Maternidad: Partir del No

Maternidad: Partir del No

Antes de ponerme a teclear el proceso que me ha traído a la enunciación de este escrito (que es lo que haré en las próximas líneas), he de decirte que mi reflexión (como muchas otras) viene alimentada, nutrida, expandida (y acogida) por eternas horas de conversación con Compas de mi coñazón, y concretamente en este caso, fue en un (esclarecedor) hilo de la comunidad Soy1Soy4 en el que la cabeza me hizo boom! y pude comprender lo que (me) ocurría.

También quiero aclarar que es un tema profundamente complejo con el que se (me) abren un montón de recodos oscuros llenitos de contradicciones (bastantes de estas, poco escribibles, (me faltan palabras) además) y que la intención de este post es abrir el debate y auto-afirmar mi camino y mi decisión.

Esto de la maternidad puede parecer demasiado íntimo (en cuanto a circunstancias, bagajes, vivencias, etc.) y es por esto justamente, por lo que me parece (revolucionariamente) político que lo hablemos hasta la saciedad. Sobre todo porque es una decisión que determinará radicalmente toda nuestra existencia. Vale, si, no soy madre, pero tengo fuertes y cercanas evidencias de que esto es así.

 

Destino (único): Madre

Este año exactamente hará 21 años que comencé a ciclar. Y aunque diría que de forma consciente llevo como 18 años cuestionándome el tema de la maternidad, supongo que por género y construcción social, es algo que llevo muuuuchos más años rumiando dentro de forma no-consciente. Seguramente desde que nací y me vieron la rajita, es algo que vive en mí.

Mi relación de pareja desde hace muuuuchos años es con una mujer. Y sinceramente, creo que si no fuera por nuestro ‘ser/estar lesbianas’ y en consecuencia de que no podemos generar un bebé en una noche loca cualquiera, intuyo que ya sería(mos) madres. Durante años exploramos todas las posibilidades (en cuanto a lo técnico y también a lo emocional), luego ella decidió que no y hoy en día pues… (sigue leyendo).

En estos últimos años además, teniendo en cuenta que las treintañeras (casi cuarentañeras) de mi quinta (o cercanas) están pariendo, he visto que este gran interrogante se ha manifestado a lo largo y ancho de todas mis células, haciendo que se tambaleen mis cimientos, poniendo en evidencia la magnitud (complejidad, contradicciones y demás) de la decisión en sí.

Pienso en la cantidad de horas que abre(mos) pensado, balbuceado, hablado del tema, y en cuántas habrán sido para cualquier chico de los que iban conmigo a clase en el cole. Me siento afortunada de haber podido cuestionármelo (taaaaantooooo) con amigas-inspiración, pero pienso en qué hubiera pasado (que pasaría) si todos estos minutos nos los hubiéramos dedicado a nosotras, a cada una, y también a construir juntas esas otras realidades culturales que decesitamos.

 

Lugar (ecosistema para ello): Esta Cosa Escandalosa

Todas tenemos claro que al sistema capitalista, neoliberal, heteropatriarcal, machista… (Esta cosa Escadandalosa, vaya!) le interesa que nos reproduzcamos. Esta es “la misión” en la vida de cualquier (buena) mujer-mujer (así con copyright). Sin criaturas, la producción caería y con esto, la acumulación del capital vería mermada la velocidad de la rueda del “desarrollo”. Dicho de forma simplista, sin reproducción no hay mano de obra. Por lo que nuestra “fertilidad”, ya de base, está fuertemente enraizada en la construcción (y sucesión) ‘Homo Economicus’ que llevamos dentro.

Bajo mi punto de vista, Esta cosa escandalosa no ha generado NUNCA unas condiciones dignas para la reproducción ni para la crianza, y que decir si tenemos en cuenta el momento histórico que vivimos… Necesitamos un ecosistema (de cuidados) acorde a todo lo que esta decisión supone. “Maternar es político” que dice reiteradamente mi querida C. en redes. ¡Y la razón que lleva!

 

Idea (abstracta): El deseo de maternar

Soy consciente de la dificultad tangible de este enunciado. Sé que habrá tantas vivencias como personas (me lean), entonces me (te) pregunto: ¿Dónde está (para ti) este famoso deseo? ¿Dónde se (lo) siente(s)? ¿Cómo se (lo) siente(s)? ¿Cuándo se (lo) siente (sentiste) por primera vez? ¿A raíz de qué?

Sabiendo de la conquista que han realizado sobre nuestros cuerpos-deseos (más aun de las leídas como mujeres*), es imprescindible sospechar la relación de esto (que sentimos) con el objetivo capitalista de que la rueda siga girando “como siempre”.

No tengo respuestas claras en cuanto a esto del deseo de la maternidad. Ninguna. Lo abstracto de los sentires, de creerme, de validar(me) me tiene siempre en vilo… He sentido varias pulsiones en estos años, pero ninguna lo suficientemente clara como para decir ‘Si, quiero’.

 

Alternativa (decidida hasta que me quede sin ovocitos): Nuligestante (de bebés)

Como dato y como palabra que nos hemos agenciado para la resignificación (y para reírnos sanamente de cosas tan serias y solemnes como esta), hace poco mi querida I. fue a la gine y vio que en su expediente ponía que es Nuligestante. Es decir, que nuestra deriva ginecológica se escribe en relación a si hemos gestado (o no).

Hace ya unos años que mi decisión es no maternar. Además de que no me acabo de creer (ni de sentir) esto del deseo maternal, y de que considero que el sistema no es un ecosistema apropiado para traer (más/nueva) vida, mi vida (de adulta responsable que está aprendiendo a relajarse y a ponerse en el centro) está divertida y llena de viajes emocionantes en forma de encuentros, proyectos y escritura (¿he hablado de nuestro libro hoy? 😉 ), por lo que así, está bien.

Hay algo dentro que me dice que el famoso NO, no podrá ser “definitivo”  hasta que me quede sin ovocitos, que por más que lo tenga decidido, la opción a que finalmente sea Si está ahí. Siempre. Por lo que he decido acogerlo por medio de este enunciado: Será un NO en resistencia gustosa y decidida, hasta que sea un NO por plenopausia/menopausia.

 

Maternidad: Se puede partir del NO

La cabeza me explotó, como te decía al comienzo, el día que E. dijo que partíamos siempre del ‘sí’, y que era la deconstrucción/cuestionamiento de este SI (rotundo y con mayúsculas, tan inserto en nuestras bragas y en nuestro imaginario colectivo), lo que cada una podíamos hacer para finalmente decidir. Sin embargo, partiendo del ‘sí’, el ‘no’ es la opción perdedora, ¿¡verdad?! Si partiéramos del NO, y decidiéramos que NO, podríamos simplemente sentir validado nuestro deseo y fin del asunto.

El ciclo menstrual, el ciclo ovulatorio, el ciclo ovocitario (que es realmente como deberíamos nombrarlo dado que ovulo es como se llama cuando el ovocito SI ha sido fecundado) es la muestra de que la “fertilidad” puede dar vida y también puede dárnosla a nosotras mismas. Que podemos decidir maternar y también podemos decidir no hacerlo. Y ambas opciones son bien.

Creo que al igual que no partimos del ‘sí’ para tantas y tantas cosas que determinan nuestra realidad, aquí también deberíamos comenzar a partir del ‘no’. Porque quizá ese ‘no’, pueda darnos nuevos lugares para apostar por esos (otros) deseos que seguro que existen debajo de ese (supuesto, en mi sentir) (en)gran(decido) deseo de la maternidad.

 

Y tú, ¿Cómo lo llevas? ¿De dónde partes? ¿Cuál ha sido tu camino y tu decisión?


*La ilustración de este post es de Laura Arias.

Autoexplotación: No lo haga(mo)s

Autoexplotación: No lo haga(mo)s

Es sabido que el sistema-Patrix en el que vivimos está basado en la explotación, sobre todo para que la acumulación de los famosos BBVAHs (u Homo Economicus, esos mitos que habitan la parte de arriba del iceberg de las opresiones) no deje de suceder.

También y como muy bien sabemos, todas-todes les demás, (sobre)vivimos realidades precarizadas en esos abajos, con varios empleos remunerados (al mismo tiempo), con trabajos diversos (a veces no visibles y en cualquier caso, no visibilizados) y otra serie de quehaceres (proyectos propios, formaciones, quedadas, amistades, compromisos…) con los que a veces, además de ser explotadas, llegamos a auto-explotarnos.

El “¡Tu puedes!” esta a la orden del día y no olvidemos que es un lema capitalista orientado a que estés como estés, sigas produciendo.

 

Entusiasmo: Gasolina para el alma (que puede explotar)

La marca personal, el proyecto propio, el alzar la voz aquí o allá, el decirnos para existir esta de moda. Surfeando esta ola estoy yo misma. Esto, es una maravilla para nosotras, tanto a nivel individual como colectivo. Porque nos da bizipoza (alegría de vivir en euskera) y porque ya era hora de que nuestras voces (y vísceras) sean nombradas y escuchadas. Podríamos decir que en muchos casos esta gana-fuego nos arde dentro y necesitamos expresar lo que sentimos, lo que sabemos, lo que hacemos. Y hacerlo hoy en día es relativamente fácil gracias a, como dice Remedios Zafra, nuestras habitaciones propias conectadas (al menos, las que tenemos el privilegio de tenerlas, habitaciones propias e internet, digo).

Transmitir este entusiasmo que nos da hacer/decir algo (con el compromiso hacia una misma que esto implica) es sin duda algo ilusionante, que conseguimos (en gran medida) a golpe de click, pero que sin embargo, lleva implícitos un montón de trabajos de los que, a menos que seas una profesional del tema (o sea que antes de emprender (como odio esta palabra por cierto…) por tu cuenta ya te movías en el mundillo), normalmente no somos capaces de ver (y menos aún de hacerlo con anterioridad).

Al tiempo de arrancar un proyecto nuevo, y después de la fase clásica del “enamoramiento”, según mi propia vivencia y en la de proyectos que acompaño, existen 2 posibles devenires. Uno: acaba la época de subidón, los trabajos no demasiado “recompensantes” se convierten en rutinarios, la burbuja estalla y termina el asunto (llega el fin del proyecto). O dos: comienza lo que muchas estamos sufriendo y que podríamos nombrar como “la auto-explotación que nos mantiene vivas y existiendo, y al mismo tiempo nos hace ir patinando en la vida”.

El iceberg de tus trabajos y empleos

Como sabes uno de mis totems (y con el que mi cabeza sigue haciendo boom!) es el famoso iceberg de la economía feminista. El otro día lo miraba y observaba que si colocamos los frentes en donde invertimos tiempo y energía en él, apreciamos que arriba (en la zona privilegiada) está el (o los) trabajo(s) remunerado(s) o empleo(s), y abajo, en la zona que sostiene esta cima, tendríamos todas esas otras proyectos-trabajos-ocios-relaciones que son fundamentales para que lo de arriba se sostenga (o sea, sintamos/tengamos una vida más allá del empleo, que manda narices el tema…) y que sin embargo no siempre les hacemos el caso que deberíamos.

Como si de los trabajos de cuidados a nivel global se tratará, en nuestra propia realidad-iceberg, y teniendo en cuenta que organizamos nuestra vida en torno al empleo, abajo, estarían las acciones que nos cuidan a nosotras mismas. Que nos dan (algo de) ilusión y esperanza. En esas aguas subterraneas, estaría también ese proyecto propio en el que estoy centrando este texto. ¿Sabemos que es lo que pasa con esa parte que sostiene, verdad? Básicamente, precariedad de tiempos-energías e invisibilización.

 

Eso que da tanta alegría (y que también cansa): Ilusión y Trabajo(s) en tiempos de pandemia

Desde el comienzo de este proyecto supe que la perseverancia, mi propio proceso de “profesionalización transformadora” y los tiempos-energía dedicados a los quehaceres del proyecto, serían los grandes retos para mantener esta barquita-proyecto a flote. Y así esta siendo.

Es una negociación constante entre un montón de factores. Uno muy determinante es qué acciones concretas desarrollo para el proyecto, como escribir, leer, compartir, preparar talleres, etc. otro muy potente (y que me trae infinitos y cíclicos dolores de cabeza) es el uso que doy a las redes sociales virtuales y procurar que no sean ellas quienes me usan. Sin embargo, siempre me topo con la siguiente pregunta: ¿Una existe si deja de publicar en redes sociales virtuales durante un tiempo?

Hay vida más allá de las redes sociales virtuales. Lo sé (teóricamente) aunque aplicármelo, me trae de cabeza.

En estos últimos ciclos me he sentido profundamente cansada. Se me han acumulado proyectos, y algunos han dado más complicaciones (y trabajo) de lo que imaginaba o preveía. Me pasa ciclicamente y ahora a todo se le suma el factor-covid. Por lo que me he sentido autoexplotada. Intentando escribir sin ganas, publicando por publicar y lo mas grave, yendo a algún encuentro presencial sin un ápice de ilusión. Aquí me salto la alarma.

Los efectos de la pandemia llamada covid son grandes, pesados y con muy poca oportunidad de despresurizar-nos. Ya no hay fiestas, ni quedadas espontaneas, no hay abrazos que avivan la chispa, ni excursiones a la provincia de al lado. La vida esta cansina, y si a esto le sumamos unas exigencias internas tan tremendas como las que nos impone el tinglado capitalista-productivista, pues una de repente arde en lo que era su cálido fuego-ilusión.

Estrategias para resistir a la autoexplotación (no arder y cuidarnos):

No soy de tips. Lo sabes. Sin embargo, me suele gustar acabar los post con ideas que a mí me están funcionando (y que además esta genial que me recuerde). Aquí tienes algunas:

Midiendo tiempos-energías: Así como sabes cuanto tiempo te lleva(n) tu(s) empleo(s) remunerados, se igualmente (o más) honesta con el tiempo que tienes para dedicarle a tu proyecto, y procura ceñirte a esas horas. No por estar más tiempo sentada frente a la pantalla todo ira mejor.

-No vas a forrarte: No nos engañemos, teniendo en cuenta lo que cuesta ser autónoma (y los gastos de impuestos y gestoría asociados que conlleva), ¿Cuántas de las Compas que tienen un proyecto propio viven de los ingresos que este les genera? Es probable que combinar varios curros sea la maldición de nuestra época. Asumamos-lo y dejemos de pensar que hay sitio para todas en la cima. Dejemos de querer/creer ser un BBVAH. Sobre todo porque nosotras no queremos que haya cima.

-Existir más allá de las redes sociales-virtuales: Considera bien donde compartes tus contenidos y porque lo haces ahí. En estos tiempos de clicks y likes, a veces, no somos conscientes de que estamos regalando nuestro más valiosos saberes (y horas) a las grandes corporaciones de siempre.

-No solo de ilusiones vive la mujer*: Estate siempre atenta a la remuneración económica que te dan los trabajos por los que te contratan. Procura siempre que se valoren tus ideas y tus procesos de creación. Es maravilloso ponernos compartir saberes, sin embargo, esta siempre bien considerar que si nos dan para llenarnos la tripa, es mucho mejor.

-Más allá del dinero: Observa también esas cosas no-remuneradas pero que tanta vida te da tu proyecto. Hazlas visibles, compártelas! Necesitamos nuevos modelos de ser profesionales más allá de títulos, dinero, status-quo y demás movidas viejunas.

-Ciclicidad, siempre ciclicidad: Cada fase tiene sus potencias y sus límites. Pon estas de tu lado. No siempre estamos en el mood de crear, ni de compartir. Estar atenta a como danzas con tu ciclo es siempre (siempre) fundamental.

-Respira y di no: No por más hacer ni correr, llegaremos más lejos ni antes. A mi aún me cuesta mucho decir no, sobre todo cuando lo que me ofrecen me apasiona (me pasa mucho). Pero en esto de ser honesta conmigo (y con el proyecto), descansar (en todas sus modalidades posibles) ha de ser prioridad si no quiero hacer(me) campo quemado.

Y tu ¿alguna otra idea que te funcione en esto de encontrar ese (imposible) equilibrio entre la ilusión y los trabajos para currar gustosamente y sin auto-explotarte?


*La ilustración de este post es de (la siempre inspiradora) Paula Bonet.

No queride, no soy ‘La Perfecta Menstruante’

No queride, no soy ‘La Perfecta Menstruante’

Me he dado cuenta de que esto de ‘la hegemonía menstrual’ que te contaba hace poco, no es únicamente algo teórico. Desde que divagamos (y nos clareamos) en la comunidad Soy1Soy4 sobre este tema, y desde que escribí el post sobre ‘Cultura Menstrual normativa’, he seguido pensando en esto, y también he recordado vivencias que me han hecho preguntarme: ¿Por qué hay personas que piensan que por difundir cultura menstrual, yo soy una top del tema en mi cuerpo? ¿Qué ha podido ser lo que les haya llevado a sacar conclusión?

No, no, no queride. Ni de coña soy la perfecta menstruante (termino-flecha que acuñó Erika Irusta en este artículo), y más te diré: la menstruante perfecta no existe. Obvio. Lo sabes. Pero, ¿así te vives? Yo no. Obvio. La perfección me persigue desde niña y sigo dando pasos hacia ese ‘aceptar’ mis imperfecciones reconociendo mis límites y limitaciones, mientras que pongo en valor (y al servicio) mis dones y talentos.

“A ti seguro que no te duele la regla”, “Bah, tú en eso sabes cómo gestionarte”, “Seguro que tu controlas todo”… Han sido frases concretas que se me han quedado clavadas, y otras muchas veces han sido miradas que dicen más. Sin por supuesto querer hacer sentir mal a nadie y más bien realizando un ejercicio de autocrítica (las normatividades y prejuicios se nos instalan dentro tan rápido que da miedo, y a veces, una se sube a pedestales sin saber cómo ha llegado ahí), vengo a contarte como es la realidad de mis fases ahora, en estos últimos ciclos. Porque si algo voy aprendiendo también, es que la ciclicidad no implica ‘conocerse’ una vez y fin, va de no perderse de vista nunca:

 

MI MENSTRU

No me duele la menstru. Si, esto es verdad. La sangre suele llegarme suave y en el último ciclo tuve una revelación: Me sentía tan en calma que sentipense que, una menstruación sin dolor es el mejor estado del alma. B me dijo que esa sensación se parecía a la oxitocina del embarazo. Y yo, sonreí.

Me siento una suertuda con esto. Y aunque pueda leerse como un privilegio, tenemos que considerarlo un derecho. Antes me dolía más. Mucho más. Quizá sea el proceso que sigo de escucharme de forma activa. Intuyo que tiene que ver. Quizá sea la copa menstrual y también las compresas reutilizables hechas con amor por compas bonitas. Seguramente sea un poco todo.

En cualquier caso, dejo por aquí escrito que si le duele a une, nos duele a todes. Y que a veces, como te cuento a continuación, el ciclo menstrual duele aunque la sangre al llegar no lo hago.

 

MI PREOVU

En esta última temporada estoy odiando esta fase. Hemos sido muy amigas hasta que me he dado cuenta del espiditismo (de speed = velocidad = estrés) al que me llevan los estrógenos en esta primera fase del ciclo, y a veces, incluso cuando aún asoma algo de sangre marrón-final.

La manifestación de fantasmas auto-críticos se pone en marcha y asoman la insuficiencia, la rectitud, la velocidad, y sobre todo la impostora. Una impostora que insiste una y otra vez en que no hago lo suficiente. Y en que todo lo que hago, está mal. Fatal. Mal. Muy mal. Todo malamente.

Entonces, con esta bulla dentro, se me empiezan a contraer las tripas y cuando se me ocurre respirar, observo disgustada la bola de ansiedad que tengo en la boca del estómago. Procuro irme al monte o a dar un paseo, sin embargo, esta (imprescindible) gestión suele resultar una ‘pérdida de tiempo’ para el entrenador de gimnasia que llevo dentro. Y el bucle sigue, y el diafragma se convierte en una bola gigantesca que palpita muy fuerte. Y subo en picado a los infernales ‘abismos preovulatorios’.

 

MI OVU

Hasta hace un poco mi Compa I y yo nos reíamos mientras afirmábamos conspirando que esta fase era un mito (o un timo). Que ni libido, ni mujertez, ni nada de nada. Que nosotras no compartíamos ninguna de las características del arquetipo. Además, desde que supe nombrar mi cuerpo/mis fases, descubrí que he vivido los primeros 15 años de mi ciclicidad en esta fase de forma perpetua (cara al público siendo impertérritamente-simpática-todo-el-tiempo), por lo que sé, que desde que le puse nombre (y en consecuencias, existió), me cae bastante mal.

Aunque como decimos en la asociación Ara!Gorputz: “La ovulación es la cuestión”, y ovular es lo más importante para el ciclo menstrual pueda ser, el princesismo, la moñeria, la maternidad como máxima expresión de/en la vida, ese mujer-mujer que se asocia con esta fase me siguen chinando mucho, y aunque aún no he descubierto en su totalidad cómo se expresa este comienzo de la progesterona en mí, la calma que siento es muy aligerante después de varios días de exigencia máxima. Ah! Y últimamente me estoy encariñando con mi libido 😉

 

MI PREMEN

Es mi fase estrella. Pero vamos, que me dicen esto hace 5 años y me rio yo en la cara de quien osara decir semejante barbaridad… Una vez más, cuando supe de la existencia de este momento en el ciclo, y pude nombrar-me, sentí una profunda liberación. ¡Seguramente es la epifanía máxima en toda mi vivencia como cuerpo menstruante! Me ayudó mucho saber (además) que, había/hay más compas que lloraban cada mes, que había más compas que tenían cientos de dudas existenciales en esta fase, que había más compas que no entendían porque antes de que la sangre llegue, su vida se convierte en un auténtico tormento abisal. Poco a poco comencé a reconciliarme con la progesterona, e incluso a abanderar el club de las que consideramos que decesitamos un mundo (mucho más) progesterónico.

Sigo aprendiendo a fluir con/en esta intensa fase. Me parece un camino súper complejo. Somos unas valientas aprendiendo a vivir desde/con esta hormona en un mundo hiperestrogenizado. Es duro bajar a los abismos y ver las heridas que desbordan. Es jodido dolerse con lo propio y también con lo ajeno. Es terrible encontrarse sola transitando esto.

Quizá justo estas sean las claves que he descubierto para vivir-me (más) en calma cuando el ciclo va terminando: Saber que atendiendo los abismos encuentro tesoros, empatizar solo hasta donde pueda acompañar y estar acompañada de cómplices que entienden el idioma Balleno y que sostienen las cuerdas en esta espeleología mensual.

 

¿Y TÚ?

Como ves he utilizado las 4 fases arquetípicas-típicas para el relato. Sin embargo, sigo en la búsqueda de más, de otros y otres arquetipos que habitan en mí, y que al igual que los estados hormonales, tienen sus luces y sus sombras, sus límites y sus dones.

Y también como ves, no soy la perfecta menstruante. Ni de coña. Tampoco quiero serlo. Si de algo me he dado cuenta en este tiempo es de que, la perfección-exigente y la alegría-espontanea no suelen ir de la mano. Y si he de elegir quien quiero que me acompañe a vivir una vida que merezca, sin duda, me quedo con la alegría (de la imperfección).

Me encantaría saber cómo vives tus fases, y cuáles son las ‘perfecciones arquetípicas’ que has notado en ti, o que te han comentado. ¡Para no crear nuevas hegemonías, necesitamos todos los relatos! ¿Nos cuentas?


*La imagen de este post es un dibujo realizado con sangre menstrual por una servidora. He actualizado la Galería, en donde puedes encontrar este y otros muchos dibujos-(espero) inspiración.

¿Cultura menstrual normativa?

¿Cultura menstrual normativa?

Comienza el 2021. Un año al que se le están poniendo muchas expectativas. Como leía el otro día, “no odias el 2020, odias el capitalismo”, y este, no va a desaparecer por mucho que cambiemos de año. No Señoras, lo siento, pero no.

Considero que está en manos de todas, de todes, de todos, girar la rueda hacia otras formas de organizarnos que nos permitan vivir con alegría, desde la Alegría. Decesitamos construir (como mil veces he dicho parafraseando a las Compas Mesoamericanas -de Abya Yala) Vidas (con mayúscula) que merezcan ser vividas.

Tengo un listado de temas que quiero agarrar durante estos renovados (o eso quiero creer) 365 días. Temas que me quedaron pendientes, de los cuales sigo recabando información y preguntando-me bien hondo la forma de traerlos a palabras. Tengo prioridades, lógico. Y tengo también unas Compas cómplices con las que construir nuevas preguntas y generar respuestas (que bendición esto, joe!).

Hoy te traigo una reflexión, que aunque llevamos tiempo haciendo, me preocupa de sobremanera, y que mi querida prima P. puso el otro día encima de las mesas de varias redes sociales-virtuales: La Cultura Menstrual se está convirtiendo en algo mainstream, en algo popular (en el peor sentido de la palabra), y ya hace un tiempo que esta siendo manido (y ensuciado) por las asquerosas manos del capitalismo.

 

Capitalismo usurpador y devorador

Es sabido que el capitalismo todo se lo come. No importa que sea por medio de un feminismo convertido en camisetas de esa marca que empieza por Z y acaba por “ara” que bien conoces. No importa que sea promoviendo copas menstruales desechables (sí, sí amiga, hace ya un tiempo que existen). No importa que sea «invitándonos» a donar óvulos contándonos que somos super solidarias y unas heroinas (TW: el artículo enlazado es duro de leer, pero muy necesario). No importa que sea por medio de plantar (a modo de escaparate) Nuestra-Criatura libro en esa otra gran corporación que empieza por A y acaba por “mazon” (igual de flipada que tú nos quedamos las autoras).

El sistema caníbal en el que ponemos nuestros cuerpos día si y día también, está siempre al acecho, escondido detrás de cada puerta esperando el momento para capitalizar lo que sea que propongamos. Deseando devorar y re-colonizar una y otra vez nuestros cuerpos y vidas. La resistencia está muy chunga, y estar atentas a esto, saber que esto ocurre a cada instante, me parece lo primero que podemos hacer.

 

La Cultura menstrual está bien rica

Obvio que esto que venimos llamando Cultura menstrual no iba a quedar fuera del menú que se quiere comer (y que se está comiendo) el capitalismo. Por ello acontecemos (atónitas, tristes y enfadadas) a una gran oleada de proyectos, plataformas y movidas que nos indican (de base y de fondo) cómo menstruar maravillosamente, con sangre que se convierte en purpurina y siendo la identidad mujer la única «digna de» menstruar (de esto te hablaré en otro post que tengo pendiente). Las fases que venimos usando como arquetipos orientativos y como tendencia, se están convirtiendo en hegemonía, y esto querida, es realmente grave.

No tienes que ser super productiva en Preovulatoria, puedes odiarla porque los estrógenos te hinchan de ansiedad. No tienes que menstruar de forma “regular”, ni ser una princesa chorreosa de libido en ovulatoria. NO. Tampoco tienes porque vivir tu ciclo de forma “positiva” y por supuesto que, bajo mi punto de vista y vivencia, no tienes que hacer nada más que adoptar esta perspectiva cíclica como (una) forma de conectar con tu cuerpo.

 

Un peligro que veíamos venir

Erika lleva tiempo advirtiendo-nos de que no existe la perfecta menstruante, y la menda, pues también (aquí puedes leer el artículo de “Como tu ciclo menstrual es resistencia anticapitalista”). No hay nada que vaya a servirnos relacionado con el cuerpo ni con los cuerpos en relación, a menos que esté bien arraigado en el contexto socioeconómico y cultural en el que vivimos. Es decir, no habrá cultura de cuerpos, ni de cuidados, ni menstrual, ni de nada novedoso, a menos que tengamos bien presente (y todo el tiempo) las aguas pantanosas en las que nadamos.

Sin embargo, por mucha advertencia que tuviéramos, sabíamos que esto pasaría, que cuando algo se hace más y más visible, llega el Homo Economicus y nos los guarrea todo.

 

¿Y qué hacemos?

Como divulgadora (o lo que sea que soy) de Cultura menstrual, este tema me preocupa mucho. Mucho. Desde la autocrítica diré que pocas veces me siento en paz pensando en si estaré mirando todo esto desde suficientes prismas.

No sé bien qué podemos hacer. Esta es la verdad. No tengo las respuestas para frenar al capitalismo, y planteármelo siquiera ya me parece una (auto)exigencia brutal. Por lo que partimos de la base de que no cambiaremos el mundo. Sin embargo sí podemos mantener algunas ideas presentes para seguir siendo resistencia-tierna (y ojalá este 2021 consigamos ser Resistencia-Tierna-Juguetona):

  • A veces, la mayoría por desgracia, aconteceremos a la desolación de ver que nos han en-mierdado nuestro rico pastel. Nos surgirán contradicciones y tendremos que negociar con nosotras mismas y con el entorno. Acoger la rabia-pena (o las emociones que te surjan) es siempre bien. Puede ser además que algunas de estas te den gasolina para seguir.
  • Si ya has realizado un viaje (o varios) por tu ciclo menstrual y eres de la que lo cuenta con emoción y entusiasmo, ten presente que las fases que tú vives no tienen que ser las que otre viva. A veces se cruzan, otras, aparecen nuevas fases que podemos observar con curiosidad. Hay tantas formas de ser cíclicas como cuerpos menstruantes. No olvidemos esto.
  • Además, puedes encontrarte con personas que tengan ciclos diversos, que no ciclen en este momento o que no van a ciclar más. De esta diversidad solo podemos (y debemos) hacer una cosa: abrir bien los ojos y los oídos, escuchar, empatizar y aprender.

 

Conexión contigo, igual a espíritu crítico

Y pase lo que pase, hablemos de ciclo menstrual, de economía, de cualquier-cosa-que-suene-molona, mantén ese espíritu crítico que vive en ti. Nútrelo, comparte(te), contrasta, confronta. Esta conexión contigo, con tus procesos, con tu historia personal, con tus relaciones… es la que más pistas te dará sobre Tu verdad. Una verdad que puedes descubrir cíclica y cambiante, por supuesto.

No es tiempo de gurus ni de gurusas, no hay nadie que tenga ninguna verdad absoluta, no hay información “completa”, por lo que estar siempre alerta (si, esto cansa un ovario, lo sé) dándote (por supuesto) tus propios tiempos de (auto)investigación y reposo, es seguramente lo más que podemos hacer para mantenernos siendo resistencia-crítica-tierna (y divertida ¿? ¿Cómo se hace para estar en esta brecha mientras nos divertimos? Espero tu respuesta en los comentarios :p).

 

Te necesitamos, nos necesitamos ATENTAS para que sigamos creando juntas Cultura Menstrual enraizada en el contexto donde habitamos, y que esta se mantenga de forma bien-bien crítica.


*Desconozco la autoría de la foto de este post.

Lo que se nos está perdiendo y algunos Posibles-posibles (Parte 2)

Lo que se nos está perdiendo y algunos Posibles-posibles (Parte 2)

En el primer artículo relacionado con este temón que te traigo (lo lees aquí), te contaba como la situación que estamos viviendo no para de restringirnos “cosas” y en consecuencia de restringirnos (quizá debe de ser así, no lo sé, no lo tengo claro, pero este no es el tema de este post…)

Con esto, algunas de las conquistas por las que llevábamos años caminando (sobre todo) por senderos feministas, han quedado relegadas a otros planos. Algunas, a planos totalmente invisibles, dado que a.c. (antes del covid) tampoco eran lo que podríamos decir de gran prioridad para el sistema. Y con El Miedo suspirándonos en nuestras nucas, podría hacer que las perdiéramos para siempre.

Sin querer ser tremendista ni dramática, y con el objetivo de no perder (más) y no perdernos (más), creo que poder compartir nuestras estrategias en la creación de posibles-Posibles es una opción para seguir viviendo, y si puede ser, incluso bien-viviendo.

En esta segunda parte te comparto algunas de las revelaciones/acciones concretas que estoy practicando. A ver si te sirven, a ver si te ves en ellas y a ver si nos compartes más. Porque la imaginación y la creatividad (y las ganas de seguir creando un mundo más tierno), siguen en nosotras, y deseo que también en ti.

 

Mejor compartir, que dar tips y las no-novedades

No soy mucho de tips ni de consejos. No creo ser nadie para dártelos. Sin embargo lo que me gustaría es proponerte un compartir. Yo te comparto los míos por aquí y tú me compartes los tuyos en los comentarios. ¿Te parece? 🙂

Ah! Si eres de las que en tiempo pre-pandémico ya hablabas de estos temas, seguramente no te parezcan muy novedosas estas ideas. Sin embargo, al menos en mi caso, todo me está resultando mucho más urgente. Y por tanto, lo que nos propongo es accionar(las), provocar(nos).

 

Algunas (de mis) revelaciones y otras re-revelaciones

  • Rutinas a mi favor (tiempos energía, acciones,…) ¿Qué haces en un día? ¿Cuánto tiempo dedicas a cada cosa? ¿Cuánto tiempo dedicas al nuevo frente llamado Covid? (Mantener esto presento, por ejemplo con la herramienta del Mapa del Tesoro, siempre es bien).
  • Menos información y más estrategias. Menos noticias catastróficas y más inspiraciones-creativas. ¿Cuál es la información de la que te estas nutriendo? ¿De qué medios? ¿Sobre qué hablan? (A mí, cuando necesito desconectar de todas-mis-movidas me están salvando los podcast de humor (feminista) como: ‘¿Puedo hablar!‘ o ‘Deforme semanal ideal total).
  • Conexión con las emociones. Porque recordemos, que las emociones son políticas, y crear (nuevas) estrategias para que estas estén presentes y sean visibles (a pesar de las mascarillas), sigue siendo muy importante. (¿Reconoces tus emociones? ¿Sueles hablar de ellas? ¿Con quién? ¿Qué te cuentan últimamente? Aquí tienes este artículo en el que te hablo de Ellas).
  • Registro de ciclo. Ejem… ¡que te voy a contar! Es probable que tu ciclo se haya visto modificado por la situación estrogénica que estamos viviendo. Quizá sea momento de volver a registrar (Tienes 3 artículos en mi blog para (re)comenzar la aventura. Por aquí accedes al primero y puedes seguir desde aquí con la saga).
  • Atender deseos y necesidades. El poder de saber cuáles son tus Decesidades. Si ya no está disponible la forma en que hacías algo, busca otra, pero no apagues el deseo (o la necesidad) de llevarlo a cabo. (¿Qué cosas hacías antes que ahora no puedes hacer? Hazte una lista y proponte opciones o alternativas factibles).
  • Menos hablar del covid, y más hablar, acoger e intentar transitar nuestros miedos. ¿Tienes la sensación de que todo conversación deriva en Covid? (Quizá darle un tiempo concreto y prohibir hablar de ello después puede ser una estrategia que te funcione. Yo la ando probando… y bueno, nos va bastante bien).
  • Menos (muuucha menos) ciudad y más naturaleza. Si puedes, conéctate todo lo que puedas con los árboles, los pájaros, el monte, la playa… (Yo estoy sintiendo verdadero alivio cuando decido dejar el asfalto e irme a pisar tierra y a oler las hojas secas).
  • Menos planes, pero más cuidados. Sip, ya no podemos hacer tooooodo lo que hacíamos antes. Sin embargo, quizá sea el momento de poner más atención, cuidado y cariño en eso que si hacemos. Los cuidados están por resignificar y redefinir, y para esto, las prácticas concretas que puedas desarrollar (y después compartir), son pasos hacia la revolución de la Ternura feroz 😉
  • Menos mente y más cuerpo. Yo lo estoy necesitando mucho. A ratos la mente se me satura. Y bajar al cuerpo, respirar, hacer Taichi, pasear, bailar, acariciar… están siendo una verdadera salvación.
  • Menos capitalismo y más economías críticas. Estamos atravesando una profunda crisis (también económica) que seguramente (siento el pesimismo) no ha hecho más que empezar. Reforzar los proyectos que ya funcionan de otras formas, hacer una apuesta por consumir lo local y lo cercano, bajo mi punto de vista se torna prioritario. (Aquí tienes un texto que escribí sobre lo Km.0. Infórmate, seguro que más cerca de lo que crees tienes personas transitando estos caminos críticos y transformadores).

 

Como te decía al principio, con este texto deseo que no olvidemos lo que se está perdiendo (lo que estamos perdiendo), sobre todo para que seamos capaces de “sustituir” nuestras prácticas sociales y que no gane el Homo- Economicus-indivi-dua-listo que están intentado re-instalarnos. Ya teníamos software molones instalados. Que nos había costado años (des)programar. Quizá estaban en modo Beta, pero estaban. Ahora creo que es momento de encontrar la actualización. Y para esto, necesitamos creatividad e imaginación. ¿Las ejercitamos juntas? ¿Qué más Posibles-posibles estás practicando/activando/experimentando? ¡Cuéntanos, porfa!

 


*La ilustración es de Niki de Saint Phalle.

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies