Momento cero (0)

Momento cero (0)

Esta idea-concepto sale de una Compa de la Comunidad pedagógica-virtual Soy1Soy4.com. A mi me hizo click (y después, al acuerparlo como concepto-vivencia, también click-clack-boooom!).

La menstruación llega cuando el cuerpo se queda sin estrógenos ni progesterona. Es un momentazo. Yo lo siento como esa pausa entre inhalar y exhalar. Ese instante en el que todo cambia. Y como somos cíclicas, todo empieza otra vez.

Para mí, desde que lo descubrí, es un instante mágico, que si me lo permito (y las circunstancias se me alinean) vivirlo en silencio resulta revelador. Aparece una calma y una compasión que en ningún otro momento siento.

Además, considero que mucho de lo que cíclicamente siento, me da pistas para ‘cómo puedo sentirme’ en otros momentos, que aunque contengan ‘números hormonales’, es decir, acontezca algún baile dentro de mi, puedo acordarme de que ‘sé’ sentirme de esas otras formas.

Aquí tienes este (coño)escrito* que sale de Este Momento. El Momento Vida-Muerte-Vida que en cada ciclo ocurre en mi/nuestros cuerpo(s).

Y como me dijo una vez I., solo es un instante, porque para cuando quieres pensarlo, el ciclar ha vuelto a empezar.

——

 

A veces me ocurre, de que a pesar de tener un texto casi terminado, editado y maquetado, en el último momento me entran infinitas ganas de escribir ‘otro’.

Me cuestiono si será que no me parece lo suficientemente ‘bueno’, me pregunto si le podría dar otra vuelta o si lo que simplemente me apetece es escribir ese ‘otro’ que late con fuerza entre mis entrañas.

Hoy, gana la tercera opción.

Me apetece teclear en este silencioso mediodía de sábado primaveral.

Lo que más admiro de este deseo es que nunca sé que saldrá.

Me intrigo… y me pierdo en es(t)a pausa que hoy me regalo.

 

Menstrúo. Es día 1.

La sangre va saliendo y a pesar de haberme traicionado algunas (cuantas) veces este ciclo, siento cierta compasión conmigo misma, como si todo estuviera ‘bien’.

Me he revelado ciertas cosas y también he puesto algunos límites.

Observo como se mueve mi útero. Son movimientos suaves en un vientre hinchado. No hay dolor. Tampoco energía. Soy ese cero hormonal que me eleva hacia la Tierra.

Respiro hondo y casi siento que el aire sale por la vagina.

Soy canal. De mi misma, de las que son-conmigo y de las que fueron.

Soy latido. Los tambores conjuntados aún me resuenan y me mueven.

Soy sororidad. Con esa capa morada que me ha regalado el encuentro.

Soy recapitulación. Para no perderme en las inercias.

Soy silencio. El que tanto anhelo algunos días de agotador ruido mental.

Soy las teclas, que vibran, que escriben, que me ayudan a ‘decirme’.

 

En breve seré primavera.

Igual que ésta que aflora y enverdece la vista aquí afuera.

Doy las gracias por mi ciclicidad, y no a las Diosas, tampoco de forma mística,

Me las doy a mí, a las que me acompañan, a las que saben escuchar(me),

A las que se dicen conmigo, a las que son silencio y también latido.

Por ahí, (solo ahí) aquí, en este renacer continuo, con la vida cambiante, intensa, cíclica,

Es donde puedo descansar,

Es de ahí, de aquí de donde soy,

A lo que pertenezco.

Aunque solo sea a momentos, incluso aunque solo sea así en este rato cero,

Que me da Tierra,

que hace que mis pies se despeguen del suelo y me permite ser aire que acoge,

Que, con la infusión en la mano sé que voy camino del ancho mar y que soy agua que fluye,

Que juntas, aun (solo) siendo pequeñas chispas vibrantes,

Seremos (y somos) un poderoso fuego cuando nos encontr(a)emos.

 

Un par de intros, una coma, algunas letras,…

Me quedaría a vivir aquí. En este hogar que me dan los párrafos, en esta no-danza que siento dentro,

Escribiendo cosas románticas que hacen que me pierda en ese planeta que me gustaría.

Somos (también) cero. Y es bien.


*El concepto Coñoescrito está creado por Teach E. (Erika Irusta) dentro del curso llamado ‘Coñoescritura’.

** La foto del post es sacada por mi, aunque la sangre es de una Compa.

De danzas y procesos creativos

De danzas y procesos creativos

Estreno despacho. La mesa no, esta es conocida. Las teclas tampoco, ni los papeles que me persiguen como buena parte de lo que Soy. Sí, me estoy mudando, y lo escribo en presente porque aunque todas mis cosas ya han llegado, mi yo más emocional aún está en ello. Y hoy, escribo desde este rincón virtual (propio) ubicado también en mi nuevo espacio (propio) para contarte sobre el proceso creativo que estoy viviendo, que tiene mucho de danzas varias y que he procurado resumir en los siguientes pasos de baile:

 

Procesos creativos y el fluir de la Vida

Cuando comencé con esto que lees nunca pensé que los procesos creativos y los ‘auto-empleos’ como este (que se mueven al son de mi propio viaje de Vida) serían tan complejos. He tenido ganas de escribir más de una vez sobre esto, especialmente porque yo misma tenía muy ‘romantivizado’ (fantasear con que algo es mucho más guay de lo que en realidad es) el tema, y soy yo misma ahora, la que me voy topando con las dificultades al decidir (intentar) crear una vida en la que valerme de mis ideas, movimiento propio e imaginaciones-reales sin morir (y sin que muera el proyecto) en el intento.

Por ejemplo durante esta última semana en la que hemos estado transportando cajas (llenas de recuerdos) y centrada únicamente en crear un nuevo hogar (en medio de un caos contenido entre cartones), el proyecto (este y también otros en los que participo) han quedado aparcados entre los archivadores y documentos que por fin ayer, conseguí desempacar. Considero un privilegio poder hacer este paréntesis productivo para centrarme en mi vida personal, y también, un ejercicio de modificar prioridades de un momento a otro.

Estos días he pensado mucho en las cientos de causas y razones (probablemente más complejas que una mudanza de urgencia) por las que a todxs en cualquier momento puede pasarnos esto de tener que modificar nuestros tiempos y quehaceres, porque estamos en relación con el entorno y lo que nos ocurre (también en el Patrix), porque somos cuerpos (vulnerables) que mutan, danzan y viven.

 

Principio de incertidumbre y un flow certero

El principio de incertidumbre de Heisenberg (explicado de forma muy resumida) dice que todo acto es modificado cuando es observado por alguien, y esto, es exactamente lo que ocurre cuando decides sacar ‘a la luz’ cualquier creación que tienes dentro. Cuando alguien más la ve, deja de ser igual a lo que tú creías porque resulta ‘modificada’ por esos ojos que lo miran. Esto es por otra parte lo que ocurre cuando decidimos colectivizar algo, y en este caso, el proyecto va mutando en relación a las peticiones concretas de los grupos diversos con los que voy trabajando y al proceso experimental que (procuro) mantener.

Es por tanto un flow constante que se ve (además) atravesado por mi propio proceso de investigación tanto en lo relacionado con la cultura menstrual, como en la economía feminista y en el discurso cambiante que sostengo como forma de continuar aprendiendo y caminando este sendero a ratos frondoso y otros desértico.

 

Orgánico y manteniendo el modo serio del juego

¿Has observado alguna vez a unx niñx jugando? ¡Es lo más serio que puede haber en la Tierra! La concentración y presencia que las criaturas habitan mientras juegan (si no son interrumpidxs por algún adultx), es una de esas magias que nos regalan.

Etimológicamente la palabra juego proviene del latin iocari y literalmente significa “hacer algo con alegría”.

Si te soy sincera, y aunque desde el principio enarbolo la bandera del ‘juego’ (como forma de resistencia capitalista al no tener unos objetivos claros definidos y también como proceso Vivo y sin un fin concreto), me voy dando cuenta de que hay una fina (finísima) línea entre mantener este modo y al mismo tiempo ser capaz de tomarme en serio. Ya te contaba en el artículo de la ‘impostora cíclica’ como entre las características con las que hemos sido educadas los cuerpos leídos como ‘mujer, está esta de poner constantemente en duda el valor de lo que hacemos (tanto lo más emocional como en el caso del reconocimiento propio, como en lo más matérico y monetario). Y yo, continuo en este aprendizaje desde lo orgánico y desde lo que la Vida me trae para continuar experimentando este juego-proyecto-serio que me traigo entre manos.

 

Sentarme y bailar

Ando por tanto en diversas danzas. No me importa demasiado si estas se dan al son de mesas políticas o en encuentros entre amigas, me sirven unas cervezas espontaneas en medio de una mudanza o un encuentro ‘formal’ en alguna de las fantásticas Emakumeen Etxeak (Casas de Las Mujeres) que estoy visitando por Euskal Herria. Porque sé, que en todos estos momentos-baile, estoy y estamos siendo parte de la construcción de una nueva cultura, la menstrual, la no-lineal, la de nuestros cuerpos olvidados en lo hegemónico, a los que por fin (poco a poco y juntas) merecemos llegar.

Aun no se bailar mi baile. A veces me caigo y lloro un rato en el frío suelo, otras creo coreografías que me alegran y me ayudan a continuar. La danza no es cierta, ni los pasos (no) marcados, ni los ritmos cambiantes, ni el estilo (in)definido, ni el espacio en donde moverla y moverme, aunque considero que cualquier momento es bueno para practicar un poco más y además, ya lo decía aquel: “Un día sin bailar, es un día perdido”.


*La ilustración se titula «Bailando conmigo» y es de EsCarolota.

La niña herida

La niña herida

Estoy enfadada. Dentro un nudo grande no me deja respirar.

Y sí, escribo sin filtro cuando me encuentro así.

Pongo la lengua en el paladar y abro mi pecho como si de un paracaídas se tratase.

Cojo aire hasta el fondo. Sigo aquí. (Menos mal)

 

No hay niña herida que pueda sanarse.

Hace unos días M. me lo dijo y sus palabras quedaron resonando allí donde comienza mi útero.

“No se trata de sanar la niña herida, sino de aprender a vivir con ella”.

Y una vez más vi la trampa que me había comido mientras pensaba estar-me ‘sanando’.

 

Sanar.

Esta palabra tan usada en los últimos tiempos y que una vez más parece enarbolada para la confusión.

Para que ese capitalismo que se filtra entre las grietas más minúsculas (que con mucho esfuerzo abrimos), continué su despiadada conquista.

¿Cómo sanar-nos en una sociedad enferma? No es posible. Da igual lo bonito que nadie lo pinte.

Dan igual las meditaciones o los cursos que como buenas newagers aplicadas nos hagamos.

Quizá estos nos sirvan para hallar esperanza,

o para desaprender o re-aprender formas o herramientas con las que siquiera, consigamos calmar nuestras abundantes (no) lagrimas.

Los desgarros serán cicatrices. Cerradas o no.

Seguirán latiendo a pesar de su aparente quietud.

Y quizá, el día menos pensando, mares de sangre desborden de ellas.

Las heridas, nunca desaparecerán, y sin ellas, tampoco sería yo.

 

Sanarnos ‘solas’ mientras fuera poco cambia.

Consiguiendo el abrigo de esas Otras también heridas.

Procurando no dolernos más entre nosotras.

Aunque lo haremos. Porque somos hijas de este sistema roto y dañado.

Abandonos, falta(s) de ‘lugares’, inocencias-creativas corrompidas, sexualidades violadas.

 

Soñamos con mundos-islas-lugares-ficciones  tiernas en donde siendo quienes sea que seamos, consigamos acogernos en paz.

A veces lo conseguimos, ¡y que a gusto llora y ríe allí la niña herida!

 

Buscar constantemente sanarnos puede convertirse de vuelta en enfermedad.

Porque son caras de la misma moneda.

Porque en la dicotomía nos perdemos y nos confunden.

Porque nuestro entorno es una batalla que nunca sanaremos (ni ganaremos)

y probablemente, continuemos perdiendo-nos mientras intentamos salir de la culpa de haber enfermado.

 

“Aprender a vivir con ella”, con la niña herida,

saber quíen es, y quíen fue,

saber de sus heridas, y procurar no volver a golpearnos en ellas, con ellas, entre ellas,

abrazarme, cuando sea necesario,

acogernos, y darles espacio a aquellas que fuimos,

y que aún, en algún lugar de nuestras adentros, SOMOS y SEREMOS.


*La ilustración es de Joana Santamans, se titula «Niña soplando».

**’¿Sabes leer?‘ Artículo sobre body literacy (o coñoescritura) de Teach E. (Erika Irusta)

De Premen, muros y alas

De Premen, muros y alas

PREMEN día 25 del ciclo. 10 de junio del 2018.

 

Me he topado con límites que desconocía. Una vez más.

Suele ser así siempre, me los topo de morros cuando por alguna razón, creí haber nacido con alas.

Será por mi nombre. A veces fantaseo con que incluso volar, puede ser mi destino.

Aún es pronto, siquiera soy una polluela asomando por el cascarón.

Quizá sea más bien una cría de serpiente a la que algún día le crezcan alas.

 

Me vienen los muñones de los que habla Teach E. Simulacro de algo que alguna vez tuvo plumas.

Recuerdo las alas mojadas de las que he oído (leído) hablar a varias Compas.

El neoliberalismo más positivista me contó que TODO lo podía hacer,

[sin hablarme de que existían muros-propios creados por Él mismo]

Que si QUERÍA algo PODÍA hacerlo,

[sin contarme que toda acción tiene siempre alguna consecuencia]

Y yo, me lo creí con la más ciega fe de mis entrañas.

[olvidada de mi ‘ubicación actual’ y perdida al mismo tiempo en ella]

Sin cuestionar cúal era la distancia que había entre mi jaula y esa prometida isla llamada libertad.

Seducida por los cantos de sirenos del otro lado del puente que nunca construí.

 

Ando a tientas por lugares oscuros que llevan tiempo ahí, aquí.

Me aferré a las más brillantes luces que emanaban sonrisas sostenidas.

Y aquí, ahora, aprehendo a acudir a esos lugares entre mantas y cuerdas con las que poder regresar.

Incluso sin saber bien dónde es esto.

 

¿Cómo iba a poder hacer TODO? ¿Qué es TODO?

¿Qué intereses esconde este traicionero sistema-wonderful?

¿Cuántas nuevas trampas somos capaces de inventarnos con tal de no reconocer nuestra vulnerabilidad en este existir finito, en un tierra que también lo es?

 

Siento la sangre anidada en el extremo más bajo de mi útero.

Está tocando la puerta-cérvix con un suave cántico de calma.

No quedan hormonas. Premen transita hacia su final. Reinicio prometido.

 

Me recojo en este castillo de muros altos que alguna vez creí desierto-verde.

Hoy mis muros son Casa.

Mañana quizá vuelva a comenzar el trabajo de observarlos

y de procurar ensayar el vuelo sin darme cabezazos ni estamparme en ellos.

Abrazaré cada ladrillo-límite y lo bajaré tratando de re-crear la más hermosa de las deconstrucciones posibles.

Conmigo, contigo.

Aquí, allí.

Entre mensajes de audio, entre cuerpos que laten.

Entre cuerdas que estrangulan y rescatan al mismo tiempo.

Porque eso es lo que merezco. Y tú también.

Porque ese es el único TODO que quiero y necesito.

Porque conquistaremos nuestras autonomías mas vulnerables y lo haremos acompañadas.


*El dibujo de este post esta realizado con sangre menstrual. Lo encuentras también en la Galería.

Furia preovulatoria

Furia preovulatoria

Preovu día 7. 27 de abril del 2018. Tormenta magnética azul (comienzo de onda)

 

Teclear como forma de desenfundar mi arma.

La Preovu ha llegado con toda su furia y la maldita sentencia de ayer, no ha hecho más que avivar un fuego que llevo unos días sintiendo dentro.

Rabia, frustración, ira, llanto, ansiedad, angustia, furia. Mucha furia.

Fuego que chisporrotea y que es alimentado por los estrógenos que me recorren. Estos son gasolina pura.

Soy el nudo en mi estomago. La ansiedad recorre mis kilómetros de venas y arterias. La sangre hierve dentro de mí cual volcán ardiente.

Soy el latir más desentonado. El bombeo de mi corazón es un ruido disonante que lleva su propio ritmo. Uno que suena a batucada, a tambores agudos, a surdos enfadados.

Mientras, respiro hondo y practico Tai-chi o bailo salsa. Intento así sacudirme el miedo visceral que anida en cada centímetro de mi piel cada vez que en estos días he escuchado «Esto es una guerra». Lo es y lo sé, aunque me cuesta ubicar mi lugar.

Salgo a la calle con el ceño fruncido. Siento mi energía moverse mientras recorro la cuesta del bosque con zancadas fuertes, largas y determinantes. Maia me mira y en su mirada intuyo una pregunta: «¿Qué ocurre humana?».

Ella coge un palo y lo destroza en unos pocos segundos. Su rabo se mueve hacia los lados de forma divertida, y yo mientras, disfruto mirando su capacidad de aniquilar con los dientes. Recuerdo a mi Manada. A todas esas lobas que ahora, aúllan conmigo.

Soy fuerza desbocada que no recorre el camino marcado, que se sale del límite de todos los papeles blancos ensuciando las paredes, manchando los espacios donde nos dijeron que no podíamos estar.

Distanciarme de ello, es escapar de mí misma. Procuro estar atenta a estas emociones que van y vienen, pretendo no identificarme con ellas, porque si lo hago, me duelo. Otra vez. Una vez más. Hondo. Visceral. Profundo. Dolor compartido. Heridas comunes.

Escapar y distraerme es alejarme también de nosotras, de las heridas que nos han traído hasta aquí y que sistematicamente nos siguen haciendo. Es huir de este sistema que nos rompe a cada paso y del que con alegría saldría volando en momentos como este.

Mientras todo esto acontece dentro (y fuera), intento con todas mis fuerzas abrazar esta múltiple contradicción: Paralizarme o accionar, romper cosas con la boca u observar la furia de mis entrañas mientras paseo, declararle la guerra al sistema o admirar las plantas que llenas de vida reposan en mi escritorio, salir a gritar que ya basta o escribir esto para intentar aligerar lo que siento.

La dicotomía es una: Crear o destruir. Las preguntas son muchas: ¿Se puede hacer una sin la otra? ¿Es realmente una dicotomía? ¿Existe la posibilidad de de-construcción sin destrucción? ¿Es posible crear sobre un lienzo lleno de mierda? ¿Es esto una guerra? ¿Cuál es mi posición en la batalla? ¿Dónde tengo a Furia ubicada en mí? ¿Existe? ¿Cuál ha sido su espacio en mi vida?.

Abro por enésima vez la red social de la F, se me encoje el estomago. Bombardeo de publicaciones en una misma dirección. Fuego en mis venas. Irantzu Varela dice que tendremos que buscar estrategias de autodefensa feminista. Estoy de acuerdo. Alicia Murillo y Pamela Palenciano también retransmiten sus sentires. Odio. Furia. Mucha ira. Somos un sentir común. La cosa es: ¿Qué hacemos con esto?.

Tengo miedo del miedo. Me da pavor la palabra «guerra». Soy una guerrera de segunda linea (o tercera o cuarta o quinta) y hoy me valido esto mientras admiro a las compañeras referentes en el arte de dejar que Furia tenga su lugar en sus vidas.

Todas desde nuestras posiciones somos necesarias. TODAS.

Preovulatoria feroz con ganas de aullar, estrógenos que me recorren siendo fuego saliendo de mis dedos. Mucha Furia.

Escucho a Lua mientras observo como hoy es Furia quien con su fuego, ansiedad y contradicciones, con mi aliada y mi enemiga, me muestra.

 

*La ilustración es de Iris Serrano


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