Lo que se nos está perdiendo, y los Posibles (Parte 1)

Lo que se nos está perdiendo, y los Posibles (Parte 1)

Escuchaba (y leía aquí) a Ana Carrasco (filósofa) decir que no estamos mirando desde el presente, que nuestros miedos (todos ellos normales dadas las circunstancias y de los que no deberíamos querer huir, sino más bien conocer y acoger), nos cierran. Nos bloquean la(s) posibilidad(es) de imaginar de qué formas podemos (re)hacer la Vida (también social) en estas circunstancias. De qué formas podemos crear Posibles cuando lo que desde fuera, por medio de restricciones y limitaciones, únicamente lo que nos están indican son los no-posibles.

Llevo mucho tiempo (seguramente desde el principio de este tiempo-extraño) con ganas de poner encima de la mesa, o en un post como es el caso, algunas de las ideas sobre lo que observo que estamos perdiendo. No soy negacionista ni ninguna de esas cosas que se están diciendo para avivar los bandos y las polaridades. Soy constructora de puentes, y desde aquí, creo que no perder de vista lo que se nos está perdiendo (lo que estamos perdiendo), nos ayude a no olvidar, y quizá a transformar(nos).

Si somos capaces de respirar y seguir integrando (lo que a todos los niveles nos está atravesando), quizá sea el momento de ponernos a imaginar esas-otras formas con las que seguirnos nutriendo y disfrutando de la Vida. Porque imaginación y creatividad, te prometo que nos quedan. Una buena forma de ejercitar esto, es dejar de pensar en todo- lo-chungo-todo-el-tiempo, y dedicar unos ratos a esas ficciones más tiernas que necesitamos (como el) respirar.

 

Cuerpos y distancia social

Si bien es cierto que hay mujeres* a las que he leído aliviadas por no tener que dar dos besos a alguien que se encuentran por la calle (cosa que entiendo perfectamente), considero que una de las cosas más potentes que estamos perdiendo es el acercamiento físico. Ya no hay abrazos espontáneos (y queridos) con alguien que te encuentras por la calle…

Socializar está complicado y esto me hace tener la sensación de que una “nueva” ola de individualización (que en mi caso tenía bien observada y he trabajado durante años para romper la coraza), aprisione las almas solitarias que, como yo, teclean o se miran con pantallas de por medio.

Somos seres sociales, y sin esto, sin cuerpos cerca a los que poder oler, tocar, respirar, es probable que nos estemos sintiendo tristes y perdidas. Un Posible-posible (valga la redundancia) podría ser mantener tu red de cuidados cerca. Quizá se haya reducido el círculo (y es bien), sin embargo mantenerlo y crear protocolos y estrategias para no perdernos y poder abrazarnos (mucho), se torna imprescindible.

 

Mascarillas y emociones

Aunque dicen que los ojos son el espejo del alma, sin una cara que los contenga, que los exprese en profundidad, son solo dos bolitas que se mueven un poquito hacia arriba al sonreír. Yo, ya me he sacado varias fotos “oficiales” con la mascarilla puesta y sonriendo debajo. Muy curioso esto.

También he participado (en modo dinamizadora y en modo alumna) en varios talleres-encuentros durante estos meses. Considero que el borrado que con estas se realiza del lenguaje no-verbal, las emociones (nuevamente y esta vez de forma novedosa), quedan ocultadas e invisibilizadas. Ya nos estaba costando darles un hueco en este sistema productivo y profundamente racional, y ahora con esto, parece que nos han vuelto a “ganar”.

La conexión con las emociones y poder expresarlas (y no hablo solo de la alegría, hablo por supuesto también de la tristeza y el enfado), así como los abrazos, la ternura de un gesto o una sonrisa cómplice, desaparecen en este tiempo covídico. Un Posible-posible podría ser crear núcleos de personas con las que puedas quitártela, y respirar. En todos los sentidos.

Otro Posible-posible, puede ser esta mascarilla que me han regalado hace poco. Además de que se respira de maravilla, estoy feliz, porque voy por la vida recordando(me) que las emociones son políticas.

 

¿“Salud” significa solo PCR negativo?

Han pasado ya más de 7 meses. Y en el trascurso de este montón de días pandémicos, hemos vivido cientos de situaciones no vividas anteriormente, y hemos tenido que tomar decisiones que no hubiéramos podido imaginar unos días antes de que esto estallara.

Hay una cosa que me llama la atención desde el día 1, y que a medida que pasan los meses, (temo que) se nos esté cristalizando. Las que como nosotras trabajamos en la cultura menstrual, sabemos muy bien que temas como el hiperestrogenismo (dícese de una sociedad en la que la velocidad, los tóxicos de los alimentos y del aire, el estrés, etc. hacen que nuestros cuerpos produzcan cantidades elevadas de estrógeno, hormona que eleva el nivel de activación y que repercute en nuestros ciclos), no han desaparecido. De hecho, esta situación en si, es estrógena, por lo que seguramente habrán aumentado.

Esto no es inocuo, de hecho es muchísimo más determinante (sobre todo para los cuerpos menstruantes) de lo que podemos imaginar. Y en este tiempo en que “salud” parece ser únicamente sinónimo de PCR negativo (cosa que obviamente también lo es para el sistema), no podemos olvidar todo ese montón de cosas que siguen haciendo que mal-vivamos. Un Posible-posible es recordar esto: no dedicar tanto tiempo a mirar datos confusos e (des)información apocalíptica, e investigar más en todo-lo-demás que sigue pasando.

 

 

Me estaba quedando un post larguito, y he decidido que tendrá parte 2, en la que te contaré algunas de mis revelaciones en este tiempo-extraño. ¡En breve en sus pantallas, queridas! De momento, ¿nos cuentas qué otras cosas te parece que se nos están perdiendo y que estamos perdiendo? ¿Nos compartes tus Posibles-posibles, y las estrategias que esta(i)s desarrollando para no olvidarnos? Deseando leerte 🙂


*La ilustración de este post es de Txakur Gorria, realizada para el artículo del Berria «Iraungi» (Si lees en euskera, te lo recomiendo mucho. Eskerrik asko, M. partekatzeagatik ^^)

Un mundo nuevo, cíclico y transformador (Parte 2)

Un mundo nuevo, cíclico y transformador (Parte 2)

En la primera parte de este post balbuceaba sobre las semanas movidas que hemos tenido, sobre la responsabilidad social y sobre el reto que supone ser cíclicas viviendo en relación (que no hay otra forma de vivir, vaya!). Especialmente en como “medir” y vivirte (a gusto) mientras intentas sacar adelante (con el entusiasmo puesto a nuestro favor) las ideas, planes estratégicos y cuidados en y de tu colectivo, asociación o grupo.

Sin pretender caer de nuevo en que la responsabilidad social es exclusivamente nuestra (si aún tienes dudas de esto puedes escuchar esta magistral intervención Amaia Peréz Orozco sobre los cuidados en toda su dimensión), en este post te traigo propuestas tangibles para que partiendo de ti (y de cambiar cosas que pueden parecer pequeñas) podamos construir un mundo nuevo que sea cíclico y transformador:

¡No queremos neonormalidad, tenemos que romper su nueva normalidad!

Introspección (en colectivo)

  • MOVIMIENTOS INTERNOS/EXTERNOS: No dejes que la inercia de la prisa (productivista) te haga borrar lo que se te ha (re)movido durante estas semanas. Ha sido un tiempo en el que se han visibilizado infinitas cuestiones que requieren de atención social. También, es probable, que dentro de ti se haya puesto todo un poco del revés. Te invito a hacer 2 listas, enumerando en estas lo que se te ha movido dentro, y las cosas que te mueven de lo que esta pasando fuera. ¡Canalizando la energía de las heridas acogidas para construir otras realidades!
  • TU VOZ: Escribe tu relato y saca tu Voz. Cuenta cómo has vivido este tiempo, hazlo con tus Compas o relata-lo (o ambas). Necesitamos (todas) las voces (cíclicas) que nos ayuden a validar la experiencia vivida. Todo lo que hayas enumerado en las listas de arriba es político, y sacándolo “a fuera” es como daremos con las palabras que nos digan. Si tienes dudas sobre la importancia de los contra-relatos, escucha este podcast. ¡Porqué sino escribimos la historia, otros lo harán por nosotras!
  • IMAGINACIÓN: Imagina como podrían ser las cosas. Escribe, habla-lojuega al “¿y si?”. La imaginación como la capacidad de soñar, es una de esas cosas que nos han secuestrado, sin embargo es en las ficciones donde podemos encontrar las pistas para otras realidades más tiernas. Puedes realizar este ejercicio en solitario, y puedes también convertirlo en una emocionante conversación con otras Compas. Tu vida, el barrio, vuestra colectiva o grupo de amigxs… todo puede ser girado hacia una cultura de cuidados. ¡Coge papel y boli, estoy segura de que algunas ideas pueden llevarse a cabo!

 

Lo que podemos hacer (ya mismo)

  • APOYO MUTUO: Valora el apoyo mutuo (que ya realizas). Si tienes dudas sobre a que me refiero con esto, puedes ver este genialérrimo vídeo de Cuellilargo. Necesitamos una cultura de cuidados, y visibilizando, acogiendo y poniendo en valor estos trabajos, también nos cuidamos. No solo es el trabajo físico, hay muchísimo trabajo emocional (llamado también carga emocional) que está bien que compartamos. ¡Pongamos en valor los cuidados que ya realizamos y demos-les visibilidad, estoy segura de que esto traerá un efecto contagio imparable!
  • BARRIO: Aunque haya sido el tiempo del Jitsi, el Zoom y el Skype, en muchos barrios y pueblos han surgido redes de cuidados muy interesantes e imprescindibles. Rezo a las Diosas (desde mi ateísmo) para que las semillas (algunas ya plantitas) no mueran con la neonormalidad. Te recomiendo que te informes de lo que se ha movido cerca de ti, que te unas a lo que se este haciendo. Estoy convencida de que es desde los barrios, donde los cuerpos están cerca, desde donde empiece (o continué) la revolución de los cuidados.
  • CONSUMO de PRODUCTOS y SERVICIOS: Me preguntaban como consumir de forma sostenible siendo mileuristas. Puede parecer un reto grande, yo te propongo que sea un proceso sin agobios. Estas son algunas de las acciones que puedes realizar para ir caminando hacia otras formas de consumo:
    • Productos y servicios: Cuando tengas que comprar un producto o contratar un servicio, recuerda que ya existen empresas comunitarias o cooperativas que apuestan por formas-otras de hacer economía, en las que la vida (más allá del capital) esta en el centro. También hay redes de estas organizaciones (como OlatuKoop o REAS) que vinculan a proyectos de Economía social y transformadora o Economía social y solidaria. Si necesitas contratar algo, te invito a que consultes si existe en estas redes. Tu dinero hace girar el mundo en una (o en otra) dirección, con cada acción ayudas a que así sea.
    • Alimentación, cosmética y demás: Cada vez existen más cooperativas de consumo o proyectos de huertas cooperativas en las que comprar comida de calidad y local. Quizá de primeras no quieras/puedas cambiar todos tus hábitos, puede ser un mix entre el clásico supermercado y este tipo de proyectos. Sin embargo te invito a que te acerques a alguno y te intereses por el proyectos, los productos y las formas de proceder. Como te contaba en el artículo «KM0, que empieza en tu cuerpo» estos proyectos ofrecen mucho más que alimentación de calidad, pueden darte colectivo y encontrarte con otras personas que piensen como tu.
    • Banca y seguros éticos: Aunque ya he hablado de esto varias veces (en Las mujeres* y el dinero –Parte 1– y  –Parte 2-, por ejemplo), no puedo dejar de recordarte que tus ahorros, tus dinerillos, invertidos en un banco tradicional o en la banca ética, acompañaran al cambio. Infórmate, lee sobre las opciones y date el salto. ¡Hagamos que el dinero este en un lugar que acompañe a nuestros valores! Y recuerda, que si quieres, puedo acompañarte tanto a ti como a tu proyecto en caminar hacia otras formas de economía. Encuentras la info sobre esto, AQUÍ.
  •  

 

Perspectiva cíclica (por supuesto)

  • AGENDA CÍCLICA: Planea con tu agenda y consciente de tus fases los momentos en los que SI ponerte a dar algunos pasos en los puntos que te he contado en este texto. Si, querida, hay días en lo que quieres cambiar el mundo de arriba abajo, y otros en lo que la acción máxima para esto es quedarte descansando. Recuerda siempre tu ciclicidad. Frente a la realidad lineal en la que respiramos es imprescindible saber de tus fases, energías y tiempos. ¡Pongamos-los de nuestro lado!
  • VULNERABILIDAD: Hay otra cosa que no quiero dejar pasar, porque creo que en este tiempo se ha puesto encima de la mesa para susto de muchxs. Parece que hay personas (sobre todo las más hegemónicas) que se habían olvidado de que la vulnerabilidad es inherente a la vida y a la condición humana. Hablar de ella, de los miedos, inseguridades y demás que te han surgido es imprescindible, para tenerla acogida, cerquita, porque somos vulnerables y no olvidarlo, no volverlo a olvidar, es fundamental, para ahora, y para los tiempos que se avecinan.

 

¿Qué más acciones crees que podemos hacer para que el mundo sea ese lugar que soñamos, y en el que además nuestras realidades cíclicas tengan el lugar que merecen? ¡Cuéntanos! ¡Esto lo construimos juntas, o no será!


*La ilustración de este post es de Elisa Biete

De tiempos raros

De tiempos raros

He perdido el norte.

En realidad, creo que los nortes están danzando entre cientos de emociones confusas,

como en la brújula de Jack Sparrow.

Ya no existen puntos de anclaje conocidos e indefinidos,

no existe más certeza que la que podemos oír latir en nuestro interior,

También el latido compartido en nuestras redes de apoyo,

tejidas con todo el cariño que hayamos sido (y estemos siendo) capaces de dar y recibir.

 

De una día para otro la vida se ha puesto del revés.

Lo más invisibilizado del iceberg-sociedad que habitamos está siendo alumbrando

entre gritos y demandas de quienes menos tienen.

Toda la injusticia, la no-equidad, las opresiones, la falta de cuidados están siendo visibilizadas.

O al menos, están expuestas en un gran escaparate para quien las quiera mirar (y ver).

Yo miro atenta, triste, enfadada, esperanzada, entusiasmada, confusa…

 

A veces soy capaz de observar el marco general que engloba todo esto,

Asombrada por ir entendido las partes que conforman este todo caótico,

ese marco teórico-político que decimos cuando hablamos en términos grandilocuentes.

Otras veces, todo se me viene encima, el cristal se rompe en mil pedazos,

y no hay andamio que me contenga.

Sobre todo, cuando cada vez que termino reuniones telemáticas,

inabarcables, Infinitas, con tanto que hacer, me siento abrumada por el no-final.

 

Somos muchas dando(o intentando dar) forma a las urgencias,

Mientras a la vez intentamos imaginar cómo será el mundo pos-pandémico.

Mi yo más optimista quiere imaginar que no nos olvidaremos de esto,

Que seguiremos trabajando anclando los pilares que en estos días son semillas y finas raíces.

Mi otra yo, la que tiene los pies más anclados en la tierra,

piensa que en cuanto podamos volver a la calle,

todo este tiempo-brecha en el que nuevas creaciones colectivas son posibles

(y muy necesarias), se desvanecerá como si de un tiempo-sueño se hubiera tratado.

Seguramente existirá un punto medio.

Y ojalá que esté en un lugar llamado transformación colectiva.

 

 

Ahora, sentada en este balcón pequeño y tan lleno de vida estos días,

miro el resol del mediodía, me fundo en las nubes,

miro el cerezo que he visto florecer desde el principio de la temporada,

y respiro hondo buscando algo de certeza en mi interior.

 

Tecleo rápido, mientras pienso en que “no llego”.

Las listas llenas de tareas del montonazo de frentes me esperan en mi despacho.

Mi vida era intensa, yo lo soy.

Sin embargo en este tiempo de supuesta pausa, todo a mí alrededor se ha acelerado.

Reuniones entre “grandes” e impostoras que asoman,

sostén emocional, consultas sobre ciclos menstruales en caos,

amigas que me comparten cosas que me dan la Vida,

varias noticias de proyectos futuros que nunca hubiera imaginado…

 

Y sí, si alguien me lo pregunta, estoy bien.

Sea esto como sea.

Para mi dormir largo, comer rico y sano, hacer (algo de) ejercicio y escribir,

podrían ser los 4 pilares básicos.

Y los estoy haciendo.

Rascando de aquí y de allí consigo volver a mí, a mis entrañas,

A este nuevo norte que seguramente apunta a Venus,

Brillante y luminosa cada anochecer esperándome en el oeste.

Hoy, asomará con la luna llena de este abril tan extraño.

En esta primavera que parece que nos han robado,

Y que a su vez, crece y florece más verde y con más fuerza que nunca.

 

En este momento histórico de vida-muerte-vida,

Recordemos los abrazos que nos daremos,

Tengamos presente todo aquello que podemos (y queremos cambiar),

en pos de esta tan necesaria equidad,

observemos nuestros privilegios desde la mirada compasiva,

accionemos para ponerlos (y ponernos) al servicio.

Y sobre todo, aunque parezca perdido (y/o danzante) no olvidemos que dentro,

Tenemos un norte/sur que nos dará las pistas sobre hacia dónde seguir caminando,

Y ojalá que estás,

nos lleven hacia ese mundo nuevo que tanto ansiamos.

 

7 de abril del 2020. Luna Llena. Trans. Ovu día 8.


*La maravillosa ilustración es de Gemma Capdevila

 

Cosmovisión Cíclica

Cosmovisión Cíclica

Puedes escuchar aquí el audio-artículo (o podcast!):

*Este artículo es una traducción del original que escribí en euskera para el portal Etzi.pm. Puedes leerlo, AQUÍ.


No visualizo bien el principio. Suele decirse que es el verbo. En mi caso, era la soledad (emocional). Quizá la ausencia misma de este. Fue el ciclo menstrual lo que nos llevó a encontrarnos, a encontrarme, aunque poco después me di cuenta, de que aquello era la puerta hacia un nuevo universo.

La palabra Comunidad me alejó al principio, aunque sabía que allí podría encontrar sitio, un sitio. Quizá incluso uno hecho a mi medida. Sé que en aquel momento tenia poco acuerpada esa (gran) palabra y su definición. ¿Qué significa comunidad? En algún lugar de mi cabeza aquello resonaba con lo hippie, incluso la palabra secta revoloteaba por ahí. Re-signifiqué esto por primera vez en la comunidad pedagógica y virtual dedicada al ciclo menstrual (soy1soy4.com). Comprendí aquí este, y otros tantos conceptos, vivencias y trozos de mi misma. Después de 7 años de trabajo, la pedagoga menstrual Erika Irusta, decidió abrir un espacio-plataforma tierna, slow-social y calentita en donde compartir (de ella hacia nosotras y al revés) es, fue y sigue siendo el objetivo.

Han pasado 4 años desde entonces y ahí seguimos creando eso que llamamos Cultura menstrual, difundiendo la palabra, el verbo. Abriendo y compartiendo temas, procesos, heridas, vivencias. Solemos decir que sentipensamos la vida…

Somos seres bio-psico-sociales. Esto, lleva la experiencia de ser un cuerpo menstruante mucho más allá de lo fisiológico. Muchas han sido las cosas que se han revelado ante mis ojos, mi cabeza y mis tripas (también dentro de estas), entre otras que es difícil (y muy doloroso) habitar un sistema lineal siendo cíclicas. Absortas en el productivismo somos esclavas del tiempo y esto nos hace vivir en silencio, con vergüenza y escondiendo (todo lo que podemos) los daños/dolores normalizados que esta violencia lineal nos genera.

El centro de nuestra época es (parece ser): La prisa, el capital y su acumulación, lo racional, la acción, la fuerza, y siendo mujeres* además (la obligada) maternidad. Y danzamos con estas características también, por supuesto que sí. En mi caso, las siento sobre todo en la fase preovulatoria y en la ovulación. Más o menos durante 10 días. ¿Pero qué ocurre con las otras dos fases? ¿Dónde están los otros 15-17 días de ciclo restantes?

El sistema no quiere nuestra premenstrual y la misma menstruación. Las odia. Son lo contrario del Homo Economicus, antagonistas. En estas fases el cuerpo pide ritmos calmados, también nos invita a que miremos hacia dentro, para así poder darnos cuenta de las heridas que nos habitan y acogerlas. Nos pide descanso, calor, que le hagamos caso a la intuición… Pero estas características no son productivas para el capital. Por tanto, son desechadas. Y en consecuencia nosotras también las preferimos lejos, muy lejos. Pero, esto no es posible. Somos nosotras, están dentro de nuestra danza hormonal, las veamos (o no), las sintamos (o no), las acojamos (o no)… ahí están. Son tu, son nosotras. Y bajo mi punto de vista podemos aprender mucho de ellas (de nosotras en estos días). Estas dos fases contienen las claves para cambiar la cosmovisión del mundo. Lo digo con rotundidad.

Estando fuera de esta linealidad destructiva, mi apuesta es aprender a vivir en la periferia. No más guerras por llegar a la punta del iceberg. No habrá sitio para nosotras allí. Y la verdad, yo no quiero un lugar ahí. Estoy contenta abriendo brechas, detonando lo impuesto. Mi propuesta es acoger los límites, trabajar las potencialidades, protegernos cuando haga falta, y cuando se pueda, sacar nuestras voces desde la periferia. Juntas, por supuesto. Creando comunidades propias, conformadas de personas (que siendo o no cuerpos menstruantes), sepan acuerpar esta realidad.

Escuchando mis fases, después de más de 4 años de registros propios, tengo claro que nos falta cultura menstrual. Además de esto (o integrada aquí), también observo apenada que tenemos un gran vacío en cuanto a la cultura de las emociones, y más concretamente en lo que tiene que ver con heridas, cicatrices y vivencias-herida. Escucharlas/compartirlas es uno de los retos de nuestro tiempo.

El sistema nos quiere del cuello para arriba. A veces pienso si no somos una cabeza con unas manos pegadas que teclean a toda máquina. Vivimos rápido, corriendo, sin respirar. No tengo dudas de que cambiaremos la cosmovisión haciéndole caso a todo esto que nos acontece de la cabeza para abajo.

Sabemos que la realidad es (mucho) más cruel que la ficción. Algún imaginario hay sobre el ciclo menstrual, pensemos entonces cómo serán nuestros días nadando en esta linealidad siendo cíclicas….

Quizá (quién sabe), podemos encontrar recursos para crear realidades más tiernas (o ficciones como dice Preciado) entre nuestras vivencias-emociones. Nombrando sin vergüenza nuestra(s) vulnerabilidad(es) mientras navegamos las olas-emociones.

Quizá (quién sabe), descubramos las claves para esas nuevas ficciones que bailan en nuestras cabezas entre las heridas de nuestro cuerpo. Abriendo estas, quitando las viejas tiritas y dejando que el aire fresco del mar las cure.

Quizá (quién sabe), aprendamos a compartir nuestros adentros convirtiéndolos en actos políticos, nuestras cicatrices, nuestros ciclos (menstruales) y por ende, nuestros cuerpos. Necesitamos islas que nos sirvan de espejo y de descanso para caminar de la opacidad a la transparencia del cuerpo, que crearemos entre palabras, escritos y discursos-práctica.

Para quitar el capital del centro, sé que tenemos que poner nuestros cuerpos y vivencias. En estos encontraremos un universo completo lleno de constelaciones transformadoras. Si continuamos aprendiendo a crear/vivir/caminar desde aquí, crearemos una nueva cultura con los cuerpos en el centro.¡ Lo haremos!  Juntas, con nuestras comunidades cómplices.


*Las ilustraciones de este post están pintadas con sangre menstrual por mí misma. Puedes encontrar más dibujos-experimentos en LA GALERÍA.

El poder de la(s) duda(s)

El poder de la(s) duda(s)

¿Cómo crear otras realidades-ficciones? ¿Podemos imaginar cómo serían estas? ¿Alguna vez has hecho el ejercicio de pensar cómo (de veras) te gustaría que fuera tu Vida (con mayúscula si, de vida que merece ser vivida)? ¿Cómo acoger las dudas en un mundo lleno de (supuestas) certezas (que se derrumban)? ¿Son estos interrogantes las semillas de esas otras realidades-ficciones con las que soñamos?

Nacemos (dicen) como una hoja en blanco. Un lienzo suave y brillante que pronto comenzarán a pintar quienes nos rodean. Será nuestra madre (o quien haya ocupado su lugar), nuestro padre o personas que nos cuidaron las que poco a poco nos irán contando cómo es el mundo, mientras pintan con sus colores nuestro cuadro-cuerpo. Aunque cabría preguntarse… ¿Cómo es el mundo? O ¿Cómo es que ellxs lo ven?

 

Creencias añejos y honrar lo ancestral

Hay una fina línea entre observar y conocer las creencias aprendidas (y que ya no nos sirven) y la de honrar lo ancestral (uso esta palabra para cualquiera de nuestrxs antecesorxs). Hay cosas que por supervivencia es bien que consideremos y sepamos (como por ejemplo que los semáforos se pasan en verde o que el fuego quema). En cambio hay otras, que por el miedo, recelo, privilegio, etc. de quien nos las contó, pueden tornarse fuertes resistencias en el camino que decidimos (propiamente) andar.

Estas palabras le son atribuidas a Gandhi:

“Tus creencias se convierten en tus pensamientos,

tus pensamientos se convierten en tus palabras,

tus palabras se convierten en tus actos,

tus actos se convierten en tus hábitos

tus hábitos se convierten en tus valores,

tus valores se convierten en destino”

A mi esta cita me resuena con cómo las creencias pueden marcar nuestro destino. Es decir: que lo que piensas sobre determinadas cosas, te dará la posibilidad de ir por unos determinados caminos (y no por otros), relacionarte con determinadas personas (y no con otras), y en definitiva, esto será lo que marcará tu rumbo.

Como ejemplo ubicado están las miles de dudas que hemos planteado (y planteamos) las Compas que trabajamos por y para la cultura menstrual. Sin estos cientos de interrogantes, el nuevo imaginario relacionado con el ciclo menstrual (y toda su/nuestra cosmovisión cíclica) que estamos construyendo simplemente no existiría.

 

Aburrida de polaridades

Una de las creencias más arraigada en nuestro sistema es que todo se nombra de forma polar. Que si bien y mal, que si guapa y fea… y esto se mantiene de forma (semi)camuflada en algunas corrientes de pensamiento “positivista”.

Como ves en este artículo en ningún momento (hasta ahora, jejeje) he hablado de las famosas (en determinados mundos) creencias limitantes. Bajo mi punto de vista todas las creencias pueden serlo, sobre todo si bajo ningún concepto quieres cuestionarlas. En cambio, si por ejemplo detectas una de estas con alguna guía tipo coach, ves tu (supuesta) limitación e intentas (acompañada del terrible: ¡Tú puedes!) atravesarla (o superarla, como dicen), puedes pegarte un tortazo que te quite las ganas de intentar nada nunca más.

Las creencias (también) son la forma en la que hemos conseguido (sobre)vivir, por lo tanto, tienen un valor. No son ni buenas ni malas. Nos han traído hasta aquí, la pregunta es: si es por aquí por donde queremos seguir caminando ahora. Es decir: ¿esta creencia me sirve?

 

Por ejemplo, Sense8

Soy seriefila. Sip. He de admitir que desde hace unos años amo las series y ando buscando (cual buscadora de oro en el far west), aquellas que me acompañen a imaginar, perfilar, balbucear nuevos imaginarios. A veces caen típicas y mainstream, que no me aportan gran cosa más que entretenerme, y otras, doy con la pepita brillante que me deja meses (años¿?) pensando en ella.

Sense8 es una de esas series que aún vive en mi cabeza (what going ooooonn, and i said… eeeeieeie-e-e eieieeee… i said hey! Whats going onnnn) y que me hace dudar (entre otras muchas cosas, y a pesar del final precipitado que le dieron a esta maravillosa obra de las hermanas Wachowski) si las conexiones más allá de lo matérico pueden existir y existen. Personalmente creo que sí, pero esto lo dejaremos para otra ocasión :p

Necesitamos nuevos y renovados imaginarios, y estos, saldrán/nacerán/mutarán de todo lo que (nos) cuestionemos, y de aquello sobre lo que tengamos el valor y la alegría de dudar.

Cuestiónate,…/…si aún estás de acuerdo y sigues pensando lo mismo, te verás reforzada y tendrás mas argumentos que validen lo que sentí-piensas. Te recomiendo mucho ver este TED: “Desencajando creencias” (Mario Guerra)

 

Realidades inciertas, energías limitadas y dudas que explotan en más interrogantes

Más allá de lo que nuestras creencias nos limiten, lo que sí es limitado es la energía que tenemos para llevar adelante nuestro día a día. Y dado que muchas vivimos realidades precarizadas, y esto ya per se es una incertidumbre como un campano, puede resultar complejo (y agotador) continuar dudando de aquello (que con más o menos suerte) nos funciona. Si, dudar cansa y por ello, te propongo hacerlo únicamente cuando tengas (o cuando te guardes) energía para ello, de forma activa, consciente, sin que cuestionarte tenga que ver con intentar atrapar la mona-loca que anda de rama en rama en tu cabeza.

Dudar como acto de rebeldía, dudar como algo que empieza en ti y va al encuentro de la otrx, dudar como forma de resistencia, dudar, no para tener la respuesta perfecta, sino para aprender a acoger los nuevos interrogantes que aparezcan.

Por supuesto, en nuestra ciclicidad (y fases de la vida) las dudas serán diferentes: ¿Hay en alguna fase en la que dudes de forma intensa? ¿Qué tipo de dudas te surgen en cada una de las fases? ¿Eres (como yo) de Premen existencial y Preovu practicista?

 

Seguimos hablando de esto último en una futura segunda parte. ¡Qué no tengo duda de que este tema da para mucho!


*La imagen del post está pintada con mi sangre menstrual. Encuentras más imágenes-experimento en La Galería.

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