por Enara I. | Ago 22, 2022 | coñoescritura, cuerpo, cuerpo-territorio, enara, feminismo, proyecto, venus, viviendo en cíclico
Creo que voy entendiendo de que va esto del ‘poder personal’ del que tanto estoy reflexionando (hablando y oyendo) en este último portal de Venus.
(Por si lo desconocías, estoy ciclando con Venus por segunda vez en mi vida (de forma consciente y prestándole atención, porque ella siempre ha estado ahí). Es un viaje de 18 meses que comenzó en enero de este año. Y ya estamos en el 5º portal de descenso, 3.er chacra, donde Inanna deja su cinturón de oro para continuar con su descenso hacia el Inframundo. Este cinturón dorado esta relacionado con el Poder Personal)
La cosa iría de hacerme cargo completamente de mí misma.
Que dicho así puede sonar sencillo, pero aquí todas sabemos que es bien complejo.
Completamente, digo. Incluso, de lo que aún no soy capaz de ver porque forma parte de mi inconsciente.
Sin que las honras o lealtades que tengo con otres superen los acuerdos que, de manera explícita o no, tenga.
Hacer mi camino.
Reconocerme sujeta de derechos. Siendo consciente (con cariño y amabilidad hacia mí misma) también de mis privilegios.
Con un lugar definido (y que voy definiendo) en el mundo, que me corresponde simplemente por haber nacido.
Sin altanerías ni arrogancias.
Un Lugar. El Mío.
Sin que sea más o menos importante que el de les demás. Porque en realidad, no lo es.
Aquí, en esta definición de mi misma, que sin duda es cambiante y a veces, incluso fluida, resido yo (o Yo).
Esa esencia que tan mística suena y que en realidad solo va de saber que existo.
De reconocerlo, de re-conocerme, de reconocérmelo, y ya si eso, de ser reconocida.
Pero ese ser validada, aunque es de gran ayuda y a veces imprescindible, pienso que no debería de ser lo primero.
La primera siempre debería de ser yo, mi propia validación sobre el camino que voy decidiendo.
Decidir, y saber, que en cada una de esas sendas que tomo, está puesto todo mi corazón, y todo mi espíritu.
Toda yo. Entera.
Con mis errores y mis virtudes.
Con quien fui, con quien soy y con quien seré.
Toda yo. Entera.
Etimológicamente ‘poder’ significa posere (de poseer) y posse (de ser capaz), si le añadimos la idea de que sea ‘personal’,
como algo que nace en cada individue,
podría traducirse como la capacidad de saberme poseedora de mi misma.
De mi ego y de mi esencia, y de todo lo demás que llena ese medio entre estos conceptos ciertamente abstractos.
La capacidad de saberme poseedora de mi misma.
De mi historia,
de mi legado transgeneracional,
de las decisiones que tomo en el ahora, de las que tomé en el pasado y me trajeron hasta aquí,
de lo que puedo (y no puedo) decidir,
de con quién me relaciono (y con quién no),
de a qué presto atención (y a qué no).
Poder personal entonces como una máxima interna a la que aferrarse,
que podría servir como lenguaje mismo para traducir (y hacer palabra comprensible para una mente demasiado limitada)
esos deseos profundos y opacos del cuerpo que pulsa por Vivir.
De accionar desde el fuego interno que arde en algún sitio entre el final del diafragma y el comienzo del útero.
Así como la palabra ‘Poder’ es también digna de ser resignificada, como estoy ensayando por aquí,
el apellido ‘personal’ también me genera confusión y cierto rechine.
Creo que el contexto es muchas veces olvidado por la inercia o la urgencia de resolver,
y porque ciertamente lo que complejiza la idea misma es justo esto: El entorno en donde ese ‘personal’ esta ubicado.
No olvidemos que, tal y como tan bien aprendí de mi Amiga S., ‘personal’ e ‘individual’ no es lo mismo.
Aunque así pueda parecer, o aunque así quieran vendernos esta idea algunos dogmas newageros,
lo ‘personal’ no está nunca separado del contexto.
La capacidad de saberme poseedora de mi misma teniendo en cuenta el contexto.
¿Cuánto de nuestro poder personal, de esta capacidad de decisión que nace de nuestra chispa de la vida, está directamente condicionado por este entorno que tan fundamental me resulta en el entendimiento de este concepto?
Pues yo pienso que lo está en su totalidad. Que no queda idea ‘limpia’ ni esencia pura dentro de ningune.
Que aún siendo un fuego (en un cuerpo herido) de la que cada una somos responsables,
las condiciones “externas” son muy determinantes a la hora de mantener la llama más o menos radiante.
Es verdad que prestando atención a estas brasas que, en mi caso, a veces, se apagan,
podré mantenerlas (un poco más si cabe) con el mimo y el cariño que merecen.
Pero es verdad, también, que ciertos acontecimientos son como mangüerazos de agua que todo lo apagan.
Quizá entonces, esto del ‘poder personal’, además de constar de mantener el fueguito atendido,
también resida en hacernos expertas en encontrar esas piedras y darles caña,
para volver una y otra vez, a prender la chispa.
Poder personal: “La capacidad de saberme poseedora de mi misma, teniendo en cuenta el contexto. Y por si acaso, recordar meter en la mochila de herramientas para la Vida un par de Piedras Fuego”.
Sigamos descendiendo…
Preovu día 5. 21 de agosto del 2022. Luna menguante
*La imagen de este post esta pintada con sangre menstrual. Encuentras más dibujos-experimentos en la Galería de esta web, aquí.
**Si te interesa el tema del ciclar de-con Venus, te recomiendo mucho el proyecto de la que ahora es mi de referencia astrologa y Voz tierna en este camino de Venus, Paula. Encuentras más info sobre su trabajo, aquí.
por Enara I. | Mar 25, 2022 | proyecto, Sin categoría, viviendo en cíclico
Cada vez somos más las que creamos contenidos en (y para) la red. Sabemos que detrás de las pantallas, de todo ese montón de pixeles de luz brillante que nos cansan los ojos y al mismo tiempo nos dan vida (conocimiento, reconocimiento, lecturas, confrontaciones, etc.), estamos nosotras. Si, tu y yo. Y lo que creamos juntas, también. Sabemos que nuestras historias, relatos, creaciones y demás son indispensables para que la historia deje de ser contada por los de siempre.
Hay algo que, aún sabiendo que nunca será lo mismo que compartir en cuerpo y humores, nos da la alegría para seguir caminando. A mí me la da. Y esto es porque nos sabemos juntas. Compartimos cosmovisiones, pajeos, creaciones, y en definitiva, nos inspiramos las unas a las otras. Como te he dicho más de una vez, además de que escribir (y crear) me salva (del sistema-hostil y muchas veces, de mí misma), que tu estés ahí es indispensable para que siga teniendo ganas de poner mis dedos encima de las teclas, y que a través de ellos (y de ellas, las palabras) consiga decirme.
Obvio que sabes, o bien de primer cuerpo o bien porque lo intuyes, que detrás de cada una de las creaciones que, dicho sea de paso nosotras generosamente ponemos a disposición (la mayoría de las veces de forma totalmente gratuita), se esconde un montón de curro no visible. Por aquí, quiero desgranar(te) algunos de los puntos que, si estas pensando esto que está tan de moda últimamente de “crear tu proyecto, o tu marca”, estaría bien que supieras, y que sino es así, igualmente siento necesario que sepas para darle el valor que tiene.
El chispazo (en la ducha, o paseando, o mientras hablo con Compas)
En mi caso, (y te hablaré de los procesos de escritura porque los de la pintura son muy diferentes), la idea sobre lo que quiero escribir nunca asoma cuando el cursor parpadea en la hoja en blanco del LibreOffice. Suele llegarme en momentos en los que he de dejar todo y apuntar el titular. Entonces, ya tengo el título.
Puede parecer que la idea ha venido del cielo, que es magia o cosas así, sin embargo, la realidad es que siempre, viene de días (semanas o meses) de estar dándole vueltas a algo en concreto. En mi caso, nunca es algo ajeno, teórico o alejado de lo cotidiano. Diría que (casi) siempre tiene que ver con los procesos que voy acuerpando y caminando. Entonces, ‘La Idea’ llega después de conversaciones en relación al tema con diferentes compas, escribiendo en mis escritos, o cuando varias piezas que parecían aisladas se fusionan en un (maravilloso) eureka!
Que la llama prenda (siéntate y teclea)
Con el titular en la cabeza (y/o en algún post-it de estos que siempre tengo a mano), llega el momento de ver si las pocas palabras que contiene un título, dan de sí como para hacer una hoguera que de calorcito. Una vez oí que la escritura es básicamente re-escribir, y aunque de primeras no uso mucho este consejo (la mayoría de las veces parece que mis dedos vomitan palabras), son horas las que paso dándole forma al texto, eligiendo los subtítulos (adoro crear los subtítulos) y mirando si las frases y en general el texto, tienen sentido. Concretamente El sentido que siento que tiene que tener (trabalenguas!).
Cuidar de la hoguera (maquetación y corrección)
Después de las correspondientes horas de tecleo, de que la cosa diga algo que merezca ser leída, y si puede ser que aporte también algo “nuevo” (aquí la menda procurando tener a raya a la exigencia-extrema), llega el momento de la corrección. En mi caso, y dado que soy mucho de faltas de ortografía (no se si será porque, como dice mi ama, soy bilingüe o porque de siempre los acentos me dan toda la pereza…), mi querida Compa I, con su vista de lince azul cielo y un compasivo amor que acoge cualquier tilde que me haya salido volando, me lo corrige. (Desde aquí un gracias enorme, por esto, y por tanto, Rubis <3).
A continuación subo el texto al blog y lo maqueto, pongo los títulos en el tamaño que corresponde, escojo las etiquetas y las palabras clave para que el algoritmo vaya sabiendo que aquí estamos, pongo un resumen y…. encuentro la foto-dibujo-ilustración que, para mí, es parte imprescindible de ser buscada con mimo para que la “obra final” quede como quiero que quede. Esta parte no suele ser sencilla, siempre procuro que las imágenes tengan detrás personas con valores similares a los que yo quiero transmitir. Aún y todo, es también un momento bonito en el que encuentro nuevas ilustradoras o compas haciendo cosas muy lindas y que son de inspiración.
Que el fueguíto llegue a ti (newsletter y comunicación)
Cuando el post esta listo y programado para ver la luz, me pongo con la newsletter. En este texto (más breve pero normalmente intenso) procuro trasladar a quien me lee de dónde nace el escrito de manera más personal y cercana. Además de que ahí, en ese espacio al que tengo tanto respeto porque va directamente a tu buzón de correo, recopilo y comparto información (y recursos) que han sido imprescindibles para el proceso de ese texto, y al final del todo, pongo el listado de eventos, formaciones o historias varias en las que me ando. Esto suele traer copia-pega de links, recopilar carteles y subirlos etc. en definitiva, otra maquetación más.
He de confesarte que, aún habiendo pasado ya 6 años (en abril!) de que inicié este camino, el día en que he programado todo y que por tanto sé que vas a recibir la newsletter y el post, sigo poniéndome nerviosa (los nervios también son un trabajo para este cuerpo que cada día más aprecia la calma). Este proyecto nació (y sigue siendo) un juego, mi juego, pero como te he dicho en alguna ocasión es un juego muy serio, que aunque no tenga (de forma directa) dinero de por medio, es un compromiso conmigo misma y contigo, que me hace tener muy presente que hay cosas (muchas cosas) que no se compran (ni se venden) con dinero, como por ejemplo, el compromiso con una misma.
Apagando las llamas (y dejando las brasas encendidas)
Normalmente el proceso termina cuando publico el escrito en el FB (no me suele dar tiempo para ponerlo, todo lo kuki que me gustaría en IG, por tanto no lo pongo). Después llegan los comentarios en el blog, y a veces, también emails en donde me contáis cosas bonitas y/o que me conmueven… en cualquier caso, llegan las muestras (que tantísimo atesoro y que tan importantes son para que mi propia llama no se apague) de cariño y que me hacen saber que el mensaje ha llegado a algunos cuerpos-realidades.
Hay algo en todos los escritos que publico que pretende mantener una llama conjunta, es decir, que no sean focos aislados. Por esto, una y otra vez suelo volver a lo que escribí, y procuro mantener el juicio a raya porque no siempre me gusta como expresé algunas cosas. Sin embargo, para mí, lo importante de todo esto, es que lo que hago aporte algo a la forma de vivir que tanto necesitamos. Juntas, acuerpando teorías desde los más oscuros abismos o desde los cielos más soleados, creando herramientas para destapar aquello que lleva demasiado tiempo así y, en ultima instancia, generando una “nueva” (renovada) cosmovisión en la que, en definitiva, lo no-visible (como el ciclo menstrual, la economía feminista, los abismos,…) tenga el lugar que merece, y que merecemos (y queremos) que tenga.
Si te apetece, me encantará leer cómo son tus procesos creativos, y sobre todo, lo no-visible que, demasiadas veces, es invisibilizado por nosotras mismas, quitándole valor, o por el propio sistema al que le viene mejor que todo esto no se cuente para que sigamos siendo esa emprendedoras auto-explotadas que viven para currar, y para “ser alguien”. Yo ya soy alguien y tú también. Que no se nos olvide 🙂
*La lustración de este post es de Marla Freire: «Menos musas, más creadoras»