Me quiero ahora-aquí-ahora

Me quiero ahora-aquí-ahora

La Premen se acerca y este ciclo me he hecho la promesa ferviente de que llegaré suave a los abismos. Como merecen, como merezco. Estoy harta de llegar en caída libre al tiempo de la progesterona. Quiero seguir practicando la espeleología abisal de forma cíclica. Sabiendo que sí o sí esta fase me conduce a visitar mis adentros. Quiero hacerlo con cuerdas, anclajes y preparada para ello. O lo que es lo mismo abrazos, palabras y con una guía de recursos-recuerdos que me acompañen a acoger las emociones que aparecen entre los claroscuros premenstruales.

Este texto (o coñoescrito) nace en un día simbólico. Han pasado 15 años de un suceso que marco mi vida profundamente. Desde ahí, (desde aquí) ahora, lo siento como un (auto)recurso para recordarme cómo y dónde me quiero.


Premen día 19. 20 de noviembre del 2019.

 

Me quiero ahora, aquí, ahora.

En ese suspiro profundo que me colma entera.

En esa caricia rebelde en donde (me) dejo la piel.

En ese tímido rayo de sol que inunda cada una de mis células.

En esa expresiva sonrisa de encuentros cómplices.

En esa mirada presente con la que sé que me entiendes.

En ese juego alocado y peludo que me llena de barro.

En ese bostezo satisfecho al final de un día alegre.

En esas largas tardes de rocas, agua salada y yerba.

En esas palabras que son balbuceo y que (aún así) alcanzan a decirnos.

En ese final de clase, relajada, serena y llena de Chi.

En esa contención que da un abrazo cuando todo parece desmoronarse.

En ese puchero rico cocinado a fuego lento.

En esas pinturas-ensayos que salen de mis adentros.

En esos proyectos-vida en donde pongo mi tiempo y me devuelven tanto.

En ese gesto que sin sonido, todo lo dice.

En ese aroma a Casa, como la más dulce y tierna de las fragancias posibles.

En esas conversaciones en las que cambiar el mundo es el (utópico) objetivo.

En ese florecer de las macetas que con más o menos acierto, cuido.

En este cuerpo mío el cual sigo aprendiendo a amar.


*El dibujo-experimento de este post está hecho con mi sangre menstrual (y con pintura acrílica :p). Si quieres ver más creaciones, entra en LA GALERÍA.

Momento cero (0)

Momento cero (0)

Esta idea-concepto sale de una Compa de la Comunidad pedagógica-virtual Soy1Soy4.com. A mi me hizo click (y después, al acuerparlo como concepto-vivencia, también click-clack-boooom!).

La menstruación llega cuando el cuerpo se queda sin estrógenos ni progesterona. Es un momentazo. Yo lo siento como esa pausa entre inhalar y exhalar. Ese instante en el que todo cambia. Y como somos cíclicas, todo empieza otra vez.

Para mí, desde que lo descubrí, es un instante mágico, que si me lo permito (y las circunstancias se me alinean) vivirlo en silencio resulta revelador. Aparece una calma y una compasión que en ningún otro momento siento.

Además, considero que mucho de lo que cíclicamente siento, me da pistas para ‘cómo puedo sentirme’ en otros momentos, que aunque contengan ‘números hormonales’, es decir, acontezca algún baile dentro de mi, puedo acordarme de que ‘sé’ sentirme de esas otras formas.

Aquí tienes este (coño)escrito* que sale de Este Momento. El Momento Vida-Muerte-Vida que en cada ciclo ocurre en mi/nuestros cuerpo(s).

Y como me dijo una vez I., solo es un instante, porque para cuando quieres pensarlo, el ciclar ha vuelto a empezar.

——

 

A veces me ocurre, de que a pesar de tener un texto casi terminado, editado y maquetado, en el último momento me entran infinitas ganas de escribir ‘otro’.

Me cuestiono si será que no me parece lo suficientemente ‘bueno’, me pregunto si le podría dar otra vuelta o si lo que simplemente me apetece es escribir ese ‘otro’ que late con fuerza entre mis entrañas.

Hoy, gana la tercera opción.

Me apetece teclear en este silencioso mediodía de sábado primaveral.

Lo que más admiro de este deseo es que nunca sé que saldrá.

Me intrigo… y me pierdo en es(t)a pausa que hoy me regalo.

 

Menstrúo. Es día 1.

La sangre va saliendo y a pesar de haberme traicionado algunas (cuantas) veces este ciclo, siento cierta compasión conmigo misma, como si todo estuviera ‘bien’.

Me he revelado ciertas cosas y también he puesto algunos límites.

Observo como se mueve mi útero. Son movimientos suaves en un vientre hinchado. No hay dolor. Tampoco energía. Soy ese cero hormonal que me eleva hacia la Tierra.

Respiro hondo y casi siento que el aire sale por la vagina.

Soy canal. De mi misma, de las que son-conmigo y de las que fueron.

Soy latido. Los tambores conjuntados aún me resuenan y me mueven.

Soy sororidad. Con esa capa morada que me ha regalado el encuentro.

Soy recapitulación. Para no perderme en las inercias.

Soy silencio. El que tanto anhelo algunos días de agotador ruido mental.

Soy las teclas, que vibran, que escriben, que me ayudan a ‘decirme’.

 

En breve seré primavera.

Igual que ésta que aflora y enverdece la vista aquí afuera.

Doy las gracias por mi ciclicidad, y no a las Diosas, tampoco de forma mística,

Me las doy a mí, a las que me acompañan, a las que saben escuchar(me),

A las que se dicen conmigo, a las que son silencio y también latido.

Por ahí, (solo ahí) aquí, en este renacer continuo, con la vida cambiante, intensa, cíclica,

Es donde puedo descansar,

Es de ahí, de aquí de donde soy,

A lo que pertenezco.

Aunque solo sea a momentos, incluso aunque solo sea así en este rato cero,

Que me da Tierra,

que hace que mis pies se despeguen del suelo y me permite ser aire que acoge,

Que, con la infusión en la mano sé que voy camino del ancho mar y que soy agua que fluye,

Que juntas, aun (solo) siendo pequeñas chispas vibrantes,

Seremos (y somos) un poderoso fuego cuando nos encontr(a)emos.

 

Un par de intros, una coma, algunas letras,…

Me quedaría a vivir aquí. En este hogar que me dan los párrafos, en esta no-danza que siento dentro,

Escribiendo cosas románticas que hacen que me pierda en ese planeta que me gustaría.

Somos (también) cero. Y es bien.


*El concepto Coñoescrito está creado por Teach E. (Erika Irusta) dentro del curso llamado ‘Coñoescritura’.

** La foto del post es sacada por mi, aunque la sangre es de una Compa.

La niña herida

La niña herida

Estoy enfadada. Dentro un nudo grande no me deja respirar.

Y sí, escribo sin filtro cuando me encuentro así.

Pongo la lengua en el paladar y abro mi pecho como si de un paracaídas se tratase.

Cojo aire hasta el fondo. Sigo aquí. (Menos mal)

 

No hay niña herida que pueda sanarse.

Hace unos días M. me lo dijo y sus palabras quedaron resonando allí donde comienza mi útero.

“No se trata de sanar la niña herida, sino de aprender a vivir con ella”.

Y una vez más vi la trampa que me había comido mientras pensaba estar-me ‘sanando’.

 

Sanar.

Esta palabra tan usada en los últimos tiempos y que una vez más parece enarbolada para la confusión.

Para que ese capitalismo que se filtra entre las grietas más minúsculas (que con mucho esfuerzo abrimos), continué su despiadada conquista.

¿Cómo sanar-nos en una sociedad enferma? No es posible. Da igual lo bonito que nadie lo pinte.

Dan igual las meditaciones o los cursos que como buenas newagers aplicadas nos hagamos.

Quizá estos nos sirvan para hallar esperanza,

o para desaprender o re-aprender formas o herramientas con las que siquiera, consigamos calmar nuestras abundantes (no) lagrimas.

Los desgarros serán cicatrices. Cerradas o no.

Seguirán latiendo a pesar de su aparente quietud.

Y quizá, el día menos pensando, mares de sangre desborden de ellas.

Las heridas, nunca desaparecerán, y sin ellas, tampoco sería yo.

 

Sanarnos ‘solas’ mientras fuera poco cambia.

Consiguiendo el abrigo de esas Otras también heridas.

Procurando no dolernos más entre nosotras.

Aunque lo haremos. Porque somos hijas de este sistema roto y dañado.

Abandonos, falta(s) de ‘lugares’, inocencias-creativas corrompidas, sexualidades violadas.

 

Soñamos con mundos-islas-lugares-ficciones  tiernas en donde siendo quienes sea que seamos, consigamos acogernos en paz.

A veces lo conseguimos, ¡y que a gusto llora y ríe allí la niña herida!

 

Buscar constantemente sanarnos puede convertirse de vuelta en enfermedad.

Porque son caras de la misma moneda.

Porque en la dicotomía nos perdemos y nos confunden.

Porque nuestro entorno es una batalla que nunca sanaremos (ni ganaremos)

y probablemente, continuemos perdiendo-nos mientras intentamos salir de la culpa de haber enfermado.

 

“Aprender a vivir con ella”, con la niña herida,

saber quíen es, y quíen fue,

saber de sus heridas, y procurar no volver a golpearnos en ellas, con ellas, entre ellas,

abrazarme, cuando sea necesario,

acogernos, y darles espacio a aquellas que fuimos,

y que aún, en algún lugar de nuestras adentros, SOMOS y SEREMOS.


*La ilustración es de Joana Santamans, se titula «Niña soplando».

**’¿Sabes leer?’ Artículo sobre body literacy (o coñoescritura) de Teach E. (Erika Irusta)

Hogueras

Hogueras

Puedes escuchar desde aquí el audio-artículo:

Lo que tienes a continuación es uno de esos textos que guardo bajo llave. Este lo compartí en la comunidad después de hacer una lectura de mis últimos meses de registro y hoy quiero compartirlo contigo por varias razones.

La primera de todas es que siento que va siendo momento de poner palabras a los sentires de mi propio caminar, que sepas de mis fases al mas puro estilo ‘Enara’, con mi montaña rusa (sí, lo soy), con las palabras que me dicen, de expresarme por aquí como me gusta decir últimamente: ‘con el corazón en una mano y las bragas en la otra’.

En estos meses en los que me lees, quizá en algún momento has podido imaginarme y quizá hayas pensado que por estar aquí diciéndote cosas (o mas bien recordándote algunas de las que han preferido mantenernos alejadas) tenga alguna capacidad diferente. No. La única razón es que me he comprometido conmigo. Y tú me estas acompañando en esto. Mi intención con este proyecto es que tu te comprometas contigo, con tu cuerpo, con tu existir, con la que eres, utilizando la máxima ternura que conozcas, cultivando la ilusión y sin olvidarte de la paciencia que te mereces.

Ayer en una interesante conversación sobre cuidados con las Tremendas(*) unimos varios de los conceptos que me rondan estos últimos días. Entre todas forjamos una formula que me tiene en una nube de emoción, dice así:

(AUTO)CUIDADO = Ilusión + ternura + paciencia + compromiso. 

Ahora, cuando intuya que no (me) estoy cuidando podré revisar cual(es) de estos 4 pilares me flojea.

La segunda de las razones por la que te comparto este texto es para ‘picarte’ a escribir. Y pongo esa palabra porque sí, mi intención es echar leña a tu fuego, hacer uso de este texto que se titula ‘Hogueras’ para que veas lo mágico que es esto. Claro, cada vez que escribo no salen textos así, esta siendo a base de practicar, de sentarme, de teclear, de coger el boli, cuando consigo decirme y que mis palabras me sorprendan.

Mi vuelta a la escritura utilizando como ‘excusa’ el registro del ciclo ha sido de vital importancia para que hoy estés leyendo esto. Después llegó el proceso pedagógico de la Coñoescritura(**) y en estas sigo. Obligando cada día a ‘mente’ a dar un paso atrás para que Cuerpo pueda decirse acompañada de la pregunta de ‘Cuerpo ¿cómo te sientes?’.

Si no pudiera escribir moriría. Por aquí, en la comunidad, en mi diario, en los cientos de textos perdidos en carpetas que naufragan por el disco duro. Escribir me salva, me alivia, me dice, me conecta conmigo, me ayuda a saber qué quiero, me saca pajas de la cabeza, me hace escribir poesía sin yo saberlo, me acompaña a poner palabras a sentires escondidos… En fin, las que estáis cerca sabéis que soy bastante plasta con esto, pero nunca me cansaré de repetirlo: ESCRIBE. Dedícate un rato cada día. 10 minutos, 20. Y ya, no podrás dejar de hacerlo.

Comprométete contigo, de manera simple, con pequeños pasos (que son muy grandes). Y si lo haces, escribe-lo, escribe-te, escribe para saber qué quieres, qué necesitas, cuales son tus heridas y tus anhelos, cuales son tus deseos, tus potencias y debilidades. Deja que tu cuerpo se diga, navega, naufraga si hace falta, escarba hondo, porque estoy segura segura de que hallaras grandes tesoros. Lo sé, porque en realidad, incluso aunque tú no lo sepas, ya eres una joya.

Me callo ya. Te dejo el texto aquí abajo sabiendo que acogerás mis palabras, y que quizá, quien sabe, algún día yo también pueda leerte.


HOGUERAS

Mi vida es una hoguera.

Soy el fuego que todo lo arrasa.

Duele.

Todo arde y nadie ha dictado sobre mí la sentencia de ser bruja.

Quizá lo fui. Quizá lo soy.

Procuro hacer Magia aunque a veces, el único poder posible sea arder entre llamas.

Dejarme caer en ese fuego que seguro, abonará con mis propias cenizas el suelo en donde cada vez mas hondo, entierro mis raíces.

Mientras, guardo semilleros llenos de nueva vida en la trastienda de quien seré.

Algunos ya han cogido tierra y poco a poco asoman unos tiernos brotes entre la tierra que huele a otoño.

Serán grandes plantas, lo sé, haré Magia con ellas y crecerán al son de mis ciclos.

Crecerán con cada latido de mi corazón.

Se enraizaran en cada pequeño movimiento de mi cuerpo.

Y las regaré con las lagrimas que aún me quedan por verter.

Escrito en fase menstrual día 4.


(*) Tremendas: Son las Compas de la Comunidad Soy1Soy4.

(**) Coñoescritura: Proceso pedagógico basado en el body literacy de Erika Irusta.