Menstru y yo

Menstru y yo

Con este texto, te abro mi diario. Ya sabes que a veces me gusta hacerlo. Lo siento necesario para ir a tu encuentro, y para que así, puedas ver como se expresan mis fases al estilo más ‘Enara’.

Este texto está escrito justo al final de la premenstrual, ansiando la llegada de la sangre como a veces me pasa, queriendo como agua de mayo ver escurrirse el preciado liquido rojo, y con esto, sentir ese renacer que cíclicamente me ocurre. Porque la Premen me lleva a los abismos, y acogerme ahí, es todo un reto. Sobre todo en este sistema-mundo en donde la progesterona que nos danza en esta fase, es leída como un estorbo.

Espero te sean inspiradoras para continuar escribiendo, porque como bien sabes (y te insisto siempre en esto), descifrar lo que Cuerpo quiere decirnos es la forma para ir sabiendo de nosotras y de cómo nos afecta-mueve nuestra propia danza hormonal.

 

Despertar de un largo sueño. Desayunar, ducharme y sentarme a escribir.

Son las 9:30 de un miércoles cualquiera.

El sol inunda el salón, lleva días sin aparecer en este largo invierno que ya debiera ser primavera.

Volver a verlo, es volver a nacer.

Sentarme a escribir mientras los rayos me inundan, es lo único importante.

Porque tal y como me recuerda mi brújula de la Ternura: ‘Yo, soy lo más importante’.

 

Acojo dentro los tibios rayos que nacen del este. Me dan en la cara,

son los que me recuerden la ciclicidad de la tierra, de la vida, de mí misma.

Ya no queda hormona alguna en mi, el flujo marrón se escurre entre mis piernas.

La poca progesterona que aún queda dentro, se evade entre mis poros y los estrógenos hace tiempo que brillan por su ausencia.

 

Ya llega Menstru, otra vez. Una vez más y una vez menos.

Esa Dama Roja que para mi es la expresión de lo neutro, de lo que se escurre, de lo que ha de irse, de lo que se va sin que haya otra opción.

Con ella la danza hormonal desaparece y con esto, llega el momento de máxima vulnerabilidad.

Es siquiera un instante, un tiempo efímero antes de que todo vuelva a comenzar.

Justo ese segundo entre inspirar y expirar. Ahí. Eso.

Entonces, soy ese cero que me asusta y me emociona.

Las infinitas posibilidades que palpitan en las entrañas se confunden en una densidad aún demasiado oscura.

Aparece esa Nada que me deja ‘en pelotas’ frente a este mundo (hiper)rápido del que procuro alejarme en días como hoy,

y sobre todo, en días como ayer.

Una vez más tengo la posibilidad de despedir este largo otoño que me ha traído lagrimas, abismos, conflictos y oscuridad. Como cada vez.

Esa es la ‘misión’ de Premen.

 

Abandono la lucha, y hoy, ahora, consigo acoger-me junto a esto.

Soy también esas sombras que a veces me asustan y que tan sola me hacen sentir.

Soy los cientos de interrogantes,

también esa misteriosa incertidumbre donde la vida parece ahora, cemento que late.

Abismos en donde encuentro luces futuras que me otorgan los faros-luciérnaga que me he dejado en otras fases.

Lugar ese en donde estiro mi mano-aleta y dejo que los destellos de Otras-cómplices me guíen.

 

Entonces, cuando pienso que no hay retorno, cuando siento que allí me quedaré para siempre, sale el sol y  llega la sangre.

Aire de inspiración radiante me recorre de pies a cabeza.

‘Soy cíclica’- me recuerdo como mantra. ‘Todo lo es’.

No habrá oscuridad permanente ni luz encerrada que consiga alumbrar.

Todo es un juego de luces incesantes.

De truenos que destellan a lo lejos, de estrellas que aparecen en el momento menos pensado.

De flores que se abren mientras han comenzado a marchitarse.

Y es que, a pesar de que el otoño y el invierno hayan sido fríos, lluviosos, cansados y apáticos, la primavera llega sin control y todo, todo vuelve a empezar.

 

El Isma (como conocemos por aquí al cantautor Ismael Serrano, y del que me considero una fan-fan) hace un tiempo que me regalo una letra y una melodía para expresar justo lo que siento ahora:

Todo empieza y todo acaba en tí

 

Este ciclo (in)finito es el regalo y el tesoro de nuestra condición cíclica.

Porque hace que todo empiece y todo acabe en cada una y en todxs a la vez.

Una y otra vez, con cada vuelta de la tierra al sol, sangremos o no sangremos, e incluso, lo sepamos o no.

 

28 de marzo del 2018 (Premen-Menstru día 25)

Luna planetaria roja (Onda del sol, día 10)

*Ilustración: A. Konahin

Hogueras

Hogueras

Puedes escuchar desde aquí el audio-artículo:

Lo que tienes a continuación es uno de esos textos que guardo bajo llave. Este lo compartí en la comunidad después de hacer una lectura de mis últimos meses de registro y hoy quiero compartirlo contigo por varias razones.

La primera de todas es que siento que va siendo momento de poner palabras a los sentires de mi propio caminar, que sepas de mis fases al mas puro estilo ‘Enara’, con mi montaña rusa (sí, lo soy), con las palabras que me dicen, de expresarme por aquí como me gusta decir últimamente: ‘con el corazón en una mano y las bragas en la otra’.

En estos meses en los que me lees, quizá en algún momento has podido imaginarme y quizá hayas pensado que por estar aquí diciéndote cosas (o mas bien recordándote algunas de las que han preferido mantenernos alejadas) tenga alguna capacidad diferente. No. La única razón es que me he comprometido conmigo. Y tú me estas acompañando en esto. Mi intención con este proyecto es que tu te comprometas contigo, con tu cuerpo, con tu existir, con la que eres, utilizando la máxima ternura que conozcas, cultivando la ilusión y sin olvidarte de la paciencia que te mereces.

Ayer en una interesante conversación sobre cuidados con las Tremendas(*) unimos varios de los conceptos que me rondan estos últimos días. Entre todas forjamos una formula que me tiene en una nube de emoción, dice así:

(AUTO)CUIDADO = Ilusión + ternura + paciencia + compromiso. 

Ahora, cuando intuya que no (me) estoy cuidando podré revisar cual(es) de estos 4 pilares me flojea.

La segunda de las razones por la que te comparto este texto es para ‘picarte’ a escribir. Y pongo esa palabra porque sí, mi intención es echar leña a tu fuego, hacer uso de este texto que se titula ‘Hogueras’ para que veas lo mágico que es esto. Claro, cada vez que escribo no salen textos así, esta siendo a base de practicar, de sentarme, de teclear, de coger el boli, cuando consigo decirme y que mis palabras me sorprendan.

Mi vuelta a la escritura utilizando como ‘excusa’ el registro del ciclo ha sido de vital importancia para que hoy estés leyendo esto. Después llegó el proceso pedagógico de la Coñoescritura(**) y en estas sigo. Obligando cada día a ‘mente’ a dar un paso atrás para que Cuerpo pueda decirse acompañada de la pregunta de ‘Cuerpo ¿cómo te sientes?’.

Si no pudiera escribir moriría. Por aquí, en la comunidad, en mi diario, en los cientos de textos perdidos en carpetas que naufragan por el disco duro. Escribir me salva, me alivia, me dice, me conecta conmigo, me ayuda a saber qué quiero, me saca pajas de la cabeza, me hace escribir poesía sin yo saberlo, me acompaña a poner palabras a sentires escondidos… En fin, las que estáis cerca sabéis que soy bastante plasta con esto, pero nunca me cansaré de repetirlo: ESCRIBE. Dedícate un rato cada día. 10 minutos, 20. Y ya, no podrás dejar de hacerlo.

Comprométete contigo, de manera simple, con pequeños pasos (que son muy grandes). Y si lo haces, escribe-lo, escribe-te, escribe para saber qué quieres, qué necesitas, cuales son tus heridas y tus anhelos, cuales son tus deseos, tus potencias y debilidades. Deja que tu cuerpo se diga, navega, naufraga si hace falta, escarba hondo, porque estoy segura segura de que hallaras grandes tesoros. Lo sé, porque en realidad, incluso aunque tú no lo sepas, ya eres una joya.

Me callo ya. Te dejo el texto aquí abajo sabiendo que acogerás mis palabras, y que quizá, quien sabe, algún día yo también pueda leerte.


HOGUERAS

Mi vida es una hoguera.

Soy el fuego que todo lo arrasa.

Duele.

Todo arde y nadie ha dictado sobre mí la sentencia de ser bruja.

Quizá lo fui. Quizá lo soy.

Procuro hacer Magia aunque a veces, el único poder posible sea arder entre llamas.

Dejarme caer en ese fuego que seguro, abonará con mis propias cenizas el suelo en donde cada vez mas hondo, entierro mis raíces.

Mientras, guardo semilleros llenos de nueva vida en la trastienda de quien seré.

Algunos ya han cogido tierra y poco a poco asoman unos tiernos brotes entre la tierra que huele a otoño.

Serán grandes plantas, lo sé, haré Magia con ellas y crecerán al son de mis ciclos.

Crecerán con cada latido de mi corazón.

Se enraizaran en cada pequeño movimiento de mi cuerpo.

Y las regaré con las lagrimas que aún me quedan por verter.

Escrito en fase menstrual día 4.


(*) Tremendas: Son las Compas de la Comunidad Soy1Soy4.

(**) Coñoescritura: Proceso pedagógico basado en el body literacy de Erika Irusta.