¿Cultura menstrual normativa?

¿Cultura menstrual normativa?

Comienza el 2021. Un año al que se le están poniendo muchas expectativas. Como leía el otro día, “no odias el 2020, odias el capitalismo”, y este, no va a desaparecer por mucho que cambiemos de año. No Señoras, lo siento, pero no.

Considero que está en manos de todas, de todes, de todos, girar la rueda hacia otras formas de organizarnos que nos permitan vivir con alegría, desde la Alegría. Decesitamos construir (como mil veces he dicho parafraseando a las Compas Mesoamericanas -de Abya Yala) Vidas (con mayúscula) que merezcan ser vividas.

Tengo un listado de temas que quiero agarrar durante estos renovados (o eso quiero creer) 365 días. Temas que me quedaron pendientes, de los cuales sigo recabando información y preguntando-me bien hondo la forma de traerlos a palabras. Tengo prioridades, lógico. Y tengo también unas Compas cómplices con las que construir nuevas preguntas y generar respuestas (que bendición esto, joe!).

Hoy te traigo una reflexión, que aunque llevamos tiempo haciendo, me preocupa de sobremanera, y que mi querida prima P. puso el otro día encima de las mesas de varias redes sociales-virtuales: La Cultura Menstrual se está convirtiendo en algo mainstream, en algo popular (en el peor sentido de la palabra), y ya hace un tiempo que esta siendo manido (y ensuciado) por las asquerosas manos del capitalismo.

 

Capitalismo usurpador y devorador

Es sabido que el capitalismo todo se lo come. No importa que sea por medio de un feminismo convertido en camisetas de esa marca que empieza por Z y acaba por “ara” que bien conoces. No importa que sea promoviendo copas menstruales desechables (sí, sí amiga, hace ya un tiempo que existen). No importa que sea «invitándonos» a donar óvulos contándonos que somos super solidarias y unas heroinas (TW: el artículo enlazado es duro de leer, pero muy necesario). No importa que sea por medio de plantar (a modo de escaparate) Nuestra-Criatura libro en esa otra gran corporación que empieza por A y acaba por “mazon” (igual de flipada que tú nos quedamos las autoras).

El sistema caníbal en el que ponemos nuestros cuerpos día si y día también, está siempre al acecho, escondido detrás de cada puerta esperando el momento para capitalizar lo que sea que propongamos. Deseando devorar y re-colonizar una y otra vez nuestros cuerpos y vidas. La resistencia está muy chunga, y estar atentas a esto, saber que esto ocurre a cada instante, me parece lo primero que podemos hacer.

 

La Cultura menstrual está bien rica

Obvio que esto que venimos llamando Cultura menstrual no iba a quedar fuera del menú que se quiere comer (y que se está comiendo) el capitalismo. Por ello acontecemos (atónitas, tristes y enfadadas) a una gran oleada de proyectos, plataformas y movidas que nos indican (de base y de fondo) cómo menstruar maravillosamente, con sangre que se convierte en purpurina y siendo la identidad mujer la única «digna de» menstruar (de esto te hablaré en otro post que tengo pendiente). Las fases que venimos usando como arquetipos orientativos y como tendencia, se están convirtiendo en hegemonía, y esto querida, es realmente grave.

No tienes que ser super productiva en Preovulatoria, puedes odiarla porque los estrógenos te hinchan de ansiedad. No tienes que menstruar de forma “regular”, ni ser una princesa chorreosa de libido en ovulatoria. NO. Tampoco tienes porque vivir tu ciclo de forma “positiva” y por supuesto que, bajo mi punto de vista y vivencia, no tienes que hacer nada más que adoptar esta perspectiva cíclica como (una) forma de conectar con tu cuerpo.

 

Un peligro que veíamos venir

Erika lleva tiempo advirtiendo-nos de que no existe la perfecta menstruante, y la menda, pues también (aquí puedes leer el artículo de “Como tu ciclo menstrual es resistencia anticapitalista”). No hay nada que vaya a servirnos relacionado con el cuerpo ni con los cuerpos en relación, a menos que esté bien arraigado en el contexto socioeconómico y cultural en el que vivimos. Es decir, no habrá cultura de cuerpos, ni de cuidados, ni menstrual, ni de nada novedoso, a menos que tengamos bien presente (y todo el tiempo) las aguas pantanosas en las que nadamos.

Sin embargo, por mucha advertencia que tuviéramos, sabíamos que esto pasaría, que cuando algo se hace más y más visible, llega el Homo Economicus y nos los guarrea todo.

 

¿Y qué hacemos?

Como divulgadora (o lo que sea que soy) de Cultura menstrual, este tema me preocupa mucho. Mucho. Desde la autocrítica diré que pocas veces me siento en paz pensando en si estaré mirando todo esto desde suficientes prismas.

No sé bien qué podemos hacer. Esta es la verdad. No tengo las respuestas para frenar al capitalismo, y planteármelo siquiera ya me parece una (auto)exigencia brutal. Por lo que partimos de la base de que no cambiaremos el mundo. Sin embargo sí podemos mantener algunas ideas presentes para seguir siendo resistencia-tierna (y ojalá este 2021 consigamos ser Resistencia-Tierna-Juguetona):

  • A veces, la mayoría por desgracia, aconteceremos a la desolación de ver que nos han en-mierdado nuestro rico pastel. Nos surgirán contradicciones y tendremos que negociar con nosotras mismas y con el entorno. Acoger la rabia-pena (o las emociones que te surjan) es siempre bien. Puede ser además que algunas de estas te den gasolina para seguir.
  • Si ya has realizado un viaje (o varios) por tu ciclo menstrual y eres de la que lo cuenta con emoción y entusiasmo, ten presente que las fases que tú vives no tienen que ser las que otre viva. A veces se cruzan, otras, aparecen nuevas fases que podemos observar con curiosidad. Hay tantas formas de ser cíclicas como cuerpos menstruantes. No olvidemos esto.
  • Además, puedes encontrarte con personas que tengan ciclos diversos, que no ciclen en este momento o que no van a ciclar más. De esta diversidad solo podemos (y debemos) hacer una cosa: abrir bien los ojos y los oídos, escuchar, empatizar y aprender.

 

Conexión contigo, igual a espíritu crítico

Y pase lo que pase, hablemos de ciclo menstrual, de economía, de cualquier-cosa-que-suene-molona, mantén ese espíritu crítico que vive en ti. Nútrelo, comparte(te), contrasta, confronta. Esta conexión contigo, con tus procesos, con tu historia personal, con tus relaciones… es la que más pistas te dará sobre Tu verdad. Una verdad que puedes descubrir cíclica y cambiante, por supuesto.

No es tiempo de gurus ni de gurusas, no hay nadie que tenga ninguna verdad absoluta, no hay información “completa”, por lo que estar siempre alerta (si, esto cansa un ovario, lo sé) dándote (por supuesto) tus propios tiempos de (auto)investigación y reposo, es seguramente lo más que podemos hacer para mantenernos siendo resistencia-crítica-tierna (y divertida ¿? ¿Cómo se hace para estar en esta brecha mientras nos divertimos? Espero tu respuesta en los comentarios :p).

 

Te necesitamos, nos necesitamos ATENTAS para que sigamos creando juntas Cultura Menstrual enraizada en el contexto donde habitamos, y que esta se mantenga de forma bien-bien crítica.


*Desconozco la autoría de la foto de este post.

Un mundo nuevo, cíclico y transformador (Parte 2)

Un mundo nuevo, cíclico y transformador (Parte 2)

En la primera parte de este post balbuceaba sobre las semanas movidas que hemos tenido, sobre la responsabilidad social y sobre el reto que supone ser cíclicas viviendo en relación (que no hay otra forma de vivir, vaya!). Especialmente en como “medir” y vivirte (a gusto) mientras intentas sacar adelante (con el entusiasmo puesto a nuestro favor) las ideas, planes estratégicos y cuidados en y de tu colectivo, asociación o grupo.

Sin pretender caer de nuevo en que la responsabilidad social es exclusivamente nuestra (si aún tienes dudas de esto puedes escuchar esta magistral intervención Amaia Peréz Orozco sobre los cuidados en toda su dimensión), en este post te traigo propuestas tangibles para que partiendo de ti (y de cambiar cosas que pueden parecer pequeñas) podamos construir un mundo nuevo que sea cíclico y transformador:

¡No queremos neonormalidad, tenemos que romper su nueva normalidad!

Introspección (en colectivo)

  • MOVIMIENTOS INTERNOS/EXTERNOS: No dejes que la inercia de la prisa (productivista) te haga borrar lo que se te ha (re)movido durante estas semanas. Ha sido un tiempo en el que se han visibilizado infinitas cuestiones que requieren de atención social. También, es probable, que dentro de ti se haya puesto todo un poco del revés. Te invito a hacer 2 listas, enumerando en estas lo que se te ha movido dentro, y las cosas que te mueven de lo que esta pasando fuera. ¡Canalizando la energía de las heridas acogidas para construir otras realidades!
  • TU VOZ: Escribe tu relato y saca tu Voz. Cuenta cómo has vivido este tiempo, hazlo con tus Compas o relata-lo (o ambas). Necesitamos (todas) las voces (cíclicas) que nos ayuden a validar la experiencia vivida. Todo lo que hayas enumerado en las listas de arriba es político, y sacándolo “a fuera” es como daremos con las palabras que nos digan. Si tienes dudas sobre la importancia de los contra-relatos, escucha este podcast. ¡Porqué sino escribimos la historia, otros lo harán por nosotras!
  • IMAGINACIÓN: Imagina como podrían ser las cosas. Escribe, habla-lojuega al “¿y si?”. La imaginación como la capacidad de soñar, es una de esas cosas que nos han secuestrado, sin embargo es en las ficciones donde podemos encontrar las pistas para otras realidades más tiernas. Puedes realizar este ejercicio en solitario, y puedes también convertirlo en una emocionante conversación con otras Compas. Tu vida, el barrio, vuestra colectiva o grupo de amigxs… todo puede ser girado hacia una cultura de cuidados. ¡Coge papel y boli, estoy segura de que algunas ideas pueden llevarse a cabo!

 

Lo que podemos hacer (ya mismo)

  • APOYO MUTUO: Valora el apoyo mutuo (que ya realizas). Si tienes dudas sobre a que me refiero con esto, puedes ver este genialérrimo vídeo de Cuellilargo. Necesitamos una cultura de cuidados, y visibilizando, acogiendo y poniendo en valor estos trabajos, también nos cuidamos. No solo es el trabajo físico, hay muchísimo trabajo emocional (llamado también carga emocional) que está bien que compartamos. ¡Pongamos en valor los cuidados que ya realizamos y demos-les visibilidad, estoy segura de que esto traerá un efecto contagio imparable!
  • BARRIO: Aunque haya sido el tiempo del Jitsi, el Zoom y el Skype, en muchos barrios y pueblos han surgido redes de cuidados muy interesantes e imprescindibles. Rezo a las Diosas (desde mi ateísmo) para que las semillas (algunas ya plantitas) no mueran con la neonormalidad. Te recomiendo que te informes de lo que se ha movido cerca de ti, que te unas a lo que se este haciendo. Estoy convencida de que es desde los barrios, donde los cuerpos están cerca, desde donde empiece (o continué) la revolución de los cuidados.
  • CONSUMO de PRODUCTOS y SERVICIOS: Me preguntaban como consumir de forma sostenible siendo mileuristas. Puede parecer un reto grande, yo te propongo que sea un proceso sin agobios. Estas son algunas de las acciones que puedes realizar para ir caminando hacia otras formas de consumo:
    • Productos y servicios: Cuando tengas que comprar un producto o contratar un servicio, recuerda que ya existen empresas comunitarias o cooperativas que apuestan por formas-otras de hacer economía, en las que la vida (más allá del capital) esta en el centro. También hay redes de estas organizaciones (como OlatuKoop o REAS) que vinculan a proyectos de Economía social y transformadora o Economía social y solidaria. Si necesitas contratar algo, te invito a que consultes si existe en estas redes. Tu dinero hace girar el mundo en una (o en otra) dirección, con cada acción ayudas a que así sea.
    • Alimentación, cosmética y demás: Cada vez existen más cooperativas de consumo o proyectos de huertas cooperativas en las que comprar comida de calidad y local. Quizá de primeras no quieras/puedas cambiar todos tus hábitos, puede ser un mix entre el clásico supermercado y este tipo de proyectos. Sin embargo te invito a que te acerques a alguno y te intereses por el proyectos, los productos y las formas de proceder. Como te contaba en el artículo «KM0, que empieza en tu cuerpo» estos proyectos ofrecen mucho más que alimentación de calidad, pueden darte colectivo y encontrarte con otras personas que piensen como tu.
    • Banca y seguros éticos: Aunque ya he hablado de esto varias veces (en Las mujeres* y el dinero –Parte 1– y  –Parte 2-, por ejemplo), no puedo dejar de recordarte que tus ahorros, tus dinerillos, invertidos en un banco tradicional o en la banca ética, acompañaran al cambio. Infórmate, lee sobre las opciones y date el salto. ¡Hagamos que el dinero este en un lugar que acompañe a nuestros valores! Y recuerda, que si quieres, puedo acompañarte tanto a ti como a tu proyecto en caminar hacia otras formas de economía. Encuentras la info sobre esto, AQUÍ.
  •  

 

Perspectiva cíclica (por supuesto)

  • AGENDA CÍCLICA: Planea con tu agenda y consciente de tus fases los momentos en los que SI ponerte a dar algunos pasos en los puntos que te he contado en este texto. Si, querida, hay días en lo que quieres cambiar el mundo de arriba abajo, y otros en lo que la acción máxima para esto es quedarte descansando. Recuerda siempre tu ciclicidad. Frente a la realidad lineal en la que respiramos es imprescindible saber de tus fases, energías y tiempos. ¡Pongamos-los de nuestro lado!
  • VULNERABILIDAD: Hay otra cosa que no quiero dejar pasar, porque creo que en este tiempo se ha puesto encima de la mesa para susto de muchxs. Parece que hay personas (sobre todo las más hegemónicas) que se habían olvidado de que la vulnerabilidad es inherente a la vida y a la condición humana. Hablar de ella, de los miedos, inseguridades y demás que te han surgido es imprescindible, para tenerla acogida, cerquita, porque somos vulnerables y no olvidarlo, no volverlo a olvidar, es fundamental, para ahora, y para los tiempos que se avecinan.

 

¿Qué más acciones crees que podemos hacer para que el mundo sea ese lugar que soñamos, y en el que además nuestras realidades cíclicas tengan el lugar que merecen? ¡Cuéntanos! ¡Esto lo construimos juntas, o no será!


*La ilustración de este post es de Elisa Biete

Un mundo nuevo, cíclico y transformador (Parte 1)

Un mundo nuevo, cíclico y transformador (Parte 1)

Escuchaba el otro día a varixs pensacreadorxs sobre: ¿qué hacemos ahora? ¿continuar manifestando la mierda en la que nadamos? ¿o intentar imaginar ese nuevo mundo con el que soñamos? También durante este tiempo-raro, un Compa (mila esker B.) ha dicho una frase que se ha hecho viral (al menos dentro de mí): “Tendremos que construir un mundo nuevo”. Con estas dos premisas algo dentro me ha hecho click. Un click de mechero que ha vuelto a encender la llama, flojita aún después de pagar las facturas de mi covid-vorágine, pero fuego al fin y al cabo.

Agarrando fuerte estas ideas (y mezclando-las también con un par de peticiones muy interesantes de dos Compas (gracias J. y Y.), sentipienso que es momento de comenzar a esbozar trazos encima del paisaje post-covid que aparece. Además, es necesario que nosotras también escribamos nuestros relatos de la Historia, incluso aunque como en este caso, sean balbuceos.

Parto de las siguientes certezas, que de algún modo he ido (re)acuerpando en el covid-time: la incertidumbre general de lo que antes era Casa (yo misma en busca de un nuevo centro y unas nuevas rutinas cíclicas, otra vez), el montón de injusticias y desigualdades, sobre todo sociales y de cuidados que se han (re)visibilizado y la idea de que solo juntas, juntos, juntes, podemos transformar esto.

 

Crisis y neonormalidad (que no sea una vuelta a lo de antes)

Han sido semanas (ya meses) muy duras. Cada cual con sus circunstancias, (también con sus privilegios) hemos atravesado este tiempo lo menos mal que hemos podido. Por diferentes contrastes que he realizado y teniendo en cuenta que no ha sido una crisis individual (de esas que vivimos en un duelo o cuando cambiamos de dirección nuestra vida), sino que ha sido colectiva, la hemos vivido todas, todos, todes y hay algo que tenemos en común: Han asomado patrones, mierdecillas, charcos y conflictos que creíamos atravesados (o no). Y de repente plaf! Plaf y plaf!

¿Cómo lo has vivido tú? Quizá, dado que ya ha pasado un tiempo desde el shock de la experiencia covídica, puedas revisar cómo han sido para ti estas semanas y (ojalá) rescatar algunas joyas-modificaciones de tus adentros para seguir aprendiendo a (auto)cuidarnos. Te animo a que lo hables con tus Compas-cómplices y desarrolléis estrategias sentipensadas y cuidadas por si la pandemia continua.

Spoiler relacionado con la neonormalidad o la “nueva normalidad”: La pandemia capitalista sigue, por lo que atender esto y usar la fuerza del cuidado colectivo me parece imprescindible para ser resistencia.

 

Responsabilidad social (más allá de la mascarilla)

Las redes se llenaron enseguida de estas dos palabras. Al principio era el #YoMeQuedoEnCasa y ahora es #YoMePongoLaMascarilla. Estoy de acuerdo en que hacer esto ha sido (y es) un acto de responsabilidad. Lo que me tiene enfadada desde el día 0 de la llegada del bicho, es que para haber evitado llegar a esta situación hay bastantes otras-muchas cosas de carácter socio-político que podrían haberse hecho en nombre de dicha responsabilidad. No somos las únicas responsables, ni de coña. Pero siempre resulta que somos quienes pagan el pato.

La lista es bastante interminable, la verdad. Empezando por los cuidados, así en general, de las criaturas y las personas mayores en particular, o las condiciones de esclavitud en el que malviven muchas mujeres* migradas, continuando por el colapso planetario y terminando por ejemplo, con fomentar y fortalecer esas-otras formas de economía que ya existen (como la Economía Social y Transformadora).

Si te interesa ampliar esta perspectiva, te dejo aquí dos charlas inspiradoras de las que son mis 3 referentas-teóricas estrella: «Crisis del sistema» (Jule Goikoetxea y Amaia Perez Orozco) y «Abordar la emergencia civilizatoria tras el Covid19: Retos y aprendizajes» (Yayo Herrero).Y así, ya no me enrollo más con esto.

 

Colectividades y ciclicidad (revisando el entusiasmo …

Reconozco que soy una entusiasta. Y esto no es ‘malo’ per se, normalmente me hace tener un punch optimista y alegre. Solo que al vivir en general con (mucha) intensidad, a veces, esta emoción me deja tan KO como una fuerte bajada a los abismos, sobre todo si este entusiasmo es también colectivo y alimentado por otrxs entusiastas. Y es lo que me ha pasado en este tiempo. Especialmente durante las primeras semanas tuve tanta ilusión de que El Tiempo del Cambio había llegado (léase de forma épica), que un tsunami de quehaceres, desdibujó la rutina cíclica a la que tanto me ha(bía) costado llegar. Los colores con los que pinto la agenda que día a día me hacen saber que fase transito, se convirtieron en un arco-iris emborronado.

No tengo la formula de cómo vivir en cíclico conjuntando lo colectivo, de hecho, creo que este es el gran reto que tenemos dado que estamos atravesadas por el entorno siempre. Algunas Compas me han comentado que al sentir estos ciclos “alterados”, es cuando han visto esto de que lo de “fuera” es absolutamente determinante para como lo vivimos “dentro”. Cuidarnos es bien (fundamental), pero no olvidemos que mientras que todas* no podamos menstruar a gusto, la fiesta de la cultura menstrual no se habrá acabado. Y me temo que aún falta mucho para esto.

…y los límites)

Otra de las cosas que he visto en este tiempo, es que al igual que lo individual no es la solución, es que lo colectivo ha de tener unos límites: No es bien que sea la forma de fuga de una misma, la contención de otras requiere de energía que no siempre tenemos disponible y el hacer/idear/accionar planes estratégicos, nunca, nunca, podemos permitir que sobrepase nuestros límites propios (especialmente cuando la carga emocional del momento es como la que hemos pasado).

Estar atentas a esto es clave para saber qué días sí podemos atender los activismos/trabajos/cuidados “externos” (y colectivos) y que días no. Escribo esto mientras trago saliva ya que soy consciente de que hablar de cuidados “opcionales” es frívolo, y sé que no todes tenemos la opción de plantearnos esto. Sin embargo, parto de la idea de poder estar en un/su centro y dar atención a otrxs desde ahí. O al menos, que exista un compartir honesto sobre las condiciones en las que se va a desarrollar el acto de cuidar.

Si te interesa esto o ves que se te fuga mucha energía, o si quieres ver que momentos podrías dedicarte a cuidar el cachorro de esa amiga, puedes ir registrando sobre cuáles son tus días top y cuáles eres incapaz de sostener a nada ni a nadie. Puedes ir anotando en tu cuaderno las personas con las que te relacionas, las acciones que haces en tus activismos, militancias o colectivas y poco a poco identificar cómo es el match entre tu bailoteo de hormonas y tus historietas relacionales. Si puedes, por supuesto, anímate a compartir tus sentires cíclicos en tu entorno, y a realizar estrategias para cuidaros juntas.

 

Este post tiene segunda parte (¡que sale en breve!). Ya hemos marcado las directrices y el marco teórico ;). En breve te cuento las propuestas prácticas que puedes (y podéis) realizar para que juntas, pintemos ese mundo nuevo que tanto ansiamos.


*La ilustración de este post es de Elisa Biete

Lagartija

Lagartija

Lagartija

que muta (también) entrañas

Premen día 25. 8 de septiembre del 2019

 

¿Cuántas veces he mutado de piel? (a mis 35 diría que ya han sido unas cuantas)

¿Acaso me creo una lagartija? (me gustan los reptiles y su instinto de supervivencia)

¿Cuántas heridas traspasan de una a otra capa sin poder hacer nada para evitarlo? (la piel es lo más superficial y al mismo tiempo, lo que me de-limita)

¿Cuántos duelos me quedan por hacer? (estoy segura de que no puedo contarlos)

¿Y cuantas mutaciones con cada uno de estos? (¿quizá tantas como ovocitos me queden dentro? …seguramente muchas más)

 

Trabajo, hago terapia, lloro, preparo talleres,

me río, bebo cerveza, descargo, escribo, me ilusiono, paseo, me deshincho…

Estrógenos arriba y abajo, progesterona que viene y va.

 

Y todo, vuelve a comenzar de nuevo.

Incluso aunque esto sea una ilusión macabra,

porque nunca,

nunca, seré “nueva”.

 

No habrá segundo parto,

aunque me partiré cientos de veces.

No habrá segundas oportunidades,

porque siempre,

algo me recordará que “sigo siendo yo”,

que esa «otra yo» no existe.

 

Tecleo por y para “modificarme”,

en pos de una serenidad calmada y muy viva a la que aspiro.

Dentro me habita un caos de ceros y unos a los que pretendo dar sentido.

Y orden.

Como si fuera un sencillo y a la vez muy completo software que puedo (des)cifrar.

Un algoritmo hormonal alocado

al que se le suma (o resta) un tiempo (limitado) y un entorno (muy) cambiante.

 

Fantaseo con ese delete que me dé la posibilidad de eliminar aquello que ya no me sirve.

Sueño con ese sobre-escribir que me deje teclear ese código que aún es balbuceo,

sacarlo de mis entrañas para no sentirme nunca más abandonada,

ni rechazada.

Me doy cuenta de que no existen estas teclas en el hardware-cuerpo.

No las hallo dentro,

y fuera, tampoco hay cacharro que me permita encontrarlas.

 

Re-escribir(me) viviendo(me) de formas “otras-nuevas”,

arrancándome a tiras la piel que no cae sola.

A ratos con el mimo de quien ama la pared que limpia,

en otros, con el racarraca de quien intenta que un grano deje de picar.

 

Muto en cada ciclo,

Y lo se teóricamente,

Porque, entre otras cosas,

un ovulo muere,

y algo de mí lo hace con él.

 

En lo práctico, en lo emocional,

todo se torna más complejo,

y no hay quien entienda el jaleo de fórmulas, errores y con ello posibilidades,

que me asaltan, en las que me convierto.

 

vida-muerte-Vida.

 

Morir y matarme entre metáforas,

hacerlo con el cariño que estoy aprendiendo a tener(me).

Enterrarme, incinerarme,

y ser ceniza en la que nuevas flores brotan.

 

Otra vez, cada vez, en cada ciclo,

también en cada nueva etapa de la vida.

Incluso aunque eso de ser nueva me resulte uno de los engaños a los que sucumbo,

por el que me dejo sucumbir.

 

Quiero fantasear (una vez más),

imaginando que soy una lagartija que cambia de piel,

y de entrañas.

Sabiendo,

que en ellas guardo los recuerdos de la que fui,

esos que me han construido,

y que me construyen cada vez que repto,

y que ahí, en lo más hondo de mi misma,

es (también) donde engendro el futuro en el que seré, nuevamente,

una lagartija.


*El dibujo de este post esta realizado con (mi) sangre menstrual. Si quieres ver el resto de obras-juego, puedes acceder a LA GALERÍA.

Momento cero (0)

Momento cero (0)

Esta idea-concepto sale de una Compa de la Comunidad pedagógica-virtual Soy1Soy4.com. A mi me hizo click (y después, al acuerparlo como concepto-vivencia, también click-clack-boooom!).

La menstruación llega cuando el cuerpo se queda sin estrógenos ni progesterona. Es un momentazo. Yo lo siento como esa pausa entre inhalar y exhalar. Ese instante en el que todo cambia. Y como somos cíclicas, todo empieza otra vez.

Para mí, desde que lo descubrí, es un instante mágico, que si me lo permito (y las circunstancias se me alinean) vivirlo en silencio resulta revelador. Aparece una calma y una compasión que en ningún otro momento siento.

Además, considero que mucho de lo que cíclicamente siento, me da pistas para ‘cómo puedo sentirme’ en otros momentos, que aunque contengan ‘números hormonales’, es decir, acontezca algún baile dentro de mi, puedo acordarme de que ‘sé’ sentirme de esas otras formas.

Aquí tienes este (coño)escrito* que sale de Este Momento. El Momento Vida-Muerte-Vida que en cada ciclo ocurre en mi/nuestros cuerpo(s).

Y como me dijo una vez I., solo es un instante, porque para cuando quieres pensarlo, el ciclar ha vuelto a empezar.

——

 

A veces me ocurre, de que a pesar de tener un texto casi terminado, editado y maquetado, en el último momento me entran infinitas ganas de escribir ‘otro’.

Me cuestiono si será que no me parece lo suficientemente ‘bueno’, me pregunto si le podría dar otra vuelta o si lo que simplemente me apetece es escribir ese ‘otro’ que late con fuerza entre mis entrañas.

Hoy, gana la tercera opción.

Me apetece teclear en este silencioso mediodía de sábado primaveral.

Lo que más admiro de este deseo es que nunca sé que saldrá.

Me intrigo… y me pierdo en es(t)a pausa que hoy me regalo.

 

Menstrúo. Es día 1.

La sangre va saliendo y a pesar de haberme traicionado algunas (cuantas) veces este ciclo, siento cierta compasión conmigo misma, como si todo estuviera ‘bien’.

Me he revelado ciertas cosas y también he puesto algunos límites.

Observo como se mueve mi útero. Son movimientos suaves en un vientre hinchado. No hay dolor. Tampoco energía. Soy ese cero hormonal que me eleva hacia la Tierra.

Respiro hondo y casi siento que el aire sale por la vagina.

Soy canal. De mi misma, de las que son-conmigo y de las que fueron.

Soy latido. Los tambores conjuntados aún me resuenan y me mueven.

Soy sororidad. Con esa capa morada que me ha regalado el encuentro.

Soy recapitulación. Para no perderme en las inercias.

Soy silencio. El que tanto anhelo algunos días de agotador ruido mental.

Soy las teclas, que vibran, que escriben, que me ayudan a ‘decirme’.

 

En breve seré primavera.

Igual que ésta que aflora y enverdece la vista aquí afuera.

Doy las gracias por mi ciclicidad, y no a las Diosas, tampoco de forma mística,

Me las doy a mí, a las que me acompañan, a las que saben escuchar(me),

A las que se dicen conmigo, a las que son silencio y también latido.

Por ahí, (solo ahí) aquí, en este renacer continuo, con la vida cambiante, intensa, cíclica,

Es donde puedo descansar,

Es de ahí, de aquí de donde soy,

A lo que pertenezco.

Aunque solo sea a momentos, incluso aunque solo sea así en este rato cero,

Que me da Tierra,

que hace que mis pies se despeguen del suelo y me permite ser aire que acoge,

Que, con la infusión en la mano sé que voy camino del ancho mar y que soy agua que fluye,

Que juntas, aun (solo) siendo pequeñas chispas vibrantes,

Seremos (y somos) un poderoso fuego cuando nos encontr(a)emos.

 

Un par de intros, una coma, algunas letras,…

Me quedaría a vivir aquí. En este hogar que me dan los párrafos, en esta no-danza que siento dentro,

Escribiendo cosas románticas que hacen que me pierda en ese planeta que me gustaría.

Somos (también) cero. Y es bien.


*El concepto Coñoescrito está creado por Teach E. (Erika Irusta) dentro del curso llamado ‘Coñoescritura’.

** La foto del post es sacada por mi, aunque la sangre es de una Compa.

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies