La vida era aquello…

La vida era aquello…

Ya no puedo callarme más. No quiero autocensurarme más, y mucho menos en mi blog. Durante todos estos meses de pandemia no he querido dejar constancia por aquí (ni por ningún otro lugar “público”, excepto cierto tímido acercamiento en los artículos “Lo que se nos está perdiendo” Parte 1 y parte 2) de mi posición, de lo que pienso y siento con todo esto. Imagino que he querido creer que todo pasará. Haciéndome un poco la longis, y procurando depurar mis emociones y sentires con mis (tan amadas) compas-cómplices. Siempre que he podido en cuerpo, risas y lágrimas.

Pero la cosa se está pasando de castaño oscuro. La vida ha dejado de ser vivible, o mejor dicho, un poco menos vivible de lo que era. Parece que caminamos hacia un apocalipsis que se veía venir, y que hablar del dichoso virus es lo único posible mientras intentamos (con un poco más de esfuerzo) ganarnos nuestras lentejas con la dignidad que nos dejan.

A mí, durante estos últimos meses (y especialmente estas semanas en las que el bitxo me ha pillado), el enfado y la rabia de ver la muerte seguir caminando a sus anchas incitada por un capitalismo zombi, y la tristeza de saber que un nuevo (gran) duelo está aquí, me han hecho reforzar con creces lo que pensaba: Podemos llamarle Covid, pero en realidad, sería mucho más correcto llamarlo heteropatriarcado capitalista neoliberal en fase de sindemia. Es decir, un sistema que se cae de viejo y obsoleto, y que nos aplasta a su paso. Ya sea con un virus famoso, con ríos contaminados o con expolios y esclavitudes de aquí y de allá, o como está ocurriendo, con todo a la vez.

 

Mascarillas y expresiones borradas

Empiezo por lo emocional. Eso que nos hace humanes. Eso que realmente nos deja vernos y ser en el espejo de le otre. Ya son muchos meses de mascarillas borrando nuestras caras. No pongo en cuestión que sean necesarias para “combatir” el virus, pero estamos perdiendo mucho. Mucho más de lo que (aún) podemos nombrar. Pienso (y veo) a las criaturas crecer sin expresiones en las que encontrarse, e intento no pensar demasiado en las consecuencias que esto tendrá (también) cuando crezcan…

 

Vida social que ha dejado de existir

El gran-último giro del individualismo que (supuestamente) nos salva, ha llegado para quedarse. La vida social sigue estando únicamente entre pantallas conectadas. No hay piel, olor o abrazos. Ya son demasiados meses de esto. Les humanes, como animales sociales que somos, necesitamos de otres para existir. Y quizá, sin ese otre al que oler, nos vamos muriendo sobre-protegidas entre las cuatro paredes de nuestra habitación conectada. Ojo, siempre y cuando tengamos el privilegio de tener una (conectada) habitación…

 

¿Para qué reforzar lo publico si lo privado es lo que da “El desarrollo”?

Aquí esta, en mi opinión, una de las claves más importantes: En marzo hará 2 años desde que comenzó todo esto (me da un escalofrió al cuantificar que el tiempo ha sido tanto…), y no se ha movido prácticamente ninguna ficha que refuerce el “estar-bien” social. No se han tomado medidas nuevas, no se han abierto espacios alternativos en donde poder hacer piel. Todo han sido recortes, de libertades, de posibilidades, de opciones sociales. Lo único “expandido” han sido los precios de la luz, del gas…

 

¡Renta básico (de las iguales) YA!

Seguimos en un paradigma de (supuesto) desarrollo privado y privativo. Los de siempre se siguen enriqueciendo, más aun si cabe con todas estas nuevas medicinas y pruebas farmacológicas que hemos integrado sin rechistar.

Durante estos últimos meses he repetido infinitas veces esta pregunta: “¿Cuándo vamos a empezar a hablar de renta básica?”. Podemos hablar de vacunas, sí, podemos hablar de pasaportes, si (bueno no, pero dejemoslo estar…), pero por favor, hablemos de una vez por todas de la renta básica de las iguales.

Las desigualdades han quedado absolutamente de manifiesto en este tiempo-pandemia. Quizá se controle el virus (el covid, digo), pero no servirá de nada si no vamos dando pasos hacia el buen-vivir. Hacia el decrecimiento. Hacia el consumir menos y vivir mejor así. Hacia trabajar menos. No hay otra opción. Y sería de mucha ayuda (en mi opinión, sería fundamental) poderlo hacer con las condiciones (mínimas) para la vida cubiertas.

Soberanías (que nos salvarían)

Sigo pensando que únicamente esas “otras” formas de economías nos salvaran, o al menos nos darán las pistas para esos caminos que ya son imprescindibles si queremos sobrevivir como especie. Las perspectivas de la economía social (transformadora) o la economía feminista tienen un montón de claves para construir esos “otros” modelos de vidas que necesitamos. Ya no es un capricho (nunca lo ha sido, pero hay quien así lo piensa…).

Poner la vida en el centro, dejar de destruir y expoliar, cambiar radicalmente nuestra manera de consumir (y también de divertirnos), atesorar y valorar los trabajos de cuidados que sostienen la vida, cuidarnos en relación, ser soberanas de nuestros empleos, de nuestras vidas, de nuestro alimento, de nuestras tierras y cuerpos. Esto necesitamos. Y es muy muy urgente.

Sinceramente, creo que para este momento, ya debería de haber una huerta cooperativa y comunitaria en cada barrio, un grupo de consumo, asambleas (y tiempo para estar en ellas) en donde decidir cómo abastecernos para seguir viviendo. Tendríamos que poder ser (lo más) soberanas (posibles) y tendríamos que poder estar haciéndolo con ayuda (incondicional) de las entidades públicas.

 

La vida era aquello

Miro con nostalgia la vida de hace dos años. Todo iba tan bien… Después de varios años de terapia estaba aprendiendo a relacionarme. Incluso había comenzado a ir a eventos y a fiestas (de barrio) que me estaban ayudando a (por fin!) aprender a divertirme. Todo se puso en pausa en aquel fatídico marzo del 2020, y temo no volver a dar al play nunca más.

Estoy distópica y apocalíptica. Lo reconozco. Hace unos días vi la peli de “No mires arriba” y flipé. (SPOILER ALERT!!!) Desde que comenzó la peli supe como acabaría, y contra todo pronóstico hollywoodiense, acerté. Me impactó mucho ver como todo terminaba mientras la Vida (esa que no conoce racionalidad ni tiempos lineales) seguía siendo. Seguía ocurriendo. Quizá aún quede alguien ajeno y que no quiera relacionar covid con capitalismo.

Quizá aún existen personas que no ven la relación entre las necropolíticas (políticas de destrucción que llevan a la muerte) y este nuevo-famoso-virus. Más allá de conspiraciones acertadas (o no tanto), lo que ya no puedo/podemos hacer es seguir negándola. Seguir haciendo como “que pasará” si que es ser negacionista. Creo que vienen tiempos complicados. Más aún. Y que estar preparada para tomar las decisiones necesarias, es el reto al que me enfrento, y nos enfrentamos.

La vida era aquello, si, aunque ahora también sigue siendo. En mí, en ti. En nosotras. Juntas. No lo olvidemos.

 


*La foto de este post es del puente internacional peatonal que separa el estado francés del español. Está en mi ciudad, en Irun. Desde que comenzó el virus (que casualidad) pusieron estas vallas. Ahora puedes pasar (si eres blanca, claro) por el puente de al lado, por donde cruzan los coches y donde siempre (otra casualidad) hay patrullas de gendarmes y guardias civiles (cada uno en su lado del puente) haciendo controles. En Irun pasan al año más de 7.000 personas migrantes. Ya son 4 las que han intentado cruzar el rio a nado y han perdido la vida en el intento.

Blog Comunitario: ¡Vente a escribir (e inspirar)!

Blog Comunitario: ¡Vente a escribir (e inspirar)!

Llevo con esta idea muuuucho tiempo. Abrí la web y el blog (ya hace casi 5 añazos) porque quería tener un espacio propio. Como nos contó Virginia Woolf: “Una habitación propia” dentro de esta macro-nube que es internet. Lo necesitaba. Quería comunicar mis pajeos, sentirme acompañada en las horas de tecleos que paso. Que mis textos no quedaran únicamente en los diarios o en los documentos escritos aquí y allá, que eran solo ‘para mí’.

Y han sido años de muchos post. Muchos. Muchos más de los que imaginaría. Y no es que ya no vaya a escribir más, eh?! ¡Con lo que me salvan las letras y lo que me encanta investigar!

Cada texto lo escribo y re-escribo varias veces, lo reviso, lo corrijo, pido que me lo corrijan (especial agradecimiento por esto y por tanto a mi Compa I.), lo maqueto, busco la ilustración, lo subo todo, escribo la newsletter y finalmente le doy a ‘enviar’. Luego lo muevo en redes si me queda algo de tiempo… Es un trabajo que me flipa, aunque es un trabajo.

“Escribir y publicar no es lo mismo”, me dijo una vez mi querida Erika. Y no lo es. Al darle a publicar un escalofrío me recorre siempre, incluso cuando no sabía si había alguien al otro lado recibiéndome… Tuve la suerte de tener un espacio seguro donde practicar con esto de la escritura y el ‘que me lean’. Mi comienzo ‘en público’ con el arte de las letras (desde el cuerpo) fue en la comunidad Soy1Soy4.com. Y fue un regalo. Uno de tantos que me ha dado (y me da) participar y trabajar en este proyecto.

 

Abriendo(te) las puertas de mi Casa-Blog

Otro de los objetivos de ‘dejarme leer’ fue inspirar con mi Voz. Ahora (agarrando de la mano a la vergüenza que tantas veces me ha dejado agazapada) te digo que sé que en algunos casos lo he hecho (y lo hago). Suena jodidamente arrogante esto, pero ¿Por qué no aceptar que es mostrándonos como inspiramos a otras, y que, hay Otres que nos inspiran mostrándose? Así lo siento yo, y esto, es realmente determinante para caminar hacia Vidas que merezcan (la alegría) ser vividas. Porque nos validamos en relación. Y es con esas Otras con quienes creamos nuestras subjetividades y con las que damos los pasos. Inspirándonos e inspirando.

Y es desde aquí desde donde decido abrirte las puertas de mi casa-blog. Porque te necesitamos. Necesitamos tu Voz. Necesitamos todas las voces posibles para crear esas ‘otras formas’ con las que tanto fantaseamos. La tuya también. Déjate ser inspiración, amiga.

Soy consciente de que escribir y publicar puede dar un poco de susto y mucha imposturía, sin embargo, y aunque mi propia impostora me diga que esto no te va a parecer una súper idea (y me quede haciendo cri-cri como una grilla solitaria, sobre todo teniendo en cuenta que en mi entorno más cercano es una idea que inoculo sin mucho éxito desde hace tiempo), ME LA JUEGO. Me (la) he jugado mucho con el proyecto, y es que en realidad, lo más importante es seguir jugando! Entonces, ¿te vienes a jugar?

 

¡Vayamos a lo práctico!

Si te apetece publicar algún texto en mi blog, estos son los parámetros:

  • El texto será de un máximo aproximado de 700 palabras (entre 1 o 2 hojas en el editor de textos a tamaño 11 aprox.)
  • Sirven todos los formatos de escritura: Poesía, ensayo, relato, vivencia… e incluso si no sabes catalogarlo en ninguna es bien-bien (A nosotras también nos cuesta mucho definir la categoría de nuestra criatura-Libro!).
  • Puede ir firmado con tu nombre real y/o web personal/proyecto o puede ser anónimo (o con un seudónimo que también mola mucho!)
  • La ilustración puedes hacerla tu misme (sirve una foto, un collage, pinturas con sangre menstrual o realizadas con materiales más clásicos 😉 ) o puedes mandarme una que te mole, siempre y cuando, puedas citar la fuente de la persona creadora
  • Las temáticas que me parece que encajan en el blog son las que tengan relación con el ciclo menstrual o la perspectiva cíclica (fases y vivencias monstruantes (o no), todo tipo de procesos relacionados con nuestros úteros, vulvas o cuerpos/cuerpas, la creación de tu proyecto, feminismos, …) y las que tengan que ver con maneras de organización (tanto económicas como sociales). Si tienes dudas sobre si la temática encaja o no, mándame la propuesta y lo miramos juntes ^^
  • Los textos pueden estar escritos en castellano o en euskera (son los idiomas que controlo)
  • Dicho esto, si te apetece compartir-nos algún texto, mándamelo a: Enara@viviendoenciclico.com
  • Este blog es, por supuesto, un espacio seguro. Los comentarios son (siempre) moderados antes de su publicación, y de esto me ocuparé yo. Obvia decir que en mi Casa-blog (que ahora si quieres también puede ser la tuya) nada de troleos, ni de cosas chungas.

 

Aquí lo dejo, porque lo que quiero es leerte ^^

¡Anímate, de veras que estoy segura que tienes mucho (rico, interesante, gustoso, emocional, confrontante, divertido…) que contarnos!


*La imagen de este post es de ‘Caja de letras‘.

De veranos raros y comienzos inusuales

De veranos raros y comienzos inusuales

Me encantaría poder abrir esta nueva temporada llena de ese entusiasmo genuino que, a veces, me inunda. Recordarme el olor a nuevo del que te hablaba el año pasado por estas fechas. Contarte que todo está encaminándose, que a lo lejos soy capaz de ver esa Vida que merece la alegría ser vivida para todas

No es así. No siempre. No para todas. La ilusión, las ganas y la energía parece que se quedaron confinadas en algún lugar lejano, y después de un verano intervalles (así es como he nombrado a la decisión de no viajar más allá de las comarcas colindantes de donde habito), me pregunto cómo “recuperar” la soberanía creativa(1). Dónde está, dónde quedo la mía, y por qué me está costando tanto teclear (de forma relativamente coherente y ordenada) los millones de pensamientos, que como estrellas, alumbran (o nublan) esta cabecita agosteña.

 

(Re)comenzar cansada y hacerme compost

Algo ha muerto dentro de mí, y aunque asumo (racionalmente) que “las cosas” han de morir para renacer, me está costando ver siquiera un esbozo de esta que soy ahora. Me cansé. Mucho. E incluso con “vacaciones” de por medio, sigo ciertamente apática. Sin demasiada energía creativa. Seca. Como una pasa. Es tanta la incertidumbre, son tantos los misterios presentes, que a ratos, me pierdo en ellos. Esto, me preocupa. Podría decir (sin ser del todo cierto) que es porque me faltan ideas para escribir, pero si soy honesta es por la pegajosa sensación que me envuelve el alma, de que a estas alturas de la partida, está todo dicho aunque falte tanto por hacer.

No creo que sea de extrañar que este cansancio me haga sentir abrumada. No creo que sea raro sentir que la ilusión y las ganas de que el sistema cambie (radicalmente, de raíz) hayan quedado sepultadas bajo las hordas de información contradictoria que estamos recibiendo. Incluso aunque como yo, hace años que pases de los telediarios hegemónicos, las redes sociales virtuales y las conversaciones con conocidas o las de las personas que pasean cerca (a 2 metros mínimo), hacen que estés al día de lo que ocurre.

Pienso en compostar este cansancio. Pero ¿cómo? ¿Cómo me doy una pausa cuando todo va tan tremendamente rápido? ¡Has de estar en la ola, bonita! Seguramente, la principal contradicción que acuerpo mientras intento llevar mi propio ritmo, tiene que ver con que este proyecto pretende ser un proyecto-inspiración, lleno de buen rollo, de power colectivo, de vulvas y menstruaciones rebeldes y combativas, y claro, pienso que si mis textos hablan de cansancio y muerte (por simbólica que sea) no encajaré en este sistema de caras sonrientes y paisajes bucólicos que “se nutre” vía Instagram. Con esto decido dar un paso atrás. Sino estoy en la cresta, está bien también. Respetarme y «huir» hacia adentro, es lo mejor que puedo hacer.

 

Hartura (neo)capitalista

El caso es que me siento hartita. Harta de fotos-fantasía vacías, de noticias y bulos que viajan a la velocidad de la luz imposibles de discernir, de cursos sobre (supuesta) cultura menstrual que valen un ovario. Harta de seguir viendo al capitalismo instalarse tan campante en toda novedad que asoma o que hacemos asomar. Harta de que sigan los desahucios mientras lxs okupas son el supuesto mal de todo, de que la burbuja del alquiler sea ya un globo eólico multicolor, de seguir viendo anuncios que perpetúen la violencia de forma (casi) camuflada. Harta de tiempos lineales que nos machacan, de juegos (millonarios) sucios, de reyes que se piran, de ver como nos expolian la Vida con cada nueva “excusa”.

No quiero hablar demasiado del virus. Pero si diré que durante estos meses me he radicalizando y aún no se bien como expresarme asegurando no herirme, ni herirte. Tengo un jaleo grande sobre lo que creo (y lo que no), tengo un cacao interesante que oscila cual reloj de pared entre que esto es el (pen)último gran giro del neoliberalismo, en el que los Cuerpos son definitiva e indudablemente contagiosos y peligrosos (incluidas las expresiones y emociones que son borradas tras las mascarillas obligatorias) y el peligro real y material de un virus incontrolable que es hijo de la globalización más caníbal con el que corremos (autentico) peligro. Lo que tengo claro es que la precarización de la vida sigue su curso. Más rápidamente aún. Ante todo esto yo quiero y deseo crear resistencia-tierna en donde poder habitar calentita. Este es el objetivo que persigo y que, a veces incluso, consigo en medio de todo este caos.

 

En algún lugar, queda algo de esperanza…

Cuando la ira y la desesperanza se me encasquillan, tiendo a re-enfadarme porque la culpa se me viene encima. ¿Acaso no son todos estos problemas de este primer mundo que tienes el privilegio de habitar, Enara? ¿No eres pues, una pedazo de privilegiada? Si, lo soy y soy consciente. Sin embargo no me gusto nada cuando me pongo condescendiente conmigo misma. No me gusta aplacar mis emociones más oscuras regocijada en lo que tengo. Quiero aprender a escucharlas, y aquí contigo, pues ando practicando a ponerlas en orden.

Pero bueno, el caso es que sí, te confirmo (mientras miro hacia adentro) que algo de esperanza y de rebelde alegría queda. Y además apuesto porque en cuanto arranque, será contagiosa y expansiva. En realidad, este 2020-2021 pinta de fenómenos. De momentos tengo ya un par de Menstru-Encuentros programados (uno virtual y otro presencial con combo en Economía Feminista) y estaré junto a mi Compa Ione (Asociación Ara!Gorputz) facilitando la Escuelita de Economía Feminista de Oarsoaldea (en Oiartzun, Gipuzkoa, Euskal Herria). Pretendo seguir escribiendo (esto siempre) y publicando por aquí (1 o 2 veces al mes). También quiero seguir con los podcast, esos audio-artículos en lo que me pongo Voz, seguiré pintando con sangre, claro está …. Y…. (¡Ay, que nervios!)

Tengo una sorpresota que te contaré en octubre. Prometo no hacerte esperar más…. Prometo que octubre será el mes, y espero que la espera, igual que a mi, merezca tu alegría.

 

Y tú, ¿cómo estás?

Vendrán artículos más optimistas, estoy segura. Tenemos una nueva temporada por delante con la que seguir ensayando esto de la Cultura Menstrual en Resistencia, y si decides venirte conmigo, con nosotras, a seguir creándola juntas desde la perspectiva de las economías críticas, ¡pues mucho mejor!

Me encantaría saber cómo te encuentras. Cómo ha sido tu verano-raro. Me encantaría saber cuáles son las ideas que bailan en tu cabeza, saber cómo te apañas para que esta incertidumbre no te robe la energía y cómo haces para ordenarte. Decesitamos estrategias para generar lugares y narrativas calentitas, que nos acojan, que nos hagan saber que estamos juntas. Yo como ves, procuro escribir e incluso, aunque ciertamente cuando lo termino me parezca “un barullo de mis movidas”, decido darle a publicar. ¿Te animas y te publicas un comentario? 

 


(1) Este concepto lo acuña Paloma Todd en sus textos y audios para hacer alusión a ese poder creador que todas tenemos. Bajo esta luna nueva en Leo de este 19 de agosto (día en el que comienzo a escribir este texto), me inspiro leyendo sus palabras mientras me cuestiono cómo es el lenguaje de nuestro juego. Cómo se nombran los tiempos propios, las ideas que buscan y quieren construir narrativas que nos contengan… Termino de escribir el texto el día 4 de septiembre, recién pasada la luna llena.

*La imagen del post, titulada «Rojo sobre negro», está pintada (por mi) con sangre menstrual. Puedes ver más dibujos-experimento en La Galería.

Un mundo nuevo, cíclico y transformador (Parte 1)

Un mundo nuevo, cíclico y transformador (Parte 1)

Escuchaba el otro día a varixs pensacreadorxs sobre: ¿qué hacemos ahora? ¿continuar manifestando la mierda en la que nadamos? ¿o intentar imaginar ese nuevo mundo con el que soñamos? También durante este tiempo-raro, un Compa (mila esker B.) ha dicho una frase que se ha hecho viral (al menos dentro de mí): “Tendremos que construir un mundo nuevo”. Con estas dos premisas algo dentro me ha hecho click. Un click de mechero que ha vuelto a encender la llama, flojita aún después de pagar las facturas de mi covid-vorágine, pero fuego al fin y al cabo.

Agarrando fuerte estas ideas (y mezclando-las también con un par de peticiones muy interesantes de dos Compas (gracias J. y Y.), sentipienso que es momento de comenzar a esbozar trazos encima del paisaje post-covid que aparece. Además, es necesario que nosotras también escribamos nuestros relatos de la Historia, incluso aunque como en este caso, sean balbuceos.

Parto de las siguientes certezas, que de algún modo he ido (re)acuerpando en el covid-time: la incertidumbre general de lo que antes era Casa (yo misma en busca de un nuevo centro y unas nuevas rutinas cíclicas, otra vez), el montón de injusticias y desigualdades, sobre todo sociales y de cuidados que se han (re)visibilizado y la idea de que solo juntas, juntos, juntes, podemos transformar esto.

 

Crisis y neonormalidad (que no sea una vuelta a lo de antes)

Han sido semanas (ya meses) muy duras. Cada cual con sus circunstancias, (también con sus privilegios) hemos atravesado este tiempo lo menos mal que hemos podido. Por diferentes contrastes que he realizado y teniendo en cuenta que no ha sido una crisis individual (de esas que vivimos en un duelo o cuando cambiamos de dirección nuestra vida), sino que ha sido colectiva, la hemos vivido todas, todos, todes y hay algo que tenemos en común: Han asomado patrones, mierdecillas, charcos y conflictos que creíamos atravesados (o no). Y de repente plaf! Plaf y plaf!

¿Cómo lo has vivido tú? Quizá, dado que ya ha pasado un tiempo desde el shock de la experiencia covídica, puedas revisar cómo han sido para ti estas semanas y (ojalá) rescatar algunas joyas-modificaciones de tus adentros para seguir aprendiendo a (auto)cuidarnos. Te animo a que lo hables con tus Compas-cómplices y desarrolléis estrategias sentipensadas y cuidadas por si la pandemia continua.

Spoiler relacionado con la neonormalidad o la “nueva normalidad”: La pandemia capitalista sigue, por lo que atender esto y usar la fuerza del cuidado colectivo me parece imprescindible para ser resistencia.

 

Responsabilidad social (más allá de la mascarilla)

Las redes se llenaron enseguida de estas dos palabras. Al principio era el #YoMeQuedoEnCasa y ahora es #YoMePongoLaMascarilla. Estoy de acuerdo en que hacer esto ha sido (y es) un acto de responsabilidad. Lo que me tiene enfadada desde el día 0 de la llegada del bicho, es que para haber evitado llegar a esta situación hay bastantes otras-muchas cosas de carácter socio-político que podrían haberse hecho en nombre de dicha responsabilidad. No somos las únicas responsables, ni de coña. Pero siempre resulta que somos quienes pagan el pato.

La lista es bastante interminable, la verdad. Empezando por los cuidados, así en general, de las criaturas y las personas mayores en particular, o las condiciones de esclavitud en el que malviven muchas mujeres* migradas, continuando por el colapso planetario y terminando por ejemplo, con fomentar y fortalecer esas-otras formas de economía que ya existen (como la Economía Social y Transformadora).

Si te interesa ampliar esta perspectiva, te dejo aquí dos charlas inspiradoras de las que son mis 3 referentas-teóricas estrella: «Crisis del sistema» (Jule Goikoetxea y Amaia Perez Orozco) y «Abordar la emergencia civilizatoria tras el Covid19: Retos y aprendizajes» (Yayo Herrero).Y así, ya no me enrollo más con esto.

 

Colectividades y ciclicidad (revisando el entusiasmo …

Reconozco que soy una entusiasta. Y esto no es ‘malo’ per se, normalmente me hace tener un punch optimista y alegre. Solo que al vivir en general con (mucha) intensidad, a veces, esta emoción me deja tan KO como una fuerte bajada a los abismos, sobre todo si este entusiasmo es también colectivo y alimentado por otrxs entusiastas. Y es lo que me ha pasado en este tiempo. Especialmente durante las primeras semanas tuve tanta ilusión de que El Tiempo del Cambio había llegado (léase de forma épica), que un tsunami de quehaceres, desdibujó la rutina cíclica a la que tanto me ha(bía) costado llegar. Los colores con los que pinto la agenda que día a día me hacen saber que fase transito, se convirtieron en un arco-iris emborronado.

No tengo la formula de cómo vivir en cíclico conjuntando lo colectivo, de hecho, creo que este es el gran reto que tenemos dado que estamos atravesadas por el entorno siempre. Algunas Compas me han comentado que al sentir estos ciclos “alterados”, es cuando han visto esto de que lo de “fuera” es absolutamente determinante para como lo vivimos “dentro”. Cuidarnos es bien (fundamental), pero no olvidemos que mientras que todas* no podamos menstruar a gusto, la fiesta de la cultura menstrual no se habrá acabado. Y me temo que aún falta mucho para esto.

…y los límites)

Otra de las cosas que he visto en este tiempo, es que al igual que lo individual no es la solución, es que lo colectivo ha de tener unos límites: No es bien que sea la forma de fuga de una misma, la contención de otras requiere de energía que no siempre tenemos disponible y el hacer/idear/accionar planes estratégicos, nunca, nunca, podemos permitir que sobrepase nuestros límites propios (especialmente cuando la carga emocional del momento es como la que hemos pasado).

Estar atentas a esto es clave para saber qué días sí podemos atender los activismos/trabajos/cuidados “externos” (y colectivos) y que días no. Escribo esto mientras trago saliva ya que soy consciente de que hablar de cuidados “opcionales” es frívolo, y sé que no todes tenemos la opción de plantearnos esto. Sin embargo, parto de la idea de poder estar en un/su centro y dar atención a otrxs desde ahí. O al menos, que exista un compartir honesto sobre las condiciones en las que se va a desarrollar el acto de cuidar.

Si te interesa esto o ves que se te fuga mucha energía, o si quieres ver que momentos podrías dedicarte a cuidar el cachorro de esa amiga, puedes ir registrando sobre cuáles son tus días top y cuáles eres incapaz de sostener a nada ni a nadie. Puedes ir anotando en tu cuaderno las personas con las que te relacionas, las acciones que haces en tus activismos, militancias o colectivas y poco a poco identificar cómo es el match entre tu bailoteo de hormonas y tus historietas relacionales. Si puedes, por supuesto, anímate a compartir tus sentires cíclicos en tu entorno, y a realizar estrategias para cuidaros juntas.

 

Este post tiene segunda parte (¡que sale en breve!). Ya hemos marcado las directrices y el marco teórico ;). En breve te cuento las propuestas prácticas que puedes (y podéis) realizar para que juntas, pintemos ese mundo nuevo que tanto ansiamos.


*La ilustración de este post es de Elisa Biete

Economía Feminista y Cuerpos (Parte 1)

Economía Feminista y Cuerpos (Parte 1)

Comencé este proyecto hace ya 3 años con idea de articular dos ideas que aunque parecían alejadas, ambas me latían fuerte. Me planteé el reto de ir articulando-las: El ciclo menstrual y la perspectiva de la Economía Feminista.

Estoy segura que aún me (nos) quedan emocionantes viajes y muchas derivas, sin embargo hoy quería contarte, que he llegado a un segundo puerto que he titulado Economía Feminista (EF en adelante) y los Cuerpos. [Si quieres leer el comienzo de este balbuceo, puedes leer este artículo: EF. Construyendo puentes]

Cada vez lo tengo más claro: Si la economía es en sí misma la forma en la que nos organizamos (actualmente con el capital en el centro), va a resultar imposible que (bien) vivamos en este sistema lineal siendo como somos, cíclicas (bien porque somos un cuerpo menstruante o bien porque los procesos de la vida, nunca, nunca, son planos).

Desde lo que más profundamente me atañe, diré, que de base no hay posibilidad de respetar nuestra danza hormonal cuando a cada rato, nos topamos con todo tipo de actitudes derivadas de la violencia lineal estructural, que mantiene hegemónicamente (la acumulación de) el dinero en el centro.

Y así, aquí, en este puerto, es donde continúo integrando la cultura menstrual y la economía feminista desde la perspectiva de cuidarnos y de poner (de forma práctica y real), los cuerpos en el centro.

 

TIEMPOS PRECARIZADOS Y CUERPOS QUE VAN A LA DERIVA

La palabra autocuidado se ha puesto de moda y pudiera parecer que al tenerla en la boca y leerla en las redes y medios nos cuidamos, pero ¿Cómo lo hacemos? ¿Desde dónde? ¿Hay dinero de por medio? ¿Y sigue siendo el money imprescindible para hacerlo?

En este tiempo de “itxurokrazia” (término en euskera que alude a que estamos regidas por las estéticas. Su traducción podría ser «esteticracia») que vivimos, pudiera parece que hay que consumir de todo para autocuidarse. Sin embargo, esto es una apropiación (más) del capitalismo, en la que el cuidado (y cuidarse) se asocia directamente con el consumo de todo tipo de cosas para que supuestamente estemos «mejor».

Lo que ocurre es que para cuidar(se) sobre todo, y bajo mi punto de vista-vivencia, lo que se necesita es tiempo: Para pararme a sentipensar qué quiero, para registrar y conocer las decesidades de mis fases, para acoger a otras, para cocinar rico, para poder participar en proyectos colectivos… ¡Para todo! y sobre todo para que ese “todo” sea reflexionado y no nos suponga un agobio extra.

Con lo que cuanto menos tiempo tenga, más posibilidades de que el cuerpo vaya a la deriva, siempre unos pasos por detrás de nuestra mente (arrastradas por los “debería”) y montadas en el tren de alta velocidad en el que vamos. Y si además, consumimos más y más para ese supuesto autocuidado, es muy probable que tengamos que tener más dinero, y con esto, según mi propia vivencia-formula, menos tiempo.

[Sobre el tiempo, como concepto, te cuento más en estos 2 artículos: El Tiempo/Los Tiempos (Parte 1) y (Parte 2)]

 

¿DÓNDE ESTÁN LOS CUERPOS? ¿DÓNDE ESTA TU CUERPO?

¿Pero entonces, dónde están los cuerpos en la Economía? ¿Qué consideración les/nos tenemos a la hora de organizarnos?

¿Acaso existen en algún lugar? ¿Cómo hacemos una lectura de estos, dentro de este complejo sistema?

¿Cuál es su  lugar a la hora de organizarnos? ¿Y los procesos que vivimos en ellos (en nosotras)? ¿Dónde está tu ciclo menstrual-ovulatorio (y todo lo que vives con este proceso) en los lugares donde habitas?

Necesitamos hacernos estas preguntas y que lleguen a todos lados: Grupos de amigas, colectivos de todo tipo, empresas y cooperativas, espacios comunitarios,… sin que saquemos los cuerpos y nuestros procesos de los armarios, difícilmente podremos ponerlos en el Centro, y relegar así al capital (un poco más) hacia la periferia.

 

CULTURA DE LOS CUERPOS (CUIDADOS)

A pesar de ser imprescindibles para el funcionamiento integral de esto que llamamos Vida, están relegados a lo más hondo del iceberg de las opresiones (encuentras la imagen en el artículo que he mencionado antes). Ningún proceso reproductivo computa en el PIB  y nada de lo que tiene que ver con estos (más allá de la mente y sus capacidades, que también es Cuerpo) está considerado en ningún lugar. Simplemente parece que no existen, aunque sin ellos, no seriamos nada. Y por supuesto, no existiría el capitalismo.

Este sistema lleva desde siempre ocultando que los cuidados que hacen que la vida se (re)produzca, y la realidad es que fuimos paridas y criadas, y que en toda nuestra vida, seguimos requiriendo de cuidados; físicos, psicológicos, emocionales, colectivos… Todas y todos los hemos necesitado, los necesitamos y los necesitaremos.

La cultura de los cuerpos (cuidados) y de los procesos acogidos aún no tiene (casi ningún) lugar en esta forma de economía caníbal en la que estamos, por esto, es importante ir integrando los Cuerpos y los procesos para que así, pueda realizarse una transformación de raíz, de entraña, de emoción cuidada, de proceso acogido.

 

Hago una pausa por aquí. Habrá segunda parte en breve 😀 Si te apetece, estaré encantada de leer tus respuestas en los comentarios. Como siempre te digo, estas “nuevas” formas de organizarnos las crearemos juntas, o no serán 🙂


*La ilustración de este post es de Itxasne Illustration 

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