De lo micro a lo macro (del ciclo menstrual al ciclo de Venus, pasando por la Tierra)

De lo micro a lo macro (del ciclo menstrual al ciclo de Venus, pasando por la Tierra)

Es curioso (y muy lógico y sincrónico) que lo que empezó por aprender a/poder nombrar aquello de “lloro cada mes, qué narices me pasa” como una característica Premen (que hoy sabemos como una deriva de la progesterona) e ir entendido la movidita menstrual, se le sume estar aprendiendo a mirar las estrellas y los planetas.

Porque amigue, aquí, en esta vida, todo cicla. En medio, como (insistentemente) te vengo contando últimamente (aquí y aquí, por ejemplo), estaría el proceso de recordar las conexiones en relación con la Tierra y a lo que (aún) late. Y conjuntando estos mundos me encuentro estos meses…

Si recogiera mi trayectoria de estos último años en unos cuantos versos, sería algo así:

“De mí a ti, de ti a mí, (validar-nos)

de ti y de mí a nosotres, (colectivizar)

de nosotres a la Tierra, (re-cordar)

de la Tierra al territorio, (politizar)

y de ahí al Cielo.” (cambiando el paradigma)

Lo matérico contra lo sutil

(o de cómo organizarnos socialmente teniendo en cuenta también lo que no podemos controlar, y lo que, además, ni siquiera deberíamos intentar)

Siempre temo ponerme mística. Y últimamente me vengo validando que esto tiene que ver (una vez más) con lo limitado de mí-nuestra cosmovisión occidental (u occidentalizada). Pero, ¿y qué onda con hablar y poner palabras concretas a lo no-tangible?, ¿a eso sutil que sabemos que está ahí aunque no podamos verlo?… ¿Por qué me avergüenzo? …

Es como si mi discurso sobre economía (y formas de organización) tuviera menos seriedad y credibilidad si digo que Venus está ascendiendo del Inframundo (después de un otoño tela-marinera), y que este tránsito puede ser relevante para estarnos sintiendo (o haber pasado unos meses) bastante en la mierda y revueltas. ¿Acaso esto no influencia a la economía terrenal?

Veo que es, una vez más, lo tangible contra lo sutil, el poder estrogénico aplastando a la progesterona, es, una vez más, el intento de sostener un estado constante de preovulatoria-productivista-estresante sin nada de premenstrual-descansadora que renueva.

La mística y lo matérico no están separados, y en mi caso, estar pudiendo comprender esta no-separación, me está resultando de ayuda para seguir encontrando pistas que respondan a esta Preguntaka que tan bien suele recordar Paula (astróloga-compa con la que comparto camino): “¿de qué va esto de la Vida?”.

Un misticismo ubicado (dentro de un capitalismo zombi)

Si como yo naciste en los 80, quizá no estés bautizada. Yo no lo estoy. Pero esto no quita para que sea hija de esta sociedad judeocristiana, y que entre otras cosas, me sienta huérfana de rituales y misticismos que me ayuden a conectar con mi parte espiritual, más allá de los que se dan dentro de “los templos sagrados”, los cuales, desde una distancia razonable con la iglesia, siempre he observado con cierto miedo y curiosidad.

Los rituales (que son creadores de la mística), que conforman subjetividades y crean sociedades alrededor de estos (como ritos de paso que van marcando la vida y demás momentos celebrativos), no dejan de ser, en mi opinión, imprescindibles para ser parte de- y para validar ciertos hitos que son de gran calado en la vida de une. Pero todo está bastante desvirtuado, y como te digo, yo al menos me siento huérfana de ese paganismo terrenal y enraizado que también parece ser que fue, A.C. o algo…

Como buscadora (huérfana) incansable (y queriendo “creer en algo”) llegué al newage-ismo hace ya algunos años (una ya va para Señora, querida). He leído y oído muchas veces esto de que “arriba y abajo es igual, que dentro y afuera se asemejan, que somos espejos y que la vida es mucho más de lo que somos capaces de ver”. Puedo sentirlo, pero ¿y entenderlo?

Aunque mi intuición dice (mientras discute con mi más terca racionalidad) que esto es así, algo me sigue generando ruido, y pienso que tiene que ver con que, en general, estos discursos me suenan des-enraizados (fuera de la Tierra que habita), des-ubicados (fuera del contexto físico pareciendo algo universal) y des-politizados (fuera del marco socio-económico).

En realidad, por lo que voy descubriendo, la mística está mucho más cerca (que ese supuesto Dios), es mucho más cotidiana (pudiéndose encontrar mirando un árbol) y es mucho más terrenal (porque también somos habitantes de lo sutil).

Solo el paradigma cíclico y conectado a la Tierra (en la que habitamos) “nos salvará”

Los rituales que he ido (avergonzadamente) practicando (con mi flujo menstrual, en fechas paganas, en algunos procesos de duelo, con el ciclo de Venus… y ¿puede ser una manifa feminista, algo místico?) me han llevado a, incluso aun siendo pobres, escasos y ciertamente solitarios, a una mística propia, ubicada y enraizada. Pequeñita, pero que de alguna manera siento sólida. Es mía. Está reinventándose con lo que a mí me sirve, y así, es bien.

Ciclar, primero desde mí y luego sabiendo de esos otros ciclos que se dan (y que por cierto, sin los cuales, como es el de los árboles y la Tierra, la Vida no podría ser), es como voy comprendiendo lo grandioso, lo complejo y lo necesario de recordar esto del paradigma cíclico. De mirar el cielo estrellado, tanto el de ‘dentro’ como el de ‘fuera’, de comprender toda la sabiduría que aguarda nuestra atención en eso que llamamos ‘naturaleza’.

Lo que aún late está (siempre estuvo ahí) en esa cosmovisión no-lineal, que considera lo espiralado de los procesos, lo necesario de una oscuridad resignificada, la necesidad de un inframundo, de donde traer perlas a la luz y donde enraizar bien hondo. Siento que es urgente que recordemos (todo) esto.

Yo sigo observando mi ciclo menstrual y sus fases (cambiantes, aunque viejas amigas ya), y desde hace un tiempo, también lo hago acompañada por Venus (y su maravilloso ciclo sinódico), y aunque el susurro de la Luna (y del resto de planetas) aún sean un murmullo que escucho gustosa, continúo afinando mi oído atenta y curiosa. Seguir recordando conexiones, parece ser que es la tarea que la Vida me tiene asignada últimamente. Sigo en ello. Sigamos en ello 🙂


*La imagen de este post es mía. Últimamente me esta dando por pintar con acuarelas 😉

Inspiraciones 2022

Inspiraciones 2022

Me gusta mucho ‘recoger’. Cerrar. Ordenar y archivar. Recapitular. Poder sacar conclusiones. Normalmente, siempre es consecuencia de un Trabajo Hecho. Que aun no siendo perfecto, seguramente, habrá sido necesario… Yo cierro 2022 satisfecha y sonriente. Aunque ha habido ratos grises (y gris-oscuro-tirando-a-negro también), considero que he hecho un buen trabajo. Lo sé porque me siento agradecida y ciertamente conmovida por las propuestas que me sigue trayendo la Vida en este camino que inicié hace ya 7 años.

En este texto vengo a compartirte las inspiraciones TOP que durante este año 2022 han sido imprescindibles para seguir dando pasos hacia esa Vida que merece ser vivida (para todes). Honro y agradezco mucho cada una de las referencias que te comparto aquí abajo. Deseo que las disfrutes y también que, si te sirven, las difundas.

Ya llevo unos años publicando este post a finales de año. Y aunque en el 2021 no hubo (terminé el año con el bitxo-covid), puedes ver los de los años anteriores aquí: Inspiraciones 2017aquí el del 2018, aquí el del 2019 y aquí el del 2020. En todos ellos encuentras joyas que siguen vigentes 🙂

 

ESPACIOS COMUNITARIOS EN (LA) RED / REFERENTAS

Este año he pasado muchas horas compartiendo tiempo/espacio (a veces en directo) con Compas de las redes virtuales a las que estoy suscrita (y pertenezco). Te cuento cuáles son a continuación, todas son pura inspiración:

 

  • Paula (yLaVida.com): Paula, es una astróloga tierna y terrenal. Al terminar el anterior ciclar con Venus, Paloma Todd la recomendó y me uní a su propuesta. Por medio de audios y encuentros zoom, he tenido la alegría de seguir corpo-aprendiendo sobre lo que las estrellas y los planetas nos cuentan, especialmente en el acompañamiento que estoy realizando con ella(s) en el Camino de Venus. Tiene una plataforma que te recomiendo mucho llenita de recursos brillantes (AQUÍ), y si quieres saber más sobre su propuesta para el 2023 o para el ascenso de Venus, AQUÍ tienes toda la info.

 

  • Mariana Matija (Comunidad Ser Tierra): Sigo desde hace tiempo a esta cuidadora de la Tierra maravillosa e inspiradora. Primero fue leyéndole en su proyecto ‘Animal de Isla‘, y tras participar en el encuentro online ‘Ser Tierra’ decidí estar en su comunidad de Patreon. Me parece un lugar cálido y lleno de sabiduría corpo-terrenal. Mi mente necesita ‘moviditas chispeantes’ que me acompañen a pensar/sentir y a seguir buscándole un sentido a esto de vivir, y las que me estoy encontrando en este espacio son además caricia tierna. Puedes leer sobre (el trabajo de) Mariana AQUÍ, y unirte a esta bonita comunidad de cuidadorxs de la Tierra AQUÍ.

 

  • S1S4 (Comunidad de Erika Irusta): Por supuesto, sigo participando (ya son 7 añazos) y currando, en la genialérrima comunidad SoySoy4.com, que aunque ha mutado (¿y qué no?), sigue siendo un espacio seguro, cálido y de gran potencial para la vinculación de perras verdes (y menstruantes) de todas partes de la Tierra. Es un sitio-virtual que te recomiendo, tanto por los cursos chulos que hay, como por las posibilidades de vinculación que existen. ¿Te vienes? Tienes toda la info AQUÍ.

 

  • Ara!Gorputz Koop. (canal de difusión de Telegram): Vale, tienes razón, este recurso no es un espacio para compartir como los anteriores, pero es nuestro, y estoy taaaaan contenta 😀 Este año hemos dado el paso de conformarnos como cooperativa (nacimos en 2018 como asociación). Y aunque todo nuestro trabajo es principalmente en euskera (AQUÍ nuestra web), si quieres puedes seguir nuestra trayectoria en ESTE canal de Telegram.

Hemos hecho proyectos bien chulos y como muestra, AQUÍ encuentras este ‘Diario del Buen-Vivir‘ (para realizar un registro anual relacionado con la perspectiva de la Economía Feminista) que hemos realizado en colaboración con la red Finantzaz Haratago (euskarazko bertsioa, HEMEN). Si te apetece estaré encantada de recibir tu feedback sobre esta joyita 🙂

[Pronto publicaremos también un video de presentación de las Escuelas de Economía Feminista que hemos realizado con mucho amor comunitario y con la financiación de MunduBat, en 2 versiones: una en euskera y otra con subtítulos en castellano]

 

*Una nota sobre estos recursos: Como habrás visto son de pago (aunque, por supuesto, ninguna de ellas me paga nada ;)). Vengo observando como las redes que llamamos ‘sociales’ (pero que en realidad son comerciales) ya no son un espacio cómodo para mí. No siento seguridad y cada vez me da más pereza (como habrás observado si ‘me sigues’ en fb o en ig), compartir por estos canales.  

 

PODCAST/AUDIOS

Los podcast y los audios son imprescindibles en mi día a día. Amoro (amo/adoro) oírlos preparando la comida, paseando o pintando. Y además, sé que son el abono que necesita mi mente para seguir creando, y los temas que elijo son un claro indicador de mi deriva corpo-intelectual:

 

 

  • Traficantes de Sueño (Nociones comunes): Esta editorial tiene una universidad experimental en la que hacen cursos muy interesantes. AQUÍ tienes la info. Pasado un tiempo liberan las sesiones, y realmente son muy recomendables. Yo los escucho desde la plataforma SoundCloud, AQUÍ está su canal de podcast. Entre los que he escuchado este año están estos: «¿Abolir la familia?», «Utopía radical», «Ecologismo o barbarie» y «Amores Subversivos». Cada cuál más interesante que el anterior.

 

MÚSICA

Y aquí unas cuantas canciones que han sido caricia:

 

 

 

LIBROS

 

  • «El bucle Invisible» Remedios Zafra (editorial Nobel, 2022)

Cada vez que Remedios publica libro me pongo muy contenta. Llevo años siguiendo su trayectoria, leí ‘El entusiasmo’ embelesada y confundida. Pensé: ¿Esta mujer me ha estado espiando?, después con ‘Frágiles’ entendí que somos muches las que vivimos-creamos-trabajos desde nuestras habitaciones propias conectadas y ahora con esta brutal obra dedicada a los bucles que generan los algoritmos en nuestras vidas-trabajos, veo que lo no-visible y lo invisibilizado (tanto en el ámbito de internet como en lo más tangible), guía nuestras aceleradas vidas. Te recomiendo mucho este libro y todo el trabajo de Remedios.

  • «Como (no) hacer nada. Resistirse a la economía de la atención» Jenny Odell (editorial Ariel, 2021)

No me voy a liar en explicarte lo que ha significado este libro para mí, porque fue tanto, que decidí dedicarle un post (lo encuentras AQUÍ). La vida sucede en aquello en lo que ponemos atención. El resto queda fuera. No tenemos demasiado margen de decisión en nuestras saturadas y precarizadas vidas, pero si queda algún resquicio, aún estamos a tiempo de dedicárselo a eso que aún late. Este es un libro afilado, que al mismo tiempo es caricia. Muy recomendable.

  • Lisipe bilduma (Colección Lisipe, en euskera)

Este año he leído mucho en euskera. Me está sirviendo mucho leer en mi lengua materna, la estoy pudiendo re-significar y darle el valor que siempre ha tenido aunque yo no lo haya podido sentir así. En estas lecturas, mi mayor atención se la he concedido a la colección de ensayos feministas Lisipe (de la editorial Susa). Me he leído todos los que hay en la biblioteca de Irun, y estoy ansiosa esperando a que llegue la recién publicada obra de Leire Milikua («Lur gainean, itzal azpian- «Sobre la tierra, debajo de la sombra») que habla de las mujeres rurales y la participación.

 

 

Ahora te toca, Compa, vengaaaa vaaaaaaa: ¿nos compartes tus inspiraciones 2022 aquí abajo? Para hacer este recopilatorio reviso redes, plataformas y mensajes que me van dando pistas sobre lo leído, visto, escuchado y sentido 🙂 ¡Te prometo que recapitular (y agradecer) es lo más!

 


*La foto de este post es mía. Quería compartirte que, además de todo lo dicho en este texto, la inspiración máxima de este año (ha sido y) es poder observar cada día la montaña Jaizkibel desde casa. Con nubes, con lluvia, despejada, con galerna, con los colores de otoño… 🙂

Resignificando la Oscuridad

Resignificando la Oscuridad

Ya ha llegado noviembre, y durante octubre no ha habido post. ¡Oh, Diosas! ¿Cómo ha podido ser? No he tenido energía, octubre ha sido bastante oscuro, y, ¿acaso voy a venir (otra vez más) a contarte lo sombrío de los abismos?

(¿Cómo estás tú, queride? ¿Qué tal te está yendo durante estas semanas movidas? No lo digo yo, lo dicen los astros. Hoy, día en el que tecleo, 8 de noviembre, Venus sigue en el inframundo, tenemos un maravilloso eclipse de luna en Escorpio, y más cosas que no soy capaz de contarte. Pero vaya, que la fiesta astrológica está servida… te invito a que, si te resuena, investigues. Para mi aprender a mirar el cielo oscuro, está siendo una de las experiencias más bellas y esclarecedoras de los últimos años).

Pues parece que si, que venirte a contar sobre lo que no se ve, es lo que único que puedo hacer. Eso sí, prometo hacer un intento de resignificación. Darle un giro. Contarte sobre mi proceso de hacerme un txokito (huequito) cálido y mullido allí donde la luz del sol no llega. O de como abrir paso a los rayitos que se cuelan para recordarnos que seguimos palpitando.

He intentado escribir múltiples veces estas semanas, la disciplina que tengo hacia mí con este proyecto, y hacia ti que me lees, pretende ser tierna y al mismo tiempo, está llena de compromiso. Si (me) digo “una vez al mes publicas un artículo”, lo hago o me enfado mucho. En realidad, como sabes, aunque este es mi juego (el que me acompaña a aprender a nombrar-me y a practicar la escritura como el arte que es), es un juego muy serio.

Ha sido mi querida amiga E. (compañera de relatos estelares y paseos entre lodos) la que me ha dado en la tecla. Ella, en este tiempo en el que estamos compartiendo un nuevo trozo de tramo-vida hablando mucho sobre lo que acontece en el cielo, me insiste en que vea la importancia que tiene nombrarme y decirme en mi camino. Con ella he sabido que tengo 2 núcleos de encuentros en mi carta natal muy determinantes para esto de “resignificar la oscuridad”.

El club de los Señoros…

Tengo a Marte, a Plutón y a Saturno en Escorpio. Los tres muy cerca entre ellos. Y para entenderme de que parte de misma estoy hablando, he decidido llamarles “el club de los señoros”. Marte, dios de la guerra, Plutón, dios de la muerte y Saturno, jefazo de los límites y de la autoridad, campan a sus anchas por el signo de lo profundo por excelencia: Escorpio. Cuando descubrí este pack de dureza, complejidad y oscuridad (innata) en mi carta, con todo el sarcasmo liberador de unas buenas carcajadas, me autodenominé “Reina del inframundo”. Luego, además, supe que mi Venus de nacimiento, está también en el inframundo (ejem).

…y la pandi de les que abren las brechas para que entre la luz

En Cáncer, sin embargo, y compensando la fuerza oscura (que no chunga como te contaré un poco más adelante), tengo al Sol, a Mercurio y a mi querida Venus (inspiración absoluta de estas últimas semanas). Este trío traería las palabras, la compasión, el arrope y el acompañamiento que también están en esto de caminar hacia (o en) El Buen-Vivir. Que, como sabes, es faro y horizonte para mis pasos.

La oscuridad como parte de lo no-visible (y de lo invisibilizado)

Quizá necesitaba articularlo (hacerlo, hacerme artículo) para comprender que es lo que ya llevo tiempo haciendo. Obvio que es más fácil hablar de los trabajos de cuidados tan poco valorados en nuestra sociedad o de como el capitalismo se sostiene en la reproducción de la vida que hacemos (mayoritariamente) las mujeres*, que contarte que la oscuridad que sientes en tus entrañas tiene un sentido.

Da miedo, pero está ahí, aquí dentro. Teóricamente, podemos hablar de que sin oscuridad no hay luz, o del Yin-Yang, o de lo que sea. Pero amige, tú y yo bien sabemos, lo complejo que es atravesar con todo el cuerpo ciertos procesos que implican mirar de lleno (y oler, y hasta saborear) la mierda podrida que tenemos en nuestros patrones, actitudes y formas de relacionarnos, con nosotras y con las demás personas. ¿Verdad? Pues eso.

Premen y Ereshkigal

En verano Paula (AQUÍ tienes más info sobre su trabajo), astróloga-tremendamente-inspiradora con la que estoy transitando camino, me propuso escribir ‘algo’ para compartirlo con el grupo de Venus. Y me salió de las entrañas escribir sobre las similitudes de la Premen, como fase oscura y llena de perlas de nuestro ciclo, y Ereshkigal, la (verdadera) Reina del inframundo, hermana de Inanna y complementaria a ella.

No me voy a liar más con esto, solo te diré que volví a tener la oportunidad de ver que lo mío va de poner luz donde está oscuro.

El texto se convirtió en audio, y si te interesa profundizar, lo encuentras AQUÍ.

Que no se apague la mecha, y que la linterna no se quede sin pilas

En este tiempo estoy sabiendo que la cosa va de aceptar que en todo esto hay una especie de misión para mí. Que no soy extra-sensible (o igual si y esta bien), que no lloro “tanto” por capricho, que lo oscuro no está valorado y, por tanto, darle el valor que tiene es un trabajo extra. Que no soy una pincha globos y que no tengo un problema por no saber divertirme en esa superficialidad que tantas veces es máscara de plástico.

Que a mí lo que me mola es escarbar, llenarme las manos de lodo, darme contra alguna piedra que no he visto de vez en cuando, indagar en aquello no visible (que muchas veces es no-vivible y, por tanto no vivido), y si se puede, hacerlo habitable, darle un sitio en lo que somos. En este tiempo, también me he autodenominado “Antropóloga abisal”, porque además de estar aprendiendo a ver (o intuir, o aprender a leer con la luz apagada) mis propias mierdecillas, también soy capaz de ver las de otres, las del sistema, y esto último, creo que no tengo que justificarlo más (si tienes dudas, puedes repasar los artículos del blog donde creo que queda confirmada mi “afición” por lo oscurito).

Resignificando la oscuridad

Paula nos recuerda una y otra vez que solo si entierras una semilla en la oscuridad, debajo de la tierra, en lo más profundo, será que esta muera, para dar paso a que nazca lo que ha de nacer.

Así, con todo esto, decido invitarnos a resignificar la oscuridad. Saber que son procesos-túnel en los que, si nos damos el tiempo y la presencia, aparecerán las perlas que serán nueva pila para la linterna, y nos darán la mecha y la fuerza-tierna que necesitamos para seguir latiendo llenas de la alegría de quien se sabe Viva.

Considero que solo así (mirando de frente) podremos dejar atrás actitudes violentas, formas de funcionar llenas de inercia (y muchas veces inertes) que nos hacen sufrir, y todas esas mierdecillas que, muchas veces, ni siquiera son nuestras-nuestras, es decir, que las hemos aprendido o las traemos “de serie” de los siglos y siglos de este fucking sistema patriarco-capitalista-neoliberal-etc.

Para estas expediciones (que como bien sabes, llegaran si o si), si puedes, te recomiendo siempre tener a mano tu mochila de herramientas y tu red de Compas. Sin ellas nada sería posible. Porque (también o sobre todo) la oscuridad, da mucho menos miedo con ellas, con elles cerca.


*La imagen de este texto es un mandala que creé (y pinté) durante un proceso de enfermedad que pasé a comienzos de este año.

Colapsando (coñoescrito)

Colapsando (coñoescrito)

Hace mucho que no coñoescribo, para publicar.

Honestamente, Compa, que tu mirada esté ahí, al otro lado, aún siendo amorosa, como sé que lo es,

hace que el miedo se apodere de mis tímidos dedos,

y que acabe (o empiece) siendo editada por mi misma, censurando lo que mis entrañas quieren decir.

Podría decir que no merma (que no mermo) sabiendo que tus ojos persiguen mis letras,

pero, te mentiría.

“No importa, puedo decirme igualmente sin que el desnudo sea integral”. Me relajo.

Y es que sí, necesito decirme desde aquí dentro.

No sé bien porque ha pasado tanto tiempo desde aquel último post.

Mente ganando a cuerpo, como siempre.

Y quizá también, el miedo constante de que me vayas a dejar de querer si descubres cómo soy.

Esto también siempre ahí. Impostora en modo on. Acogida. Aquí al lado de mí. Vamos juntas.

Voy. Vamos.

—–

Son tiempos movidos, joder, siempre parece que lo son.

(Además) estamos en tiempo entre eclipses,

Venus desciende hacia el inframundo y yo con ella.

Y si miro más aquí en la tierra, diría (y no soy la única) que el colapso ya está aquí.

Si, ya sé, colapso suena duro,

como a meteorito y todas esas escenas distópicas que tenemos grabadas a fuego en nuestros cerebros también un poco colapsados, y de las que he escrito mil letras.

Pero es mucho más real, quizá también mucho más lento e invisible

(o mejor dicho, invisibilizado, como todo lo que no interesa que sepamos/veamos).

Últimamente, ando obsesionada con la soberanía alimentaria,

con las sequías de tierras cercanas,

con la tierra que cada vez es menos fértil,

con los árboles que tanto nos dan y a los que tan mal-tratamos…

¿Qué vamos a comer en el futuro? ¿Y ahora, qué comemos?

¿Valoramos el oxígeno de los árboles? ¿La tierra que pisamos está viva? ¿Es fértil?

¿Somos conscientes de que nunca antes la devastación había sido tal?

Es como si lo urgente se me hubiera plantado delante de los ojos,

no pudiendo hacer mucho para escaquearme.

Aunque estoy aprendiendo a hacerlo, distraerme, digo, al menos a ratos.

Que ya sabéis como somos las “intensitas”…

Hace unas semanas me atrapó la tristeza. Y vi que venía para quedarse.

No es un sentimiento angustioso ni estresante ya.

Aunque han sido semanas abisales hasta que (me) he podido ubicar, decir, nombrar.

En realidad, es una amiga bastante vieja a la que siempre he querido desterrar.

La tristeza, digo.

Ahora la siento como algo más bien cálido y que me está ayudando a tener los pies en el suelo.

Sin drama, o poco.

Quizá también me está acompañando a echar raíz, cual plantita que por fin, ha encontrado su/un tiesto.

Quizá a apreciar más los momentos soleados, dejando que la alegría me invada entera.

Quizá a bailar con mis amigas, dándolo todo en un flying free épico.

Quizá a volver a re-mirar las prioridades en mi vida,

como quien sabe que nunca hay que perder la brújula interna de vista, y también que,

haciendo espacio y limpieza, habrá hueco para que la vida re-nazca,

en mis proyectos,

en mis complejidades,

en los armarios y discos duros llenos,

en la percepción que tengo de mi misma.

Igual está bien colapsar de vez en cuando,

para ver qué recodos de mi misma se me muestran esta vez. Una vez más.

Eso si,

que el colapso sea con amigis-amoras que son cuerda tierna y reguetón del güeno,

un hogar cálido entre árboles y nubes,

y pájaros que veo con mis nuevos catalejos de hace 50 años,

regalos personas-vivencias que no espero,

Venus siendo inspiración,

y herramientas que voy metiendo en mi mochila, mientras saco piedras de otros tiempos que ya solo pesan.

¡Que la tristeza me pille siempre b(i)en-deci(di)da!

Menstru día 1. 10/05/2022. Luna creciente


*La imagen de este posta esta pintada por mí. Sangre menstrual sobre papel acuarelable y algo de tinta china 🙂 Puedes ver más dibujos-experimento, AQUÍ.

Abismos (renovados) de una pandemia (Parte 1)

Abismos (renovados) de una pandemia (Parte 1)

«Veo un camino delimitado por una enredadera de pinchos, como los que aparecen en los cuentos de princesas. Verde en distintos tonos, y con diferentes texturas. Esos pinchos que delimitan son conocidos, eran conocidos quizá. Algunos, los hemos trabajado juntas, o en terapia, o escribiendo, o indagando muy hondo en el cuerpo-vivencias de cada une.

Con la pandemia, con esto que llamamos Covid, ha crecido una nueva enredadera más cerca de mí. En el medio es donde está el camino por el que caminamos la vida, y se ha estrechado considerablemente. En algunos puntos las enredaderas se entrelazan entre ellas. Me pincho constantemente porque no conozco la dimensión de esta nueva planta, ni tampoco cómo es en los puntos trenzados. Algunos momentos siento que está muy (más) cerca, y las texturas, colores y matices han cambiado sutil o radicalmente. El camino del medio, por donde voy/vamos andando, es el espacio disponible para la alegría, el cariño, los vínculos y el amor. Para un transitar gustoso hacia esa/en esa Vida que merece ser vivida.

Es importante reconocer con qué/dónde delimita para poder seguir caminando por un camino que identifico, que (re)conozco», y por supuesto, hacer lo posible para ensanchar toda estrechez impuesta.”

 

Jugando juntas a los abismos (o a reconocer los pinchos de esa enredadera renovada)

La introducción de arriba es la que escribí para proponerles a 3 amigas-hermanas que jugáramos juntas a hacer espeleología por los abismos que al haber pasado el bitxo, o al haberlo tenido muy cerca, habían asomado en nosotras. En el camino de esta investigación colectiva, se ha sumado otra compa y otro amigo.

Eskerrik asko de corazón a todes (Idoia, Ione, Esti, y a les otres dos compas) por haber accedido a jugar conmigo. Compartir miedos, pinchos, abismos y angustias en general, es liberador. Además de validarnos, en mi opinión, sirve también para tener la confianza, de que juntas, seguimos caminando los caminos (hacia) de la Vida.

Aquí abajo tienes el listado de lo que nos ha salido. No he querido editar el singular o el plural, consciente de que, la mayoría de las veces, algunos de los miedos se nos camuflan dentro hasta que une-otre, les pone palabras. Tampoco he querido modificar la forma de narrar de cada une. Soy consciente de que ha quedado un texto bastante caótico (y largo), sin embargo, pienso que así son los abismos, y más aún si nacen de 6 cuerpos que sienten y están Vivos.

 

 

!!!! Importante (o trigger warning como se le llama ahora) !!!!

A veces (la mayoría de las veces), entrar en los abismos no es una opción cómoda. A veces, como en nuestro caso, ni siquiera es una opción. Por lo que mullir-te el contexto (como tú lo necesites) es muy bien. Te recomiendo hacerte una infusión o servirte una birra. Quizá quieras proponer a alguna Compa hacer una lectura conjunta y ver que se os mueve…

Abismos renovados (o algunos puntos donde la nueva enredadera se entrelaza con la anterior)

Miedo al miedo que da expresar los miedos. Partimos de aquí con este texto-expedición. Del miedo que nos da compartirte todas las voces que charlan-discuten-debaten-gritan en nuestras mentes (muchas veces) de forma ansiosa. Te pedimos que leas este texto con comprensión y compasión, y que si asoman las tuyas, las trates de la misma forma.

Miedo a la muerte como algo aún mucho más cercano y presente. Esto en sí, ya es un temón en nuestra sociedad.

Miedo a la enfermedad como la vulnerabilidad de ser “un cuerpo” que muta. ¿Quién me ha contagiado?, ¿me quedaré de esta manera para siempre?, ¿pasará?, ¿cuál será el siguiente síntoma que tendré?, ¿cómo sería mi vida quedándome en enfermedad?, ¿me moriré?, ¿se morirá alguien que quiero?

Miedo a sufrir, tanto física como emocionalmente, ese que nubla el pensamiento.

Miedo a mi nueva tara mental, esa que se está desarrollando y que aún no conozco muy bien (acá los abismos o los pinchos de la enredadera).

Miedo a no poder dar una explicación lógica y racional de lo que me esta ocurriendo.

Miedo a la melancolía, a la apatía y a la nostalgia abrumadoras. Tuve miedo a que el mundo, el tiempo, la gente, los proyectos desaparecieran de mi espectro mental y emocional, y llegué a pensar que solo existían mi cuerpo y mi dolor. Me dio miedo el grado de dependencia que supone estar confinada.

Miedo a la soledad/abandono. Soy contagiosa, soy un arma biológica, una terrorista de la salud pública, mi existencia atenta a la salud pública, mejor me aíslo, me quedo sola, dejo de existir. En un plazo más largo temo dejar de sentir que sé relacionarme/comunicarme/existir y ser validada en la mirada del otre, me siento insegura relacionándome = dejo de relacionarme. Me siento rechazada por gente querida. Cuando estamos en la máxima vulnerabilidad que supone una enfermedad, nada de asistencia ni de contacto. Abandono en estado puro = Soledad.

Miedo a imaginar un mundo sin contacto, frío, triste y gris.

Miedo a no saber comunicarme/relacionarme. También tengo miedo a las taras de la gente, en general y en particular de las personas de mi alrededor. Tengo miedo a la rabia incontrolable. Tengo miedo a perturbar a la gente. Me da pánico la política de “todxs contra todxs”.

Miedo a abandonar mi/nuestros proyectos/criaturas. No poder dedicarle atención y que se amontone el curro. En este sentido, no poder cumplir con mis elegidas responsabilidades: cuidado de amigas y bebé.

Miedo a no cuidar, a tener actitudes de indiferencia, no acogida hacia mi gente. Tengo miedo a no cuidar como quiero cuidar.

Miedo a arrepentirme de no haber pasado suficiente tiempo con mi abuela, cuando muera.

Miedo a los ataques de mi familia de origen. A mi falta de memoria. Mis lapsos. A que me cambie el cuerpo, a los cambios que ya ha gozado.

Miedo a no saber. A no saber analizar. Situarme. Tengo mucho miedo a sentirme en tierras movedizas. Sin tierra firme.

Miedo a ser una superficial-alegre y también a ser una amargada de la penumbra. Tengo miedo a juzgar y a juzgarme. Tengo miedo a mis cadáveres interiores. Y también a los duelos. Tengo miedo a quedarme atrapada en el pasado.

Miedo a no saber apreciar lo bello.

Miedo a los cuerpos como lugar de infección y de contagio. Distancia social. Cero abrazos, cero emociones borradas por la mascarilla, las amigas visitan, pero desde el cuarto piso/calle, o en la escalera, no conozco (con las mascarillas) a conocidas queridas, soy una borde porque no les saludo. Miedo a dejar de saber relacionarme, a no volver a ser el ser social que (a veces) fui. Donde me difuminaba en la masa de manera de lo más gustosa. Miedo a ser una bitxa rara solitaria, aislada.

 

Y tú, ahora, ¿cómo estás?

Ahora que has llegado hasta aquí, que te has asomado a nuestros abismos (que quizá también sean los tuyos) y que es probable que hayas sentido alguno de los pinchos pincharte: Respira hondo, mueve el cuerpo, estírate, siéntete, llora si así te sale, escribe, pasea, baila, muévete.

No te paralices. No te quedes quieta. El miedo (los miedos) producen 2 reacciones: Parálisis y agarrotamiento, sin que puedas hacer nada más que estar en pánico, o impulso hacia la acción.

Esto es un ejercicio de re-conocimiento de dónde estamos, para después, cuando podamos, cuando puedas, seguir caminando. Nos quieren quietas y asustadas, y nosotras estamos dispuestas a dejarnos la vida Viviendo. Sabiendo, que es imposible hacerlo, sin antes, haber reconocido el camino por el que andamos. Con sus enredaderas de pinchos y sus flores primaverales.

(Este post tiene parte 2. Pronto la publicaré).

Pd: Recuerda que si lo decesitas puedes escribirme desde aquí, y si te animas, puedes dejarnos tu sentir en los comentarios de este post para seguir dándoles forma a estos abismos.

Pd2: Te dejo por aquí ESTA caricia-musical de La otra, Eva Sierra y María Ruiz, una verdadera joya para que tengas una tierna salida de los abismos 🙂


*La imagen de este post es una foto sacada en la calle donde vivo. Adoro cuando veo la prueba gráfica de lo que sentipienso!

GRATITUD (en mayúsculas)

GRATITUD (en mayúsculas)

*pie de foto: «Nuestro cuerpo cíclico, no entra en vuestro sistema lineal»


Acoger esta emoción que enuncio en el título, como el resto, tampoco es sencillo.

Se me hincha el pecho, el corazón, el diafragma.

En realidad, hay una parte que reconozco como ego (quizá más que una parte),

porque cuando me gusta ser vista, me gusta SER VISTA.

Y hoy ha sido un día así .

De enseñarme al mundo. De ponerme al servicio, procurando, tenerme muy presente.

 

El agradecimiento que estoy sintiendo estos días, me tiene ciertamente abrumada.

Son decisiones tomadas y errores acogidos.

También alegrías, amores y tristezas cálidas que se acumulan en un pecho que se abre.

Son yo, ahora, con unas raíces que se fortalecen, que junto a otres (y conmigo misma) nutro y abono.

 

A veces siento que el globo de helio que soy, será soltado de la mano de esa niñita de ojos ilusionados,

Y bufff…. adiós y hasta siempre.

En un abrir y cerrar de ojos pasaré a ser un poco más de esa basura cósmica que da vueltas a la tierra.

Incluso temo nombrarlo, teclearlo, como ahora,

no vaya a ser que la magia se disipe (y más cosas de esas que nos decimos cuando las cosas van «bien»… tu sabes!).

 

El otro día (acompañada, claro está) vi que no suelo cerrar el ‘ciclo de la necesidad’ de/en esta emoción.

[En la Comu Soy1Soy4 senti-aprendí hace poco que las necesidades tienen este ciclo: 1. Sensación // 2. Percepción // 3. Energetización // 4. Acción // 5. Contacto // 6. Retirada // 7- Celebración o duelo]

Entonces veo que hay una parte de mí que quiere seguir flotando,

habiendo pasado por todas las fases pero sin querer llegar a la 7,

incluso cuando he tenido durante más de 12 horas los pies a unos centímetros por encima del suelo,

y me siento realmente agotada.

(Ojalá flotar siempre con un nudo firme de varias vueltas… ¿verdad?)

 

También sé que me cuesta celebrar.

«No están los tiempos para mucha fiesta»- Pienso.

Y tampoco tenemos una cultura a medida de nuestros calendarios cíclicos,

solo tenemos esos días de guardar que marca el calendario fálico-gregoriano.

 

Hoy es un buen día para validar y celebrar la ciclicidad. Luna llena.

Nos imagino aullando fuerte, en un grito alegre y que diga que aquí estamos.

Juntas, alrededor de un fuego y con perreo feminista sonando de fondo.

“Viva el perreo y muerte al trabajo”- retumba en mi cabeza el lema de Tremenda Jauría.

Cada una con sus logros (y sus errores) sabiendo que todos son importantes,

y que los hemos logrado (o hemos sobrevivido) juntas,

Y que sin elle, sin ti, sin mi, no hubiera(n) sido posible.

 

“Nuestro cuerpo cíclico no entra en vuestro sistema lineal”.

Con dos. Habia que decirlo y se dijo. Yo en realidad dije algo más largo…

Y Oihane lo ha sintetizado cogiendo la referencia de este artículo que, para mi y también para otras, fue semilla,

y lo ha puesto en una bella ilustración.

Y me la ha enviado con un mensaje llenito de cariño.

Contándome que está disponible para la manada que ya somos e invitándome a la suya.

¡Y que así sea!

 

Siento la Vida un regalo escurridizo.

Sobre todo sabiéndome en fase ovulatoria, esos días en los que veo el mundo (algo más) amable.

Soy consciente de que muchas veces (cuando lo siento, que ha quedado claro que soy cíclica),

si esto es así, es porque tengo el privilegio de habitar espacios seguros.

(¿Cómo puede ser esto un privilegio?)

Espacios protegidos,

lugares en donde me permito ser, y se me valida.

Expreso lo que hago sin ser juzgada y con ello yo tampoco me machaco, o al menos, lo hago menos.

A ver, que no todo es un campo de rosas, entiéndanme…

Quiero decir que habiéndolos sentido mínimamente seguros,

me he ido animando a expresarme,

a hablar de cuerpos, emociones y menstruaciones,

y esto me alegra mucho el alma. Y hace que me sienta llena de gratitud.

 

Y me hincho otro poco y vuelvo a temer procurando imaginar cuándo saldré volando.

“Agarra bien la cuerda, peque”.

 

Hoy celebro conmigo, contigo.

Y aúllo con todas las otras peques, con las que, juntas, sostenemos nuestros globos.

 

19 de noviembre del 2021. Ovu dia 10.


*La maravillosa ilustración de este post es de Oihane Beñaran (IG: @sorginkeriak)

**Una de las razones de mi gratitud es que me van a dar un premio por un texto y un dibujo (pintado con sangre, obvio, jejeje) en el concurso (y otro montón de cosas molonas para dar visibilidad a las mujeres* rurales) que ha organizado la federación Landaola dentro del proyecto «Landa Emakumeak Gara».

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