Acompañarnos (procesos personalizados)

Acompañarnos (procesos personalizados)

Todas nos acompañamos. Como humanas y siendo bio-psico-sociales (e interdependientes), sabemos hacerlo (con más o menos habilidad) desde siempre. Para mí, lo importante aquí es el valor que le damos en nuestra realidad a esta “tarea” que ha sido y sigue siendo invisibilizada. Considero además, que es La herramienta para salir del individualismo que nos persigue (y que nos venden) día a día.

El caso es que además, llevo un tiempo dándole vueltas a que quiero contarte este trabajo/servicio que también realizo dentro del proyecto (encuentras el dossier aquí). Necesito hacerlo por estas razones:

  • Cada vez son más las que están confiando en mí para que les acompañe, lo cual me da punch y alegría.
  • Necesito sacar del armario este trabajo que llevo haciendo (de forma comprometida y sistemática) desde hace 4 años y dejar de invisibilizar(me)lo.
  • Quiero darle el lugar que merece más allá de ese apartado (escueto y casi escondido) que tiene en el espacio “¿Nos encontramos?” de la web.
  • Deseo acoger a la impostora que me recrimina una y otra vez que esto no es para tanto.
  • Todas nos acompañamos y hacerlo es lo que nos da red, contención y posibilidad de crear juntas esas otras realidades-ficciones. Considero que, en estos tiempos de soledad imperiosa y de esa falacia que es la independencia absoluta, esto es resistencia.

¿Me acompañas y te cuento?

 

El “trabajo” de acompañar (emocionalmente)

Sabemos (vamos sabiendo y siendo conscientes) que son un montón de trabajos invisibilizados los que las mujeres* durante siglos (siempre) hemos realizado para sostener la vida. Aún, todos estos se encuentran en la parte del iceberg (encuentras la imagen, aquí), y nosotras mismas, muchas veces no somos capaces de valorarlos/nos. Probablemente los más “sencillos” de ver sean los que sostienen la vida de forma física: Lavadoras, compras, comidas, limpiezas…

Sin embargo, bajo mi punto de vista existe un tipo de cuidado que aún resulta más invisibilizado probablemente por la no-cultura de emociones que tenemos, este es el cuidado emocional. El cual implica, contención, escucha, resolución, ideas o sencillamente, poner el hombro para que alguien llore contigo. Lo cual es un regalo si tienes la energía y el tiempo para hacerlo, y si la otra persona lo permite.

Sin este pilar, que aún no se tiene en cuenta como “trabajo”, no sería posible la creación de vínculos íntimos (al menos es como yo lo siento), recíprocos, cuidados y tampoco tendríamos la capacidad de si por ejemplo tenemos un día de mierda, soltar, liberarnos y renovarnos así.

Quizá se nos hace difícil verlo como “trabajo” porque asociamos esta palabra al esfuerzo productivo y no al cariño que le tengamos a una persona. Sin embargo, cabe recordar ese mantra que tenemos inscrito en los huesos de que las mujeres* hacemos todo por amor. Y está bien que lo hagamos, por supuesto! Aunque no olvidemos el tiempo y energía que invertimos mientras acompañamos, y pongamos en valor, lo mucho-muchísimo que podemos aprender sobre los procesos, las emociones y la vulnerabilidad mientras lo hacemos.

Es tan importante aprender a acompañar, como a dejarse ser acompañado.

 

Bidelagunak, esta palabra tan bonita

En euskera tenemos un término que para mí define mucho mejor lo que me late y lo que hago. Su traducción literal es “amiga de camino” y conjugado decimos bidelaguntzak, que viene a ser “ayudas en el camino”.

Este concepto, poco o nada tiene que ver con ser coach (hice un curso el año pasado con el que me confirmé que no era eso lo que quería ser). Yo más bien (me) ofrezco para acompañarte a ver tu realidad, y desde ahí, observar si tus tiempos y energías están ubicados como tú quieres. Para después, continuar caminando (juntas) hacia esa vida que merece ser vivida (tanto individual como colectivamente) que tú quieras (y puedas), acompañada de tus dones y talentos, y por supuesto también de tus límites. Todo ello, claro está, con perspectiva cíclica, que es imposible dejarla fuera 😉

 

Te acompaño

Como te decía al principio ya van a ser 4 años los que llevo acompañando de forma comprometida y sistemática. Quiero decir, que no son acompañamientos puntuales (que también, por supuesto) sino más bien, procesos-trabajos cuidados que implican tiempo y energía y de los cuales he aprendido (y sigo aprendiendo) muchísimo.

En este tiempo estoy  acompañando a una amiga que trabaja en una empresa “tradicional” y que casi tocaban la quiebra cuando comenzamos, también he acompañado a otra amiga (y compañera de proyecto “alternativo») a ubicar-se y sentirse (como ella me decía) menos sola, y en este último tiempo, acompaño también a otras dos personas cercanas que están en proceso de re-ubicación de sus realidades. Con ambas estoy trabajando su realidad de tiempo-energía “completa” (incluyendo cuidados, relaciones y proyectos propios) y también estamos adentrándonos juntas en el mundo de los dineros.

Con todo esto te digo que quiero dar el salto e ir más allá de las relaciones amigas. Porque creo que puedo hacerlo, y sobre todo, porque quiero hacerlo.

 

El proceso/Los procesos

No son procesos que sepa a donde nos llevaran y aunque esto sé que no es algo que a priori “venda”, vender, no es para nada mi intención ni mi objetivo. Internet esta llenísimo de cursos/personas que ofrecen promesas de que te harán millonaria y todas esas cosas, y esto, nada tiene que ver con mi propuesta.

Yo paso de perpetuar el capitalismo y de poner el dinero en el centro (sin obviar que necesitamos dinero, para lo cual acompaño los procesos con mi ensayo de ‘Se una Padrina’). Para mí lo importante es poner(te) tu vida/cuerpo en el centro, acompañarte a verlo con toda la claridad que podamos, utilizando diferentes herramientas que enraízan y otras que ayudan a desplegar las alas.

Así, los procesos son orgánicos, personalizados, y por supuesto, cuidados en tiempos y energías. Van desde lo más matérico hasta lo más emocional. Porque todo es importante e imprescindible para la creación de la Vida, esa que integra ese Todo en el que nos habitamos (incluidas relaciones, trabajos de cuidados y todas esas “cosas” que por nuestro sesgo de género y por nuestra cultura hegemónica muchas veces olvidamos).

  • INDIVIDUALES: Los procesos individuales pretenden ubicarte en tu realidad y continuar caminando hacia esa Vida que quieres, en la que en el centro, estás tú (y si es el caso, también tu ciclo menstrual).
  • COLECTIVOS/DE PROYECTOS/DE EMPRESAS, COOPERATIVAS o ASOCIACIONES: Los colectivos son “meta-acompañamientos”, es decir, partimos de ti, y analizamos tanto tu realidad como la del proyecto. Al haber más de una persona implicada, vemos las realidades individuales y a continuación conjuntamos estas en la realidad colectiva.

 

Todo esto nace de mi cuerpo

¿De dónde podía nacer sino? Lo que procuro replicar con estos acompañamientos es mi propio proceso, este que sigo realizando (muy bien) acompañada por las personas cómplices con las vivo y creo (puedes leer más sobre cómo es esto en «De danzas y procesos creativos«). También avanza porque durante estos años he realizado diferentes cursos que me dan pistas, así como talleres que me dan la oportunidad de ver los retos a los que nos enfrentamos en este tiempo que nos ha tocado vivir.

No tengo titulación que avale esto. Lo que tengo, como dice Haraway, son conocimientos ubicados/situados(1), véase, acompañamiento en informática a señoras en la época del Windows 95 (¡qué tiempos!), 10 años detrás de la barra de nuestra cafetería (¿me convalidarán alguna carrera con esto?), etc. Además, soy autodidacta y persigo lo que me late con horas de vídeos y charlas, miles de artículos y muchas-muchas pruebas-experimento que primeramente siempre me auto-implemento. Me gusta jugar(mela) y lo hago con gusto (y mucha seriedad y compromiso), porque creo que es difícil construir mundos nuevos con ladrillos viejos, así que, menos coaching capitalista y más procesos de acompañamiento en economía feminista :p

Dicho todo esto, si te interesa que te acompañe, puedes contactarme desde AQUÍ y vemos si lo que necesitas y lo que puedo ofrecerte con-juga. Si es así, estaré deseando que (con)jug(u)emos 😉

Y no lo olvides: Acompañarnos (nos) trasciende y es resistencia, porque nos hace continuar juntas, y Juntas, como dicen La Mare y Eva Sierra, «Juntas, vencemos la muerte«, compañera 🙂


(1) https://es.wikipedia.org/wiki/Conocimiento_situado 

*La ilustración de este post es de Sara Fratini

Km0, que empieza en tu Cuerpo

Km0, que empieza en tu Cuerpo

Han sido dos los factores (principales) que me han traído por aquí a divagar sobre esto que enuncio en el título: La conversación con una Compa sobre el (archi-famoso) congreso virtual de empoderamiento (Gracias C. por tus reflexiones), y el estar desde hace un tiempo sumergida en varios proyectos que llevan por bandera este concepto.

Últimamente cada vez se escucha más esto de Kilómetro cero (Km.0) y personalmente, si lo traigo al Cuerpo uniéndolo con mis hipótesis propias relacionadas con la economía feminista y el ecofeminismo, me pregunto: ¿Dónde esta este punto? ¿Es posible que comience “dentro” y a continuación trascienda hacia “fuera”? ¿Puede igualmente comenzar “fuera” y continuar “dentro”? ¿Se trata en última instancia de encontrar ese complejo y tan necesario equilibrio?

¡Divaguemos!

 

Mucho más que dónde comienzan las carreteras

Según Wikipedia, el primer monolito relacionado con remarcar un punto cero lo construyó Cesar Augusto para posicionar aquello de que “todos los caminos conducen a Roma”. Más adelante fue utilizado para hacer alusión a un lugar geográfico (normalmente las capitales) en donde las carreteras de un país comienzan. Luego nos familiarizamos con el termino por medio de los coches kilómetro cero (esos que exponen en los concesionarios y tienen un precio más bajo por haber sido probados), y hoy en día, muchas reconoceremos el termino como algo relacionado con lo local.

El consumo Km0 anima a tener en cuenta la huella ecológica que dejan nuestros hábitos de vida, cuestionando… ¿qué es lo que comes? ¿de dónde procede? ¿cuántos kilómetros a recorrido antes de llegar a tu plato? ¿qué fortaleces con tu forma de consumo? ¿dónde pones tu dinero? ¿qué estas comprando con esto? ¿qué es lo que refuerzas?…

Algunas organizaciones afirman que en los modos de consumo «estándar» los alimentos recorren 3.000 kilómetros de media y que «hay casos especialmente agudos como el de los garbanzos, cuya distancia media entre el agricultor que los produjo y al consumidor que los adquirió en un supermercado es de 7.500 km. Un trayecto transoceánico para un producto que lleva casi treinta siglos cultivándose de manera local»(1).

Aunque pueda parecer “una moda”, bajo mi punto de vista consumir local es imprescindible para crear realidades sostenibles, tanto para nosotres (aquí en occidente) como para dejar de una vez de expoliar el sur global.

 

De lo individual a lo colectivo, y/o viceversa

Cada vez son más los proyectos que promocionan y los que trabajan por y para fomentar lo que se hace/construye/crea en un pueblo o una comarca, o incluso en un barrio, y que están denominándose Km0. Por aquí, relacionados con las soberanía alimentaria tenemos un grupo de consumo recién re-fundado (Labore Txingudi, al que te animo a acercarte si vives en nuestra bonita bahía) y una huerta cooperativa donde (además) trabaja mi Compa-Hermana I. a la que estamos dándole una vuelta para que sea (aún) más participativa (Aldatsa Baratza).

Seguro que en tu entorno también encuentras proyectos con estos valores que cuestionan la forma hegemónica de consumo y en consecuencia de  economía. En Euskal Herria tenemos el mapa de Batura y en Cataluña está el Pam a pam, dedicados ambos a mostrar los proyectos que trabajan en la economía social y transformadora.

Mi invitación a que te acerques y te informes sobre lo que se está moviendo cerca (en tu propio Km0) trasciende al cambio climático (el cual considero de primera orden, y sino estas convencida de esto puedes escuchar el mensaje de la Gran Greta). Personalmente te diré que el cambio de perspectiva de la Vida que yo estoy experimentado al ser parte de algo así, es brutalmente enriquecedor, tanto por lo que significa aprender a trabajar en colectivo, como por valorar que esos “pequeños gestos” acompañan a la sostenibilidad de la Vida de todas (aquí y allá, y para todos los seres vivos de la Tierra, incluida Ella misma) y a que la Economía sea una forma para ir poniendo las Vidas en el centro.

Por si todo lo anterior fuera poco, te recuerdo que el capitalismo nos quiere solas/individualizadas, por lo que cualquier acto de colectivizar (desde estos valores) es subversivo.

 

Ese kilómetro 0 que empieza en tí

Con todo lo anterior quiero ir un poco más allá (o más acá), proponiendo y manifestando tu propio cuerpo-experiencia como el primer Km0, donde comienza todo. No me interesan los misticismos vacíos, y espero no ser leída así por ti. No quiero bajo ningún concepto promover quedarse en lo individual. Me interesa partir de ti, validar tu experiencia (inspirarte a que tu la valides), que veas la potencia que tienes para sea cual sea tu ámbito, y sean cuales sean tus dones y talentos, los consideres suficientemente válidos como para ponerlos al servicio de lo colectivo y de las personas que tienes cerca, en tu Km0 «exterior».

No hace falta que tengas un poyectako molón, ni una web, ni nada. Solo hace falta que le des valor al camino que ya has recorrido, a eso que ya ha florecido en ti, a tus investigaciones propias, a los intereses que tengas y que estés desarrollando para construir realidades más tiernas (y sostenibles). Comparte, habla de ello, infórmate de lo que se mueve en tu barrio, invéntate quedadas temáticas con personas cómplices. Te aseguro que la potencia que descubrirás en ti (mientras te compartes) no te dejará indiferente, y además, estarás aportando a algo que te trasciende.

 

Ultima divagación

Sabes que todo-todo me gusta relacionarlo con el cuerpo y si puede ser con el ciclo menstrual, por lo que traigo por aquí una pregunta bien filosófica para seguir rascándole al tema, y para continuar acercando nuestra realidad como cuerpos menstruantes a estos conceptos que de base parecen estar «fuera»:

¿Es el Momento 0, justo cuando llega la sangre y en el que todo comienza otra vez, una nueva posibilidad de volver a ese Km0 interior y desde ahí accionar lo local en el exterior? 

Para mi este instante es una posibilidad de re-iniciarme cíclica-mente. En este rato miro mi Mapa del Tesoro y vuelvo a proyectar cómo me gustaría que fuera el ciclo siguiente, centrándome (y generando estrategias concretas) tanto en el autocuidado como en el cuidado (y expansión) colectivx.

¿Te resuena algo de esto? ¿Me/nos dejas tus balbuceos en los comentarios?

 

*Dedicación especial a mis inspiradoras

Considero haber llegado (de manera consciente) hace poco a todo esto y quiero reconocer desde aquí a las personas que me han llevado de la mano (y me llevan) haciéndome descubrir todo un nuevo universo con infinitas posibilidades transformadoras. Mi más sincera gratitud a I., D., X., L., y a toda la banda que tengo cerca y que están trabajando por y para proyectos molones, tanto los que (primeramente) tienen el Km0 puesto “dentro”, como los que lo tienen “fuera”. Eskerrik asko eta aurrera ekipo! 🙂


*La ilustración de este post es de Iris Serrano.

(1) Alimentos kilométricos: El coste social y ecológico del mercado global de comida (eldiario.es)

Las mujeres* y el dinero (Parte 2)

Las mujeres* y el dinero (Parte 2)

Tal y como (tremendamente) expone Kate Raworth en ‘Economía rosquilla’, cuando crearon este teatro que bien podría llamarse ‘La Economía (que nos contaron como exacta) para el crecimiento (únicamente) capitalista’, dejaron a muchxs personajes fuera de la obra. Entre estxs, esta(ba)n las mujeres* y los cientos de miles de cuidados que hemos ejercido (y ejercemos desde) SIEMPRE. Aunque seguro que no te sientes economista, ni cercana a este termino, considera que…

“… Después de todo, el hecho de que nunca haya asistido a una clase de economía puede resultar una clara ventaja: tiene menos bagaje del que desprenderse, menos grafitis que borrar. Hay ocasiones en que ser profanx en una materia puede constituir un activo intelectual; y esta es una de ellas” (Economía Rosquilla. Pag. 34)

Si no has leído la primera parte de esta saga, te invito a ello antes de continuar. Encuentras aquí ‘Las mujeres* y el dinero (Parte 1)’.

 

Lo matérico que todo lo atraviesa 

Tal y como te he contado en otras ocasiones no podemos comprender nuestro ‘todo’ si no observamos lo matérico, esto es, el entorno, lo que nos rodea, esa sopa llamada cultura a la que estamos intentando dar un sabor más dulce. Nuestros actos de cada día son economía, cómo nos organizamos, qué consumimos, dónde (y para qué) ponemos nuestras energías /dineros/ tiempos… todo esto ES ECONOMÍA. Por lo que si aún no lo sabes, eres economista.

Estoy segura de que además llevas las cuentas de tu casa/colectivo/…, tienes una carpeta con extractos, pólizas y demás, haces la compra que pagas con dinero (o tarjeta, el dinero de plástico), y tienes una (o más cuentas corrientes) y/u otros productos financieros. Compa, con esto te lo reafirmo ERES ECONOMISTA.

 

Economista, por supuesto Feminista

Además de todo lo anterior, cuidas, trabajas en más cosas que en tu(s) empleo(s), estas atenta de los estados emocionales de varias personas (o animales), pones lavadoras, mandas audios llenos de comprensiones, recibes a Otras, escuchas atenta y gestionas como buenamente puedes tu vida… Entonces somos, Economistas Feministas porque (además) hacemos Economía de los cuidados.

Todo lo mencionado aquí arriba no esta incluido en el PIB (Producto Interior Bruto), que aún es el único medidor de ‘bienestar’ cuyo único foco es el flujo del dinero por lo que para los sistemas financieros,no tiene ningún valor. Aunque sin todo ello, hace tiempo que el iceberg se hubiera derretido…

 (La Economía Feminista me atrapa y me arrastra, ups! Vuelvo. Volvamos a lo más puramente financiero, volvamos al dinero)

Sea como fuere, seguro que en tu vida usas el dinero (¿eres por esto capitalista? ¿somos capitalistas por usar el dinero aunque como posición política nos nombramos anticapitalistas? Tengo un intenso debate a raíz de estas preguntas con mi querida Compa Playa-Medusa, y estaré encantada de leer tus aportaciones al respecto para continuar con esta saga de ‘Las mujeres* y el dinero’).

 

Ideas para ser una Padrina (y re-ubicar así el dinero)

Una vez E. me nombro Padrina por tener cierto control con las finanzas, y este alter ego se ha convertido en una de (todas) las mujeres* que soy durante el ciclo menstrual, esta asoma especialmente en mi fase Preovulatoria. Considero que todas tenemos una Padrina dentro, solo que por el sesgo de género y la construcción social (y transgeneracional) que hemos vivido, no hemos tenido la oportunidad de practicar lo suficiente para saberlo y para ser soberanas de nuestro recurso matérico propio.

Esto tiene que cambiar, necesitamos también que la revolución de las Padrinas continue, porque necesitamos el dinero de nuestro lado.

Vamos a lo práctico, que es lo que más me gusta. Aquí lees los tips/truquis/briconsejos/prácticas concretas pasadas por mi cuerpo que me han acompañado a colocar en lugares más cercanos la pasturrina

 

¿Qué sientes al tocar un billete?

Coge un billete. Cuanto más valor tenga mejor. Si, ahora. Tenlo entre tus dedos por unos segundos y dime: ¿Qué sientes? ¿Cuál es la primera palabra que viene a tu cabeza? ¿Por qué crees que es esa? ¿Hay alguna otra parte de tu cuerpo que ‘reaccione’? ¿Te pones nerviosa? ¿Te da cierto asco? ¿Piensas que esta sucio? ¿Sientes alegría? ¿Agradecimiento?

Identifica estas pistas y estate atenta a lo que sientes cada vez que abras tu cartera y vayas a utilizarlo.

 

«Cuida el dinero, y este te cuidará»

Hace tiempo que me dijeron esta frase y la verdad es que me mostré muy escéptica. Aunque creo que estarás de acuerdo conmigo en que los billetes arrugados en la cartera o las monedas desperdigadas por el bolso son muestra de un no-cuidado que no te mereces. 

Estate atenta a cómo tratas el dinero. Si tienes algunos billetes guardados en algún lugar (cartera, cajón, dentro de un sobre…), procura ponerlos en orden de menor a mayor y con la barra metálica al mismo lado. 

 

El estadillo (de la amatxo)

Mi amatxo (madre en euskera) es una mujer bien-bien práctica y aquí os traigo esto que me enseñó ella y que uso desde que tengo algo que anotar aquí.

El estadillo viene a ser una lista en la que enumeras los productos financieros, seguros y demás que tienes (todo lo que tengas contratado con cualquier entidad financiera, aseguradora, etc.). Puedes poner por ejemplo: El nombre del producto, el número de cuenta o de póliza que tiene, la entidad con la que lo tienes y el importe que hay (o que tienes contratado). Es importante que alguien más que tu sepa donde esta y que en el caso de que te pase algo, nadie tenga que jugar a ‘en busca del tesoro perdido’ (o de la deuda).

También te servirá para ver si necesitas ‘todo eso’ o hay algo más que te gustaría tener. Te invito además a que consultes las alternativas de banca ética (o aseguradoras éticas) que además de aportar valor(es) a lo social (y hacer que nuestros dineros estén colocados en un lugar coherente con nuestras ideas), también estas dando unas rentabilidades bien interesantes.

Mantenlo actualizado, revísalo cuando hagas algún cambio, busca la fase del ciclo aliada con el dinero para este tema que puede resultarte pesado/denso/oscurito. Te prometo que es un ‘papelito’ escrito a mano que da mucha calma y mucho orden. 

 

Hoja de ingresos y gastos (y apuntar en el calendario)

Esta hoja (por ejemplo Excel, aunque vale perfectamente a mano con lápiz y papel) te mantendrá al corriente de cuáles son tus gastos e ingresos mensuales. Para tenerlo en orden nosotras vamos apuntando en el calendario los gastos diarios, después puedes sentarte una vez al mes (por ejemplo al final) y anotar cuánto has gastado en comida, luz, agua, etc.

Con esto podrás nuevamente observar cómo es tu situación financiera mes a mes y además mantendrás el contacto con lo económico para crear hábito e integrar así lo matérico en tu realidad.

Puedes también aprovechar este momento para revisar el estadillo y crear un plan de acción para cerrar/abrir/contratar/cambiar… ese productos financiero que te interesa (o ya no).

 

Jugando en el Patrix

Jugar es muy importante, y como de pequeñas no jugamos lo suficiente (o quizá si pero a mi me siguen quedando ganas), te propongo que sigamos haciéndolo.

Para este ejercicio necesitas: Saber a ciencia cierta tu fase aliada de los euros (puedes registrar mes a mes sobre esto y observar como te comportas en las diferentes fases con relación al dinero), vestirte de forma en la que te sientas bien (bien) segura y un banco al que acudir (puedes elegir mas de uno, y también valen las aseguradoras preferiblemente regentadas por hombres cis encorbatados).

El juego trata de ir por ejemplo a la búsqueda de un deposito a plazo fijo. Entras, saludas y te sientas. Preguntas, preguntas y preguntas (hasta que haga falta) y ¡entiendes! Es un juego sencillo a la par que muy empoderante (de los que dan poderío y sensación de conquista).

Puedes aprovechar este ejercicio y realizarlo en aquellas entidades en las que ya tienes un producto contratado. Así, comprenderás mejor lo que tienes ‘comprado’ y podrás decidir si realmente lo quieres (o no). Te recomiendo que ademas indagues en otros bancos/aseguradoras y realices comparaciones, porque hay mucho en juego querida: tus dineros ni más ni menos.

 

Buenoooo… conste que ya he abierto un documento en mi portátil titulado ‘Las mujeres* y el dinero (Parte 3), así que ¡la saga continua pronto!

Recuerda que si quieres seguir indagando en el tema de las Economías, encuentras recursos para ello en la sección Eco-Recursos de esta web (y por las Diosas, si tienes/descubres algún otro mándamelo). Y comparte-nos tus truquis/tips/briconsejos/vivencias en los comentarios porque…

…Juntas, todas las Padrinas, es como vamos a poner de nuestro lado (también) el dinero. 


*El mural que ilustra el post es de Natalii Rak. (Sigo sin encontrar ilustraciones molonas para esta saga. Si encuentras cualquier imagen que te sugiera mujeres* y dinero, ¿me la mandas, please?

Economía Feminista (construyendo puentes)

Economía Feminista (construyendo puentes)

Como puedes ver AQUÍ, estoy dedicando una parte de mi proyecto a trabajar/estudiar/ensayar la Economía Feminista o ‘Economía de los Cuidados’. Son varias las personas que me han preguntado: ¿Por qué ponerle ese apellido ‘Feminista? ¿Qué relación tiene esta perspectiva de la economía con vivir en cíclico? La verdad es que mucha más relación de la que podía imaginar. Aquí te lo cuento.

(más…)

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies