Estreno despacho. La mesa no, esta es conocida. Las teclas tampoco, ni los papeles que me persiguen como buena parte de lo que Soy. Sí, me estoy mudando, y lo escribo en presente porque aunque todas mis cosas ya han llegado, mi yo más emocional aún está en ello. Y hoy, escribo desde este rincón virtual (propio) ubicado también en mi nuevo espacio (propio) para contarte sobre el proceso creativo que estoy viviendo, que tiene mucho de danzas varias y que he procurado resumir en los siguientes pasos de baile:

 

Procesos creativos y el fluir de la Vida

Cuando comencé con esto que lees nunca pensé que los procesos creativos y los ‘auto-empleos’ como este (que se mueven al son de mi propio viaje de Vida) serían tan complejos. He tenido ganas de escribir más de una vez sobre esto, especialmente porque yo misma tenía muy ‘romantivizado’ (fantasear con que algo es mucho más guay de lo que en realidad es) el tema, y soy yo misma ahora, la que me voy topando con las dificultades al decidir (intentar) crear una vida en la que valerme de mis ideas, movimiento propio e imaginaciones-reales sin morir (y sin que muera el proyecto) en el intento.

Por ejemplo durante esta última semana en la que hemos estado transportando cajas (llenas de recuerdos) y centrada únicamente en crear un nuevo hogar (en medio de un caos contenido entre cartones), el proyecto (este y también otros en los que participo) han quedado aparcados entre los archivadores y documentos que por fin ayer, conseguí desempacar. Considero un privilegio poder hacer este paréntesis productivo para centrarme en mi vida personal, y también, un ejercicio de modificar prioridades de un momento a otro.

Estos días he pensado mucho en las cientos de causas y razones (probablemente más complejas que una mudanza de urgencia) por las que a todxs en cualquier momento puede pasarnos esto de tener que modificar nuestros tiempos y quehaceres, porque estamos en relación con el entorno y lo que nos ocurre (también en el Patrix), porque somos cuerpos (vulnerables) que mutan, danzan y viven.

 

Principio de incertidumbre y un flow certero

El principio de incertidumbre de Heisenberg (explicado de forma muy resumida) dice que todo acto es modificado cuando es observado por alguien, y esto, es exactamente lo que ocurre cuando decides sacar ‘a la luz’ cualquier creación que tienes dentro. Cuando alguien más la ve, deja de ser igual a lo que tú creías porque resulta ‘modificada’ por esos ojos que lo miran. Esto es por otra parte lo que ocurre cuando decidimos colectivizar algo, y en este caso, el proyecto va mutando en relación a las peticiones concretas de los grupos diversos con los que voy trabajando y al proceso experimental que (procuro) mantener.

Es por tanto un flow constante que se ve (además) atravesado por mi propio proceso de investigación tanto en lo relacionado con la cultura menstrual, como en la economía feminista y en el discurso cambiante que sostengo como forma de continuar aprendiendo y caminando este sendero a ratos frondoso y otros desértico.

 

Orgánico y manteniendo el modo serio del juego

¿Has observado alguna vez a unx niñx jugando? ¡Es lo más serio que puede haber en la Tierra! La concentración y presencia que las criaturas habitan mientras juegan (si no son interrumpidxs por algún adultx), es una de esas magias que nos regalan.

Etimológicamente la palabra juego proviene del latin iocari y literalmente significa “hacer algo con alegría”.

Si te soy sincera, y aunque desde el principio enarbolo la bandera del ‘juego’ (como forma de resistencia capitalista al no tener unos objetivos claros definidos y también como proceso Vivo y sin un fin concreto), me voy dando cuenta de que hay una fina (finísima) línea entre mantener este modo y al mismo tiempo ser capaz de tomarme en serio. Ya te contaba en el artículo de la ‘impostora cíclica’ como entre las características con las que hemos sido educadas los cuerpos leídos como ‘mujer, está esta de poner constantemente en duda el valor de lo que hacemos (tanto lo más emocional como en el caso del reconocimiento propio, como en lo más matérico y monetario). Y yo, continuo en este aprendizaje desde lo orgánico y desde lo que la Vida me trae para continuar experimentando este juego-proyecto-serio que me traigo entre manos.

 

Sentarme y bailar

Ando por tanto en diversas danzas. No me importa demasiado si estas se dan al son de mesas políticas o en encuentros entre amigas, me sirven unas cervezas espontaneas en medio de una mudanza o un encuentro ‘formal’ en alguna de las fantásticas Emakumeen Etxeak (Casas de Las Mujeres) que estoy visitando por Euskal Herria. Porque sé, que en todos estos momentos-baile, estoy y estamos siendo parte de la construcción de una nueva cultura, la menstrual, la no-lineal, la de nuestros cuerpos olvidados en lo hegemónico, a los que por fin (poco a poco y juntas) merecemos llegar.

Aun no se bailar mi baile. A veces me caigo y lloro un rato en el frío suelo, otras creo coreografías que me alegran y me ayudan a continuar. La danza no es cierta, ni los pasos (no) marcados, ni los ritmos cambiantes, ni el estilo (in)definido, ni el espacio en donde moverla y moverme, aunque considero que cualquier momento es bueno para practicar un poco más y además, ya lo decía aquel: “Un día sin bailar, es un día perdido”.


*La ilustración se titula «Bailando conmigo» y es de EsCarolota.

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