de tus trajes? Y los ropajes internos y externos, ¿tienen una buena relación entre ellos?

¿Quién me dio este vestido? ¿Cómo es posible que esto que he llevado puesto siempre, lo haya cosido yo, sin saber siquiera enhebrar aguja e hilo?

¿Dónde estás? ¿Estás conmigo? ¿Qué tienes alrededor? ¿Te gusta lo que ves? ¿Cuántas Tus escondes debajo de la piel? ¿Son femeninas? ¿Masculinas? ¿Heterosexuales? ¿Homosexuales? … ¿Dónde demonios están las raíces? ¿De qué te alimentas? ¿Qué le contarías a una desconocida?

¿Cuántas Tu hay dentro de ti? ¿Les das permiso a todas esas que eres? ¿Cómo las vives? ¿Qué esperas de ti misma? Y las demás ¿Qué esperan de ti? Y si de repente cambiaras de dirección, y por un instante, ¿gozaras de ello? ¿Cuál es esa dirección? De todas las que eres, ¿a cuál elegirías? ¿Has explorado todas? ¿Quién eres tú?

[EUS]

Nola begiratzen diozu zure buruari begiratzen dizun begiradak begiratzen dizunean?

Nola begiratzen diozu begiratzen dizun begiradari?

Soinean daramazun soinekoa zure neurrikoa da? Estutzen al zaitu nonbait? Edo solteegi sentitzen duzu? Kendu dezakezu eta beste bat jantzi? Baduzu non gorde? Bertan ba al daukazu soineko edo traje gehiagorik? Guztiak publikoki erakutsiko zenituzke? Espazio publiko eta pribatuetan oihal berdinak janzten al dituzu? Zein oihal dituzu gustukoenak? Non bilatzen dituzu zure jantzientzako patroiak? Eta barne eta kanpoko arropek, harreman ona dute beraien artean?

Non zaude? Norekin zaude? Zer daukazu inguruan? Gustatzen zaizu ikusten duzuna? Zenbat zu gordetzen dituzu azalaren atzean? Femeninoak al dira? Maskulinoak? Heterosexualak? Homosexualak?… Non demontre dauzkazu sustraiak? Zertaz elikatzen zara? Zer kontatuko zenioke ezezagun bati?

Zenbat zu daude zure barruan? Zu zaren guzti horiei ematen al diezu izateko baimena? Nola bizi dituzu? Zer espero duzu zeure buruaz? Eta besteek, zer espero dute zutaz? Eta bat-batean beste norabide bat hartuko bazenu, une batez, tarte batez eta hortaz gozatu? Zer norabide? Zu guztietatik zein aukeratuko zenuke? Guztiak esploratu dituzu? Nor zara zu?


*La foto de este post es la portada del libro.

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies